Cinco gobernadores de distintos confines del país decidieron ocupar el lugar que quedaba vacío entre el kirchnerismo y la derecha extrema de Milei. Lo hicieron de forma sigilosa, volando por debajo del radar de la Casa Rosada y camuflados detrás de la movida de los 24 mandatarios provinciales que se unieron para redistribuir a favor de las provincias y por medio del Congreso los fondos de los Aportes del Tesoro Nacional y del impuesto a los combustibles. El miércoles pasado se presentaron como “el grito federal que necesita voces en el Congreso”.
Maximiliano Pullaro, el cordobés Martín Llaryora, el jujeño Carlos Sadir, el santacruceño Claudio Vidal y el chubutense Ignacio Torres le dieron una vuelta de rosca electoral al agitado mapa de gobernadores, maltratados y dejados de lado por la Casa Rosada. El correntino Gustavo Valdez sería el próxima a sumarse, aunque no el único.
Los que no formarán parte por ahora son el entrerriano Rogelio Frigerio, que está convencido de que si divide votos con La Libertad Avanza en su provincia el peronismo les ganará la elección. El mendocino Alfredo Cornejo va por el mismo camino. Y Leandro Zdero hace meses hizo lo propio en Chaco.
No hay que descartar que gobernadores que por cuestiones estrictamente electorales se abrazan ahora a LLA, cuando se venga la noche abandonen el seguidismo a la Casa Rosada y pasen a articular con el bloque federal. El gobierno nacional, en su afán por dibujar futuros más alagüeños que el presente, viene avisando que después del 10 de diciembre, tras “arrasar en las elecciones”, irá por reformas estructurales, entre ellas una fiscal. Se va a meter con los recursos de las provincias, con la coparticipación y los impuestos que cobran.
Porque lo primero a tener en claro es que este bloque de cinco provincias gobernadas por dos radicales, un PRO y dos peronistas no es un bloque ideológico en términos político-partidarios. Lo es en términos de defender el rol del Estado y el federalismo que consagra la Constitución. Pero por sobre todo apunta a ser un bloque de poder para mejorar sus condiciones de negociación con el gobierno nacional.
Aliados
Para eso persigue una estrategia asociativista que particularmente Maximiliano Pullaro cultiva activamente desde el princupio. Primero con el vecindario, con la revitalización de la Región Centro, el espacio histórico que une a Santa Fe con Córdoba y Entre Ríos. Y luego con la Región Litoral, una asociación más ancha todavía, que agrega a Chaco y Corrientes.
Esos ámbitos seguirán articulando en lo productivo, geográfico, infraestructura, seguridad y otras áreas. Lo electoral tomó otro rumbo, por la realidad propia de cada provincia y alimentada la pobre visión política que el gobierno de Javier Milei tiene del país. Solo eso explica que las 24 jurisdicciones subnacionales se aliaran para obligarlo por ley a redistribuir recursos. Y ahora cinco de ellas, de latitudes distantes y diferentes en gobiernos, población, economías e idiosincrasia, se animan a darle batalla en las urnas.
El grito federal
“Hay un grito federal que necesita voces en el Congreso”, dice la primera línea del comunicado fundacional del espacio. La intención es explícita: reunir la mayor cantidad posible de legisladores nacionales. ¿Con qué objetivo? Sigue: “Defender los intereses de nuestras provincias y contribuir a la gobernabilidad”. En definitiva, un bloque de poder pragmático, ordenado políticamente, a distancia del kirchnerismo y sus aliados y que, avisa, no se interpondrá en el camino del gobierno nacional en la medida que atienda los intereses de las provincias. La posibilidad de que el espacio evolucione a una propuesta presidencial en 2027 depende de innumerables variables que hoy no tiene sentido detenerse a analizar.
Los gobernadores declaran “innegociable” el equilibrio fiscal, “resultado de los ajustes que hicieron las provincias y la Nación”. Esa es la plataforma de acuerdo desde la que se proponen tratar con el gobierno, y de paso le ponen la otra mejilla a los insultos del presidente, que hace solo tres semanas trató a los gobernadores de ser “unos hijos de puta” que “quieren destruirlo” y “romper el país”.
