Hay demasiadas dudas sobre la muerte de Giovani Mvogo. No hay evidencias de que el adolescente de 17 años se haya quitado la vida la madrugada del 28 de noviembre de 2024 en el Parque España. Esa primera versión oficial, que instaló el personal policial que actuó en el caso, no es aceptada por la familia. No se trata de una negación de lo ocurrido solo por el dolor. Los padres de Gio y sus abogados recopilaron huecos sin explicación en ese relato y enumeran una serie de irregularidades desde el inicio de la investigación.
Esas falencias no terminan de construir una nueva hipótesis clara, al menos que tenga elementos concluyentes que la validen. Pero a ocho meses de la muerte violenta, el caso desnuda una deuda en el accionar de los organismos encargados de explicar qué pasó.
Para Desire Mvogo, el padre de Gio, migrante llegado desde Camerún en 2004, la ausencia de respuestas y la desidia son parte de un maltrato institucional porque su hijo nacido en Rosario era negro como él. Vanesa Palavecino, la mamá del chico que jugaba al vóley en Central Córdoba, denunció a los responsables de la pesquisa por omisión de los deberes de funcionario público y por “acto de racismo”.
Desde Fiscalía, aclararon a Rosario3 que no descartan “ninguna hipótesis” y que “todas las líneas de investigación tienen medidas en curso”. Para la familia y sus abogados, las inconsistencias en el relato inicial del suicidio son varias pero pueden agruparse en cuatro ejes.
1. Protocolos, rastros y ADN
Giovani pasó la tarde del miércoles 27 de noviembre con su novia. Después, comió un choripán y tomó una gaseosa en un kiosco de Ovidio Lagos y Uriburu. Pagó con una transferencia que hizo su madre que vive en Añatuya, Santiago del Estero, y hablaron por teléfono a las 23.20.
A la medianoche, volvió a su casa en Puente Gallego, zona sudoeste, donde el padre lo saludó. Desire está separado de Vanesa hace años y construyó una familia con otra mujer en la ciudad.
Por algún motivo que no está claro, volvió a salir minutos después de su hogar en calle Playa Chica. Por los datos de su tarjeta de Sube, se tomó un colectivo 132 a la 1.01. Aunque hay cámaras en esa unidad, las imágenes no se encontraron (sí de los viajes anteriores, cuando Gio volvió a su casa). Tampoco existe ninguna pista del lugar en donde pudo haberse bajado.
El chofer de ese colectivo declaró que no lo recuerda, algo que fue cuestionado por el padre. El dato objetivo es que alguien usó la tarjeta a esa hora en ese colectivo.
Las cuatro horas siguientes son una nebulosa. No hay testimonios ni ningún registro hallado en las cámaras de seguridad de la red municipal o de privados. Hasta que el sistema de 911 recibe un llamado por un cuerpo junto a un charco de sangre debajo de las escaleras del Parque España, sobre la explanada frente al río.
A las 5.10 del jueves 28, llegaron los policías de la Brigada Motorizada y a las 5.15 un médico del Sies constató el “óbito”. En el acta, consta la presencia del DNI (“Giovani Eteme Elber Mvogo”) pero no su celular.
El personal policial trató desde el inicio el caso como un “suicidio”. Los agentes desnudaron el cuerpo en el lugar y, según el acta de procedimiento de la PDI, se tomaron dos decisiones clave. No consideraron necesario el examen criminalístico de las ropas (no se buscaron rastros de sangre, ADN o de una probable pelea previa) y se descartó una violación (lo que hubiese activado otro tipo de protocolos y medidas de investigación).
El certificado de defunción identificó un “politraumatismo grave” por “caída en altura” aunque “se ignoran detalles”. La investigación del caso que este medio dio a conocer quedó en manos de la fiscal de Homicidios Culposos Mariana Prunotto.
Esas primeras horas de lo que se hizo, pero sobre todo de lo que no se hizo, son cruciales para el estado de la causa ocho meses después. Los abogados del Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) que asesoran y dan patrocinio jurídico a la mamá y al papá de Giovani dejaron por escrito las quejas sobre la forma (“sesgada”) en que se desarrolló la investigación.
