Maximiliano Pullaro alcanzó esta semana otro objetivo fundamental en el camino de la consolidación del proyecto político de Unidos que desde diciembre de 2024 avanza a paso arrollador en Santa Fe. El hecho en cuestión es la autorización de la Legislatura para tomar hasta 1.000 millones de dólares de deuda en el mercado de capitales internacionales que solo podrán ser destinados a infraestructura pública. Una segunda autorización, menos excepcional, es por otros 150 millones y servirán para reformular la red de accesos a la zona portuaria del Gran Rosario.
Con esas “reservas” el gobierno provincial se aseguró la sostenibilidad de su ambicioso plan de infraestructura pública más allá de los vaivenes económicos y políticos que se sucedan en el país los próximos años.
También tiene efecto sobre la gobernabilidad, porque a la vez que consolida una idea de largo plazo para Unidos y alfombra el camino a un segundo mandato junto con la casi asegurada reelección que habilitará la reforma constitucional, le da al Ministerio de Economía margen para maniobrar con los recursos corrientes ante las contingencias futuras, desde reclamos salariales hasta caída de recaudación o situaciones extraordinarias que se presenten.
El trámite fue votado por unanimidad en el Senado. En Diputados la oposición no acompañó y Unidos lo sancionó con sus 28 votos y dos aliados. El peronismo, único bloque opositor que tiene bancas en ambas cámaras, votó en contra en la Cámara baja y a favor en la alta, señal inequívoca de que la Casa Gris, que hasta no hace mucho se las arreglaba con su propia mayoría, volvió a poner en valor a los caciques departamentales del PJ.
Es para seguir de cerca los movimientos en ese cuadrante de la política santafesina. Si, como parece, recobra vigencia la regla de que el Senado es oficialista por naturaleza hay que preguntarse si algo de ese espíritu se prolongará a la Convención Constituyente que comienza en treinta días.
Al igual que Unidos, el peronismo aún tiene pendiente definir la conducción del bloque de constituyentes, lo que ocurrirá después de las elecciones del 29. Un buen resultado para Juan Monteverde en Rosario lo posicionará para pelear la intendencia en 2027 y reforzará su papel en la constituyente y dentro del bloque.
Sin embargo dentro del peronismo hay diversidad de posturas, como quedó demostrado en la Legislatura con el tema del endeudamiento. ¿Cuál será el perfil del principal bloque de la oposición en la constituyente? ¿El acuerdista que mostraron los senadores o el opositor que se vio en Diputados?
El rol de la Legislatura
La autorización de una operación de crédito por 1.000 millones tiene múltiples lecturas, varias de las cuales fueron abordadas en el debate legislativo, como el criterio de oportunidad, las condiciones del mercado de deuda, la conveniencia de contraer pasivos en moneda extranjera, el monto voluminoso, la posibilidad o no de recuperar parte de esa inversión, entre otras.
Lo que no se explicitó a la hora de los argumentos, pero que inquieta tanto a sectores del oficialismo como de la oposición, es la pérdida de protagonismo de la Legislatura en una escena política dominada por la centralidad de un Ejecutivo fortalecido y con suficientes herramientas para capear la gobernabilidad en distintos frentes.
Vale la pena repasar. El gobierno acaba de asegurarse un colchón de 1.000 millones de dólares (en realidad son unos 2.000 si se suman otros créditos autorizados con anterioridad y aún no ejecutados) y tiene las emergencias vigentes en las áreas críticas del Estado, las reformas en la Justicia y la seguridad, orden fiscal, mayoría en ambas cámaras para controlar la agenda y la reforma constitucional en marcha.
Con todos esos frentes cubiertos, salvo imponderables graves, Pullaro tiene el tránsito alfombrado para llegar al final del mandato sin grandes sobresaltos y mientras tanto construir su reelección. Deberá reconocérsele que además de la mayoría en ambas cámaras, Pullaro tiene plan político y estrategia para llevarlo adelante.