La elección que se viene
Si bien el comunicado fundacional dice que resolvieron “competir mancomunadamente”, la propuesta electoral tendrá distintas denominaciones en cada provincia, de acuerdo a la realidad de cada una y las alianzas vigentes.
El objetivo del bloque federal no es alcanzar equis porcentaje de votos en el país el 27 de octubre. Será una minoría claramente desde el momento que CABA y provincia de Buenos Aires no son parte. Apuestan a reunir la mayor cantidad de bancas posibles y desde allí convocar a legisladores y espacios parlamentarios que no están encuadrados en un proyecto político nacional.
Una legisladora nacional que en estos dos años vio desde adentro las consecuencias de la atomización de la Cámara de Diputados destacó que la movida federal surja desde gobernadores con poder territorial, gestión y votos, y no de grupos de legisladores que en la necesidad de hacer volumen se amucharon en bloques poco estables que por lo general votan divididos. La llegada al Congreso de un bloque con anclaje en las gobernaciones debería tener capacidad de convocatoria y reorganizar ese mapa parlamentario. El chubutense Torres, por ejemplo habló de hasta un significativo bloque de 20 senadores sobre 72.
Fuera de Unión por la Patria y La Libertad Avanza, el mayor signo de interrogación es qué pasará con los radicales que no son parte de las provincias confederadas y el PRO. Ambos enfrentan un futuro incierto al calor de las divisiones internas y la manifiesta intención de los libertarios de licuarlos y quedarse con su electorado.
¿Podrá ser el naciente proyecto federal un dique de contención a esa amenaza?
Porque en definitiva, además de la necesidad de defender los recursos de sus provincias y pelear por la infraestructura productiva, el denominador común entre los peronistas productivistas Llaryora y Vidal, Torres del PRO y los radicales Pullaro y Sadir es frenar la ofensiva de La Libertad Avanza que pretende quedarse con la mayoría de los lugares de esas provincias en el Congreso y en algunos casos arrebatarles la base electoral con la que llegaron a las gobernaciones.
Pullaro en la escena nacional
Que el gobernador Pullaro sea uno de los articuladores de la movida del bloque federal tiene implicancias en Santa Fe, donde en medio de la reforma constitucional los distintos partidos políticos negocian las alianzas que deberán inscribir el 7 de agosto y diez días después las listas con nombres y apellidos.
Ahora no caben dudas de que la lista que se armará en la Casa Gris la encabezará un radical pullarista o por lo menos muy compenetrado con el gobernador. Podría pensarse en el ministro Gustavo Puccini, que es el más fiel representante del proyecto productivista que pregonan Pullaro y el bloque federal; o en el senador y presidente de la UCR Felipe Michlig, que viene dando señales de aspiraciones por encima de su extenso ciclo de senador departamental.

Con respecto a los partidos que en Santa Fe son parte de Unidos, ahora hay un camino indicativo que podría ser ordenador, que les permite margen de maniobra, pero que puede dejarlos en contradicción con la estrategia del gobernador si el día de mañana, tras un acuerdo con los otros gobernadores y la Casa Rosada, llama a votar a favor o en contra de determinado proyecto.
Esta semana será clave para definir la estrategia electoral del espacio, que no llevará el nombre Unidos, aunque encarna su ideario. Un candidato/a del PRO en segundo lugar puede facilitar la empatía con los sectores del electorado más disputados con La Libertad Avanza. La desventaja es que un segundo lugar es un precio alto por una familia desperdigada como es hoy el PRO.
Una parte, liderada por Federico Angelini, jugará con La Libertad Avanza aunque no vaya en las listas. Y el diputado Gabriel Chumpitaz, que mantiene vínculo con el gobernador, oficina y puestos en el gobierno provincial, competirá por afuera, tanto de la lista del oficialismo santafesino como de LLA, que no le abrió sus puertas a pesar de sus innumerables gestos de acercamiento y de compartir ideario. Se dice que mantiene conversaciones con la Ucedé por el sello electoral, y que no se privará de usar la palabra “libertad” en el cabezal.
Por su parte la conducción del socialismo quiere ver quién será la cabeza de la lista. “Si tiene un discurso que no puede definirse sobre el gobierno nacional, para nosotros será muy difícil ser parte”, explicó un dirigente. El PS reclama un lugar protagónico, es decir el segundo casillero de la lista, de lo contrario las autoridades partidarias marcan su disposición a jugarse una patriada e ir en soledad.
