"Para otro tipo de alergias, por ejemplo las respiratorias como rinitis crónica, ya se sabía que el anticuerpo Inmunoglobulina E (IgE) se produce en la mucosa nasal, pero en el caso de las alimentarias el lugar de origen de los anticuerpos todavía no estaba probado", explicó Guillermo Docena, investigador del Conicet y vicedirector del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, Conicet-UNLP).

El científico destacó que "en este trabajo, logramos no solo localizarlos en el intestino, sino también describir los mecanismos por los cuales se generan".

La investigación realizada por expertos del Conicet se llevó a cabo en colaboración con profesionales del Hospital de Niños "Sor María Ludovica" de La Plata en la que se logró observar por primera vez evidencia directa de que esos anticuerpos se originan también en el intestino humano, precisó un comunicado del Conicet.

Y destacaron que el hallazgo acaba de ser publicado en la revista Allergy.

La alergia a la proteína de la leche es una de las más frecuentes en menores de un año, y ocurre cuando el sistema inmunitario confunde a las proteínas de la leche con una sustancia perjudicial y produce anticuerpos -entre ellos IgE-, causando daños al propio organismo.

Uno de los principales síntomas que puede hacer sospechar la existencia de una APLV (alergia a la leche de vaca) es un pequeño sangrado rectal, ante lo cual se suele indicar una colonoscopía en el paciente y la presencia de pólipos en el intestino de muchos niños y niñas fue el puntapié inicial del estudio científico.

Luciana Guzmán, jefa del Servicio de Gastroenterología del Hospital de Niños y una de las autoras del trabajo, explicó que "aunque son benignos, este tipo de tumores se extirpan y analizan porque debido a su consistencia sangran con frecuencia y tarde o temprano terminan provocando una anemia".

Los tejidos de las biopsias comenzaron a enviarse al IIFP para corroborar o no aquella hipótesis y a través de distintos métodos los científicos detectaron la presencia de células productoras de IgE en la mayoría de las muestras, una evidencia directa que relacionaría la existencia del pólipo con la respuesta inmune frente a un alimento determinado.

"Y otra cuestión que también observamos es que estos pólipos se comportan como ganglios linfáticos, que se inflaman cuando hay una infección. Entonces es probable que, cuando hay una inflamación en el intestino de estos pacientes, aparezcan estos pólipos que generan los anticuerpos que a su vez producen la alergia y todos los síntomas relacionados", señala Docena.

Guzmán sostuvo que hasta el momento "no es posible asegurar que no vuelvan a salir luego de su extracción, o que ese procedimiento detenga definitivamente la producción de anticuerpos".

Docena confía que en el futuro "no sea necesario indicar una dieta sin leche y sus derivados, con todo lo que eso conlleva en etapas de crecimiento, y la reacción alérgica se pueda frenar con la sola eliminación de los pólipos en el colon".