Medio Oriente y Buenos Aires
Córdoba, Mendoza, provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires también quieren aprovechar “la ventana de oportunidad” que se abrió para el país en los mercados internacionales. Deberán esperar: esa ventana se cerró repentinamente el viernes a la mañana cuando Israel atacó a Irán, solo doce horas después de que en Santa Fe Diputados aprobara el crédito.
El conflicto en Medio Oriente obligará a postergar cualquier colocación de deuda en el exterior. Ya no es el problema de si la tasa va a ser de 9 o 10%, sino que los mercados esperarán a ver la evolución de los acontecimientos y el impacto en las finanzas internacionales.
Sea como sea que cada provincia llegue a la autorización para tomar deuda, antes de poner un pie en Nueva York deben pasar por Buenos Aires para que el gobierno nacional firme la garantía soberana (el Estado nacional es el garante de última instancia ante las operaciones fuera de jurisdicción de las provincias).
Esa firma depende exclusivamente de la voluntad del presidente y el ministro de Economía. En los últimos veinte años Santa Fe accedió a los avales, pero hubo momentos que la Casa Rosada los pisó por motivos políticos y se generaron controversias.
Eso mismo ocurre con el préstamo de un organismo multilateral que viene atado a la realización de los Juegos Suramericanos que se realizarán el año próximo en Santa Fe. A pesar de que el cronograma de obras está comprometido, Nación todavía no pone el gancho, obligando a la provincia a iniciar las obras con recursos propios.
Justificación formal de la demora no hay, por lo tanto ganan terreno las teorías y especulaciones. La que más adeptos tiene en la Casa Gris es que el gobierno nacional primero quiere ver el resultado de la trascendental audiencia del 25 de junio en la Corte Suprema de Justicia por la deuda que Ansés mantiene con Santa Fe por unos 700.000 mil millones de pesos.
Audiencia en la Corte
Por el momento nadie muestra sus cartas ni filtra información sobre cómo llegarán las partes a esa audiencia. El gobernador dice que va a escuchar qué propone Nación –Pullaro casi seguro irá acompañado de los ex gobernadores Perotti y Bonfatti– pero al mismo tiempo anticipó en declaraciones públicas que no está dispuesto a aceptar un trato como el que firmó Córdoba, lo que equivalió a poner un piso a partir del cual estaría dispuesto iniciar una negociación.
Hay cierto desconcierto en el gobierno nacional con la Corte Suprema. No porque dos de los tres jueces que presidirán la audiencia sean santafesinos, sino por la confirmación de la condena a Cristina Fernández, que hubiera preferido que sea más adelante, en otro momento.

La Corte dio una muestra de “independencia”, al menos ante el gobierno de Milei y de sus tiempos. Los cortesanos lo privaron de la “enemiga” ideal para sus planes en provincia de Buenos Aires y lo pusieron a lidiar con la militancia movilizada, cortes de calles y rutas y la marcha de este miércoles que acompañará a Cristina hasta los tribunales de Comodoro Py.
La Casa Rosada tenía grandes planes para ella, la quería en la cancha. No será posible. ¿Está Macri detrás de esa jugada? Es posible, pero inverificable por el momento. El dato objetivo es que el escenario electoral en provincia de Buenos Aires se modifica, tanto para el oficialismo como para la oposición.
El otro dato inobjetable es la centralidad que recobró Cristina. Centralidad que ella misma construyó al anunciar su candidatura cuando supo que era cuestión de días o semanas para que la Corte la enviara a prisión. ¿Qué ocurrirá con esa centralidad, cuánto tiempo durará, qué hará el peronismo con eso?
El efecto inmediato, según repiten dirigentes del peronismo, fue una suerte de cohesión que el día anterior no existía, pero nadie se aventura a ir un poco más allá. ¿Cohesión por cuánto tiempo? ¿Para qué?
El momento del peronismo es crítico. Con Cristina en prisión y el futuro que no se deja ver.