Al encarar las tareas como un suicidio, “no hubo gabinete que cautelara la escena, que buscara rastros en el lugar” y “tampoco se tomaron muestras biológicas bajo las uñas del joven”.
“No hemos detectado al día de la fecha ningún indicio, ninguno, que nos permita inferir como verosímil que el joven haya decidido matarse, todo lo contrario”, siguieron y reclamaron que familiares y amigos de Gio “tienen derecho a saber qué le pasó”.
Si bien la fiscal Prunotto no accedió a una entrevista con este medio, desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA) defendieron las actuaciones ya que “en la escena no se hallaron armas de fuego o arma blanca o rastros presumibles de violencia en la que hayan participado terceros” (ver más detalles en nota aparte).

2. El llamado al 911: un policía
“A nosotros nos dijeron que el llamado al 911 había sido de un anónimo, después que era una persona que no podían ubicar porque le habían robado su celular y al final nos enteramos de que era un policía de Buenos Aires”, recordó Vanesa, la mamá de Gio, en diálogo con Rosario3.
El hombre de 34 años es un agente federal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Contó que esa madrugada estaba en el Parque España porque no podía dormir y tipo 3 salió solo del hotel céntrico donde estaba alojado. Caminó unas 20 cuadras hasta el bajo y compró tres cervezas en un kiosco 24 horas.
Unos 15 minutos antes de las 5, decidió subir las escalinatas del Parque para, según declaró, sacarle una foto con su celular al amanecer. Faltaba una hora para que saliera el sol ese día.
Desde ahí, siempre según su testimonio, se asomó por la baranda y vio debajo un cuerpo y un charco de sangre alrededor de la cabeza. Entonces, llamó al 911 y bajó a la explanada. A los 10 minutos, llegaron los policías de Motorizada.
El agente de la fuerza nacional estaba en la ciudad como parte del patrullaje del Plan Bandera, que se hace en conjunto con la provincia. En la jornada previa, el miércoles 27, estuvo de turno hasta las 19 en la zona de Seguí y Avellaneda. A los padres del chico fallecido esa referencia los alteró y aumentó sus sospechas sobre ese policía: “Esa es una zona donde Gio andaba y había estado cerca ese mismo día”.
Si bien una vecina de Puente Gallego dijo que vio patrulleros con el adolescente en la parada de colectivos ese día, no dio más precisiones y cuando fue citada a declarar no se presentó.
El hombre de la PSA relató que "la foto del amanecer" la envío por Whatsapp a su jefe de la fuerza. Pero no existe un registro porque la mandó con el modo temporal, que se borra al poco tiempo. Tampoco pudo aportar su celular: dijo que se lo robaron tres días después de la muerte de Gio.
El domingo 1 de diciembre, afirmó, salió a caminar, otra vez de madrugada. Cerca de las 4, una persona le robó los dos aparatos que usaba. La denuncia la hizo recién al día siguiente, el 2, y el 3 terminó su tarea y dejó la ciudad.
Sobre esa persona, Fiscalía adelantó que “se le tomará ampliación de la declaración”.
3. Las cámaras y las imágenes que se perdieron
El comisario de la segunda, Diego Sánchez, elevó el pedido de imágenes a la Central de Monitoreo de la Municipalidad el mismo jueves 28 de noviembre. Requirió el registro de varios domos del entorno del Parque España: la zona del anfiteatro, la barranca, la boletería y Sarmiento y Armas (el bajo), en una franja horaria desde las 23.30 hasta las 5.30.
Se informó en un primer momento que de las ocho cámaras de videovigilancia pedidas solo una funcionaba, eso no es exacto. El domo de la explanada inferior no estaba activo pero otro en el que se ve la base de la escalinata sí. Si bien no se lo ve llegar a Giovani, surge de ahí que hubo gente hasta las 3.45. El hecho, por lo tanto, habría sido posterior a esa hora.
Otros aparatos de monitoreo quedaron en un gris: no es que no andaban sino que las imágenes “no están disponibles”. No está claro si fueron borradas o no se compartieron por otros motivos. Algo similar ocurrió con el registro audiovisual de dos edificios con cámaras privadas que apuntan al Parque España. Ese aporte podría ser clave para determinar por dónde llegó Gio, a qué hora y si estaba solo.
