El pasado 22 de marzo, la Nasa y el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC) registraron un mínimo histórico en la capa de hielo marino del Ártico, con solo 14,33 millones de kilómetros cuadrados. Esta cifra representa la menor extensión de hielo marino invernal jamás registrada en la región.

La situación no es menos preocupante en la Antártida, donde el hielo de verano se redujo a 1,98 millones de kilómetros cuadrados a partir del 1 de marzo, lo que representa la segunda extensión mínima más baja jamás registrada en la zona. La pérdida combinada de hielo marino en ambas regiones polares ha llevado a un mínimo histórico para el hielo marino total del planeta, según publicó el sitio especializado Space.com.

Según Linette Boisvert, científica especializada en hielo de la Nasa, "comenzaremos el próximo verano con menos hielo. Esto no augura nada bueno para el futuro". La reducción del hielo marino ocurre cuando se derrite más hielo marino durante el verano en comparación con el que se congela durante el invierno.

La pérdida de hielo marino tiene graves consecuencias para el ecosistema del Ártico, afectando la reproducción y la búsqueda de alimento de los animales. Además, la erosión costera puede aumentar y las tormentas pueden volverse más severas.

Los científicos obtienen estas mediciones mediante satélites que rastrean la radiación natural en el rango de microondas. También se utilizan datos históricos para comparar la situación actual con la de décadas anteriores. Aunque aún no está claro si la Antártida entró en una nueva normalidad con niveles perennemente bajos de hielo, la tendencia descendente en la pérdida de hielo marino es una preocupación creciente para los científicos.