Agentes de la Central de Inteligencia de Santa Fe (Ciope) detuvieron este lunes por la noche, en un trabajo conjunto con la Side, a Pablo Javier Raynaud, quien era intensamente buscado por su presunta vinculación con la banda del capo narco Brian Walter Bilbao, prófugo de la Justicia federal desde 2023.
La detención se concretó a partir de información que manejaban desde la Unidad Especial de Inteligencia de Santa Fe, a cargo de Maximiliano Bertolotti y dentro de la órbita de la Subsecretaría de Inteligencia Criminal que conduce María Virginia Villar. La causa estaba a cargo del fiscal Diego Iglesias, que trabajó en línea con la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a cargo de Matías Scilabra.
Raynaud, que figura en el expediente del caso y fue capturado en el límite entre los barrios de Belgrano y Núñez en Ciudad de Buenos Aires, está bajo investigación por causas entre las que sobresale la vinculada con el secuestro de tres aviones que fueron encontrados en el country de Campo Timbó, en Oliveros, y en la comuna de Carrizales, y que eran utilizados por una presunta estructura criminal para mover cocaína.
El detenido fue señalado como propietario de la avioneta y el campo de Carrizales, que contaba con un sistema de cámaras de seguridad y sensores de movimiento equipados con visión nocturna. Según los investigadores, era el encargado de conseguir y preparar los puntos que funcionarían como terminal de cargas para las operaciones de la banda.
Brian Walter Bilbao, a quien apodan “Barba”, “Negro” o “Patoruzec”, permanece evadido de la Justicia federal desde octubre de 2023, cuando Gendarmería llevó a cabo el operativo “Cosecha blanca” por solicitud de la Procunar y el Juzgado federal Nº 3. En el marco de dicho operativo fue que se hallaron las avionetas.
Según expuso la investigación, en la que intervino la sección de Investigaciones de Antidroga de Gendarmería, la presunta estructura comandada por Bilbao utilizaba las tres aeronaves para transportar cocaína desde Bolivia hasta la zona de Carrizales, para posteriormente distribuirla en la región y en Buenos Aires. Las ganancias obtenidas por la venta narco, según las tareas de campo, fueron a parar a empresas, flotas de taxis, franquicias de medios de comunicación y bares de Rosario que funcionaban como el vehículo para lavar el dinero.