Un nuevo estudio descubrió que las esculturas de la antigüedad grecorromana no solo eran obras maestras visuales, sino que también tenían un componente olfativo. La arqueóloga Cecilie Brøns exploró esta faceta poco considerada y reveló que las esculturas estaban diseñadas para ser percibidas no solo por la vista, sino también por el olfato.

La escultura griega y romana se caracterizaba por su realismo idealizado, representando la figura humana de forma armoniosa y proporcionada. Los artistas de la época perfeccionaron técnicas de esculpido en materiales como mármol, bronce, madera, terracota y marfil. Las estatuas representaban una gran variedad de temas y figuras, incluyendo deidades, personajes mitológicos y ciudadanos destacados.

Aunque comúnmente se asocian las estatuas antiguas con un color blanco y mate, la evidencia arqueológica confirma que estaban policromadas. Se aplicaban pigmentos para dotarlas de una apariencia más realista, y en muchos casos, también se les añadían elementos externos, como telas, metales preciosos y perfumes, según publicó la revista especializada Muy Interesante.

El estudio de Brøns se basó en referencias textuales de autores clásicos, como Cicerón, Calímaco, Plinio el Viejo y Pausanias. Estas fuentes indican que las estatuas de las deidades, los héroes y las figuras públicas no solo estaban policromadas, sino que también se adornaban con textiles y metales preciosos, y se impregnaban de perfumes.

La aplicación de fragancias podía realizarse mediante diversas técnicas, como la ganosis, que consistía en aplicar ceras y aceites perfumados a las estatuas para realzar su brillo y proteger su superficie. Las estatuas también podían someterse a un proceso de kosmesis, que consistía en la vestimenta y ornamentación de las estatuas con joyas, telas y perfumes.

El descubrimiento de que las estatuas antiguas tenían un componente olfativo obliga a reconsiderar la manera en que se percibe y estudia la estatuaria grecorromana, según los expertos. Además, este hallazgo podría influir en la museografía moderna, incorporando reconstrucciones policromadas y fragancias documentadas en el registro textual para ofrecer una experiencia más completa y auténtica del arte antiguo.