La gente tiene miedo. La incertidumbre en relación a la pandemia late fuerte en el bolsillo. ¿De qué vivimos si el mundo para?, es la pregunta dramática que resuena en Rosario y el país, al tiempo que se hacen cálculos y cuentas que no cierran. Si ésta es la sensación de quienes al menos tienen algunas herramientas en mano para subsistir, la situación de los que ya antes del coronavirus carecían de recursos para vivir, hoy conforman el grupo poblacional más afectado. Los sin techo, cuidacoches, cartoneros, artistas callejeros y vendedores ambulantes en general están sumidos en una crisis preocupante rotos los lazos con la comunidad por el aislamiento. Imposibilitados de hacer changas, de pedir una moneda o vender un paquete de pañuelitos, comenzaron a tocar las puertas al Estado.

“Este alcohol en gel es lo único que conseguí”, dice un lavador de vidrios de auto y muestra un envase mínimo bajo el sol del jueves en la zona oeste de la ciudad. Este viernes no aparece en la esquina. Nadie puede estar en la calle ya pero en Pichincha un joven duerme en el hall de un edificio. La situación para las personas que dependen de la economía informal es grave y así lo advierte la Municipalidad de Rosario: “Hay una población intervenida por el Estado a través de comedores, centros de convivencia barrial, Tarjeta de Ciudadanía, etc, a los que acompañamos, a los que el Estado ha aplicado sus políticas de contención y con quienes hay canales abiertos, pero hay gente que solía subsistir por fuera de este círculo de contención que hoy está muy afectada”, explicó Nicolás Gianelloni, secretario de Desarrallo Humano y Hábitat.

“Las personas que viven del cuentapropismo, de la economía informal, está en una situación preocupante”, advirtió a Rosario3 y aseguró que en los últimos días muchos se han acercado a la secretaría a pedir asistencia. Son cuidacoches, gente que se dedica al cartoneo o la construcción, trabajadores informales, vendedores ambulantes y artistas callejeros, los que “viven el día a día y hasta ahora han podido subsistir sin el Estado pero ya no”, sostuvo.

Gianelloni confió que el intendente Pablo Javkin ha hecho este planteo a la Nación. “Estamos esperando un anuncio para la gente que está en emergencia, de gente que hasta el momento nunca pidió apoyo alimentario”, indicó.

La cuarentena total, obligatoria y penada por la ley es un escenario fatal para los buscavidas. Tan peligroso como el coronavirus es la ausencia de personas y la imposibilidad de circular. “Estamos en una situación inédita y el Estado debe pensar en políticas no tradicionales para quienes vienen a pedir asistencia, pero no lo podemos resolver sólo como Municipio”, apuntó.

En ese sentido, mencionó una estrategia que se está tejiendo en relación a los huerteros, tras la suspensión de las ferias municipales. “Estamos trabajando en la venta on line de sus productos porque ellos viven de la comercialización de sus productos”, mencionó. Otras alternativas se están instrumentando en torno a las personas en situación de calle: “Estamos trabajando en cómo adaptar nuestros equipos a esta problemática que ya habíamos advertido venía en aumento. Los que habitan en la terminal de ómnibus tienen acceso a la prevención por el coronavirus y la comida pero estamos preparando un operativo específico para ellos con las organizaciones sociales”, adelantó.

“Muchos voluntarios siguen trabajando con protección pero otros no. Esto es día a día, vamos a ir avanzando”, manifestó.