Un reparador de armas afincado en la zona oeste de Rosario fue condenado este viernes por prestar servicios a una gavilla criminal que operó en la ciudad desde diciembre de 2023. Se trata de Arnoldo “Colo” Báez (44), quien aceptó un acuerdo de partes y recibió una pena de tres años de prisión efectiva como miembro de una asociación ilícita y por el delito de tenencia de armas.
Báez había sido allanado el 19 de septiembre de 2024 en su casa de Matienzo al 4000, a pedido del fiscal Alejandro Ferlazzo, quien investiga a la banda de Leonardo “Faturita” Robledo, un recluso de la cárcel de Coronda que se las ingenió para comandar una pandilla de tiratiros dedicada a disputas territoriales.
La banda de Faturita está sindicada por el homicidio de un exconvicto llamado Héctor Miguel Gaitán, quien fue ejecutado el 19 de noviembre pasado –día del balotaje presidencial– en Liniers al 2200, un enclave donde por esos días las balaceras eran moneda corriente. En la escena del crimen los sicarios dejaron un cartel con la leyenda: “Si gana Milei van aver mas muertos. Para buenos entendedor pocas palabras” (sic), que luego se determinó no respondía a un móvil político y solo buscaba “hacer puterío”.
Ese crimen dio pie a una investigación por asociación ilícita que tiene imputados a Faturita como jefe; a su hijo, Tomás Robledo; y a los tiratiros Lionel “Chimi” Streri, Lucas Valdéz y Brian Ayala. Además del asesinato de Gaitán, la banda enfrenta causas por encubrimiento (por circular en vehículos robados), extorsión a comerciantes, robo automotor, tentativa de homicidio y tenencia de armas.

Buena parte de la evidencia reunida por la fiscalía surge del análisis de teléfonos celulares incautados, donde se recuperaron mensajes en los que los propios imputados se jactaban de los hechos delictivos. El contenido evidenció el carácter rústico de la organización, que respondía a los intereses de un tal “Jota”, quien no pudo ser identificado.
En el caso del armero Báez, su vinculación con la banda se estableció a partir del teléfono del pistolero Streri, donde quedaron registradas las gestiones que este hizo entre el 21 y el 23 de noviembre de 2023 para que Báez pusiera a punto armas automáticas. A cambio de 20 mil pesos, el material iba a ser utilizado en un ataque “con dos metras” contra el clan Tripi, la conocida banda de transeros que controla el narcomenudeo en las torres del Fonavi Parque Oeste. En esas charlas, Streri dejó en claro que operaba a pedido de “los de arriba”.
En un audio enviado ese día, Streri dijo: “Hola, Colo. Mirá, soy Leo yo. Te iba a decir que necesito sí o sí el cargador ese de la metra, y te iba a preguntar por la Uzi, que me están re apurando los de arriba. Porque la Uzi no es mía, es de otra gente”.
El armero, que había pasado el fin de semana en Victoria, respondió: “Después te digo cuándo la empiezo a tocar. Ya traje todo, tengo todo, tengo que empezar a mandarle mano nomás”.
Streri lo entendió: “Me había imaginado. Digo: «Este se habrá ido a la isla, se habrá ido de caravana». Bueno, fijate. De última, voy a buscar el cargador, que me va a re zafar”.
Báez prometió un trabajo de calidad: “Para limpiar todo son veinte lucas. La dejamos joya”.
La evidencia contra el armero bastó para imputarlo como miembro de la banda de Faturita, y también se le atribuyó la tenencia de una escopeta, un revólver en proceso de armado (sin aptitud para el disparo) y fragmentos de armas que evidenciaban su oficio.
Este viernes, a instancias de un acuerdo entre el fiscal Ferlazzo y el defensor Néstor Antenucci, Báez se declaró culpable ante el juez Gonzalo López Quintana y fue condenado a tres años de prisión efectiva.