Dos jóvenes que están acusados por intentar matar a otro en la zona sur de Rosario conocerán este miércoles al mediodía si serán condenados o absueltos por el ataque. Su objetivo, en realidad, era realizar una balacera en la zona de un quiosco de drogas de barrio Tablada, pero el muchacho que terminó herido no tenía relación con el consumo ni la compraventa de estupefacientes. El juicio echa luz sobre la economía del delito: los agresores fueron a disparar por una suma de dinero.

La causa, que comenzó a ser investigada por el fiscal Miguel Moreno, actualmente está a cargo del fiscal Gastón Ávila, quien pidió en el juicio 21 años para el presunto sicario que jaló el gatillo y 17 años para quien manejó la moto desde la que partieron los disparos. Los jueces a cargo del debate oral y público son Martín Becerra, Ismael Manfrin y Pablo Pinto.

El feroz ataque ocurrió el 10 de abril de 2018 en Alem y Doctor Riva. Dos personas que llevaban puesto casco negro pasaron por esa esquina, abrieron fuego y terminaron baleando a Bruno C. 

La víctima estaba junto a una chica, cuando recibió dos tiros en el abdomen, uno en el muslo derecho, uno en la pierna izquierda, uno en el brazo derecho y otro en el hombro derecho. Tuvo que ser trasladado de urgencia al Hospital Roque Sáenz Peña, donde lo asistieron. Según el informe del Consultorio Médico Forense, las heridas pudieron provocarle la muerte a Bruno C.

Bruno C. no era el blanco. El objetivo, según las tareas investigativas llevadas a cabo, era enviar un mensaje mafioso a gente de un quiosco de drogas que estaba en inmediaciones. Sin embargo, quien planificó la balacera dio la indicación que pagaría unos 20 mil pesos si alguien resultaba herido, sin importar si tenía relación con el búnker.

El que manejaba la moto se llama Luis Alberto Samaniego; y quien ejecutó la ráfaga de disparos, para la Justicia, fue Agustín Daniel Álvarez. Al momento del hecho, Samaniego tenía 26 años y Álvarez 18. Cayeron en la persecución policial posterior a la balacera, donde también se secuestró una pistola calibre nueve milímetros.

En el celular que se le secuestró a Álvarez después de su detención se hallaron audios y una conversación telefónica con una persona que sería quien planificó la balacera. El apodo del instigador es "Chucky" y aún no fue identificado.

En una conversación ocurrida el 6 de abril de 2018, cuatro días antes de la balacera, Álvarez le preguntó a Chucky: "¿Cuánto hay para caer en Alem?".

"Si pegás una (bala), mínimo, veinte (mil pesos) te llevás", respondió Chucky, quien agregó: "Pero deja uno tirado".

El juicio es uno de los tantos en curso en Rosario, pero en el marco de una ola de violencia, crímenes, balaceras y disputa territorial entre bandas narco, expone parte de una economía delictiva: cuánto se puede llegar a pagar por balear, a veces, sin importar quién resulta la víctima y cuáles son las consecuencias.