Una de esas imágenes, de Salta y avenida del Huerto, fue informada como no valiosa por el perito que las vio. Sin embargo, cuando el equipo del CAJ tomó el caso, semanas más tarde, entre ellos los abogados Juliana Tagliatti y Salvador Vera, detectaron que ese video no estaba completo: se corta a la hora aproximada de los hechos. Las otras cámaras del edificio sí funcionaban: grabaron bien y no tienen interrupciones de ese tipo. El corte es visible por el reloj en la pantalla pero el brigadista escribió que no había “elementos de interés”.
La fiscal también pidió las imágenes del edificio en la esquina de Mitre y Del Huerto. Para el agente que debía revisar esa posible prueba, no había nada importante que anotar. Los abogados de la familia también quisieron revisar ese registro pero el DVD se perdió, les dijeron desde el MPA.
Desde el área de prensa de ese organismo, solo respondieron que “hay un grupo de cámaras que tiene plazo de almacenamiento de imágenes” (es decir, se vieron y luego se borraron). Por otro lado, confirmaron que otros aparatos de la zona no funcionaban (ver más aparte).

4. El celular se activó en el barrio
Pasada la medianoche del miércoles 27 de noviembre, Giovani respondió mensajes en su celular. Lo tuvo al menos hasta minutos antes de salir de su casa en el inicio de la madrugada del jueves 28. Pero no estaba entre sus ropas ni en la zona del Parque España cuando su cuerpo fue hallado a las 5.
Según fuentes de la causa, media hora antes de eso, el aparato que pertenecía a Mvogo se activó cerca de su casa en el barrio Puente Gallego, es decir a 13 kilómetros de distancia o más de una hora en colectivo. No es verosímil que alguien lo encontró tirado en el Parque España, se volvió al mismo barrio del fallecido, le cambió el chip y lo probó.
Aunque la persona que aparece como titular de ese chip fue encontrada, no dio una explicación clara de que por qué tenía ese celular. Se hicieron allanamientos pero el celular, que estuvo en uso tres meses, hasta febrero de 2025, nunca fue encontrado.
Fiscalía informó que el lugar donde se activa no es preciso porque es captado por una antena que abarca un espacio geográfico muy amplio. Las acciones sobre ese punto están “en reserva porque hay medidas de investigación en curso”, agregaron los voceros.
La reconstrucción
Los padres de Gio reclaman hace meses la reconstrucción de la muerte. Una de las explicaciones que no les cierran son las heridas. Sobre todo una lesión en el costado del tórax, debajo del brazo: una raspadura que para ellos no coincide con la caída en altura.
La autopsia la justifica como marcas compatibles con un golpe contra un aire acondicionado o unos toldos enrrollados en la pared, donde pudo haber impactado antes del piso.
“Si llega a golpearse así se rompe algo, no se hace esta raspadura”, replicó la madre y mostró la foto. Vanesa cree que el chico pudo haber sido arrastrado o empujado desde la baranda del Parque España. Eso coincide con las sospechas que le despierta el policía que llamó al 911. Quizás hubo una discusión previa. Gio no era de pelear pero respondía si lo provocaban. Ella escribe en su cabeza las escenas que la investigación no aclara.
La reconstrucción buscará echar luz sobre cómo o desde dónde pudo haber caído, tirado o arrojado Gio. Se complementará con modelos digitales que pueden darle más realismo y variantes.
El equipo de la fiscal Prunotto la considera “una medida investigativa de importancia”. La reconstrucción en ese lugar se demoró porque exigía contar con permisos municipales. Se realizará el próximo jueves 7 de agosto a la mañana. Además, este viernes los padres serán recibidos por el fiscal regional Matías Merlo.
En las líneas de investigación surgen huecos que habilitan cualquier teoría conspirativa o de encubrimientos. Las dudas sobre la versión de suicidio no prueban, tampoco, la existencia de un homicidio. Hasta ahora, la falta de certidumbre para la familia es una forma de injusticia.