Por Esteban Ferri, presidente comunal electo de General Lagos

Pasaron las elecciones generales del 29 de junio en la provincia de Santa Fe. En General Lagos, se trató de la sexta elección consecutiva en la que recibimos el acompañamiento mayoritario de la comunidad. No es un dato menor. Lo que podría parecer sólo un número o una repetición estadística encierra, en verdad, algo más profundo: la validación de un proyecto político que construye desde la cercanía, la planificación, el respeto y los hechos concretos.

Este año, por primera vez, la oposición presentó internas en las PASO de abril. Cuatro candidatos diferentes han representado ese espacio en las últimas seis elecciones, reflejando una falta de continuidad y de proyecto sostenido. En cambio, nuestro equipo, con una identidad clara y un horizonte compartido, se ha fortalecido con el tiempo, aun en contextos adversos.

En estas elecciones generales hubo menos participación respecto a las PASO, una tendencia que se repite a nivel provincial. Sin embargo, lejos de afectarnos, aumentamos la cantidad de votos respecto a la instancia previa. Mientras tanto, la oposición no logró consolidar una sumatoria de voluntades, como esperaban. De hecho, el porcentaje de votos a favor de nuestra propuesta creció, consolidando un 70% de respaldo popular. Ese número, que se destaca en toda la provincia, habla de un lazo fuerte entre comunidad y gestión, algo que en pocos lugares de Santa Fe sigue vigente.

Quiero detenerme especialmente en esto: el valor de sostener un proyecto con apoyo real en las urnas. En tiempos donde la política muchas veces se decide por marketing, algoritmos y discursos agresivos, nosotros elegimos seguir caminando el pueblo, dar la cara, mostrar las obras, compartir la palabra, escuchar a los vecinos.

Porque sí: esta campaña fue distinta. Más violenta. Más agresiva. Más importada. La oposición –en General Lagos y en otros lugares de la provincia– intentó replicar el modelo comunicacional del presidente Javier Milei: confrontar, desacreditar, instalar mentiras como forma de posicionarse. Pero esas estrategias no funcionan en comunidades donde la política se ve, se toca, se siente en cada cuadra asfaltada, en cada aula nueva, en cada centro cultural activo.

Durante la campaña sufrimos agravios personales, desinformación, y ataques que no sólo me involucraron a mí como candidato, sino también a integrantes de nuestro equipo e incluso a mi familia. No fue fácil. No fue justo. Pero respondimos con serenidad, sin bajar el nivel. La política tiene que ser un espacio de construcción, no un campo de batalla permanente.

Hoy, el desafío es aún mayor. El respaldo popular nos impulsa, pero también nos compromete a redoblar los esfuerzos. Gobernar no es solo ganar elecciones. Gobernar es sostener una manera de hacer política que resista al odio y se fortalezca con la verdad, con los hechos, y con el cariño de la comunidad.

Gracias a cada vecina y vecino que volvió a confiar. Seguimos adelante, con convicciones intactas y el mismo compromiso de siempre.