"El día se va y no sé dónde vas a estar mañana" 
(Bándalos Chinos/ "El club de la montaña") 


Ya cerramos la casa y nos guardamos. Limpiamos, nos pusimos guantes de goma y nos bañamos en alcohol y lavandina. A nosotros, a nuestras cosas preciadas. Hija, lavate las manos. Sí, otra vez.

Ya nos alimentamos. Cocinamos rico como nunca antes. Y lo disfrutamos. Ya nos entibiamos al sol y nos quemamos al fuego. Ya salimos al balcón, aplaudimos. Señalamos. 

Ya nos rompimos y nos reparamos. Nos reímos. Hicimos teletrabajo, videoconferencias. Bailamos por zoom. Batalla de avioncitos en el grupo de guasap de la familia. 

Ya nos masturbamos e hicimos sex chatting. Nos engañamos mil veces. Nos vaciamos y nos llenamos. Nos resignamos.

Lloré y no estabas al tanto. Me fui; salí a la calle y estaba solo. Yo solo. Me encontré con los miedos de ayer. ¿Por qué? ¿No alcanzan los de ahora?

_Quisiera ser joven _dice desde su encierro una mujer, una señora que fue y vino. Muchas veces.

_Quisiera ser viejo y haber vivido todo lo que usted vivió _responde un joven, que está yendo. 

¿Cómo será comer, amar, creer, crecer, jugar, estudiar, trabajar, dormir, tener hijes? 

Abran paso, dioses del camino. Abran pasos. Que nosotros ya construimos y destruimos. Ya soñamos y nos despertamos. Y estamos heridos, pero no muertos.

Puedo imaginarte, yendo a algún lugar. Con tus hijes y tus hermanes. Lejos de aquí. Mientras las plantas devoran los edificios, torres donde alguna vez vivió gente una arriba de la otra, amontonada sin sentido. 

Hacé tu magia. Hacé tu magia, ahora. Justo ahora.
No, no sé dónde voy a estar mañana.

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