En la Casa Gris hay negociadores radicales que muestran disposición a unificar lista, pero también analizan cuestiones de conveniencia. ¿Una lista del PS le quita votos al oficialismo provincial o puede quedarse con una porción de centroizquierda que de no tener otra oferta puede engordar al peronismo?
Hay un factor más a tener en cuenta en este análisis. Ser parte de la lista que arme la Casa Gris implica que el día de mañana cuando Pullaro y los otros gobernadores acuerden con el gobierno apoyar tal o cual medida porque favorece los intereses de las provincias, los diputados tendrán que levantar la mano.
No es lo que ocurrió en estos dos primeros años de Milei, donde salvo la diputada Melina Giorgi y los senadores Eduardo Galaretto y Carolina Losada, el resto de los legisladores santafesinos no peronistas no consultaba cómo convenía votar. Según fuentes de la Casa Gris, este fue un tema que el gobernador le planteó a los socios de Unidos en una de las primeras conversaciones sobre la estrategia electoral a seguir.
En medio de la atomización que vive el PRO, ese alineamiento no le sería problemático. Mucho menos para los radicales que al fin podrán aferrarse a un proyecto concreto que los saque de la guerrilla interna que carcome al centenario partido. Menos margen de acción le queda al Partido Socialista, cuya conducción ratifica la condición de partido nacional y opositor franco al gobierno nacional.
Libertarios y peronistas
Por su parte, La Libertad Avanza se encamina a una jugada electoral que hecha por los partidos tradicionales hubiera sido atribuida a los peores vicios de los políticos. Y sí, la política requiere de conquista y conservación de espacios de poder, y a veces la necesidad tiene cara de hereje. Hasta que se desmienta, todo indica que la puesta es a que la diputada Romina Diez, referente de Karina Milei en Santa Fe, renuncie a la banca de diputada que asumió en 2023 para candidatearse por la misma banca. La Casa Rosada busca una oferta electoral de indudable vínculo con los hermanos Milei y en la que la lealtad y subordinación sean condición excluyente.

El peronismo, en tanto, va camino a una oferta diversa. El perottismo, que ideológicamente está más cerca de la movida del bloque federal de gobernadores que del resto del PJ, pidió candidaturas de consenso, aunque es difícil que el resto le ceda protagonismo. El sector del ex gobernador Omar Perotti lo sabe y es probable que el comunicado de esta semana sea la preparación del terreno para competir por afuera. O en todo caso el intento de avisar que podría ir por afuera para que desde el PJ nacional los llamen para evitarlo.
Entre los grupos internos que conducen el partido, Agustín Rossi ya está lanzado y en campaña, Eduardo Toniolli busca ser reelecto. Las cosas están trabadas ahí. Ni en Buenos Aires ni en Santa Fe parece haber alguien interesado en meterse a resolver el entuerto de la lista. Si en la provincia no se ordena, habrá que mirar con atención a San José 1111. Desde su domicilio Cristina Fernández sigue de cerca las alternativas a través de distintos dirigentes. Desde hace dos semanas sumó un canal de contacto directo con Juan Monteverde, que se ya contaba con línea abierta con Sergio Massa. Ciudad Futura tiene una alianza con el Movimiento Evita, y por lo tanto empuja la candidatura de Toniolli en un marco de unidad, que a esta hora será la “mayor unidad posible”, según confesó un alto dirigente partidario.
Para los próximos días quedan varias incógnitas por develar. ¿Los senadores apoyarán a Agustín Rossi en el marco de los acuerdos políticos vigentes o buscarán colar un candidato propio en la lista? ¿Es cierto que el ex Midachi Dady Brieva es candidateable o solo están usando ese nombre para alborotar la previa de las negociaciones? ¿La concejala de Ciudad Futura Caren Tepp es una alternativa para destrabar la disyuntiva entre Rossi y Toniolli y de paso zanjar el requisito de cupo femenino que exige la ley electoral? ¿Cuánto están dispuestos a ceder quienes conducen el PJ en post de esa “mayor unidad posible”?