Este domingo pasado, hinchas del Colo-Colo lanzaron pirotecnia al campo de juego y el juez del encuentro decidió suspender el partido. En el Gigante de Arroyito, el sábado pasado, ocurrió algo similar, pero el árbitro decidió seguir adelante con el juego: los hinchas canallas que se ubican en la popular del arco que da a espaldas a Regatas, lanzaron bombas de estruendo que cayeron en medio del área que defendía Jorge Broun.

La Universidad Católica de Ariel Holan le ganaba 2 a 0 a Colo Colo en el estadio Monumental de Santiago. A los 25 minutos del segundo tiempo, simpatizantes del elenco Blanco empezaron a tirar explosivos al campo de juego y uno de ellos lastimó al delantero argentino Nicolás Blandi. En ese instante, el juez Piero Mazza interrumpió el trámite que ya había parado en el primer tiempo por el mismo motivo.

El hecho se compara con el que ocurrió en Arroyito cuando a los 20 minutos del primer tiempo, se escucharon varios estruendos a los que las autoridades hicieron oídos sordos. Marco Ruben recibió un balón largo en el área, lo bajó y en ese instante sonaron los bombazos. Una vez que la jugada se apagó, los hinchas que se ubicaban en las plateas y la popular de Génova repudiaron la acción. Abal solo se remitió a decirle a Ruben que les pida calma a los hinchas, y el 9 apenas levantó los brazos en señal para decirles basta.

Un día después, ante un accionar idéntico y cruzando la cordillera, otro delantero argentino fue víctima de los bombazos aunque esta vez sufrió la puntería de los agresores. Blandi se retiró del estadio por sus propios medios pero debieron asistirlo por heridas en sus piernas.

La decisión final de cómo termina el juego la tiene el directorio de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile. En las próximas horas deberá determinar si lo culmina definitivamente o bien, se juegan los restantes 20 minutos faltaban disputarse. Mientras tanto, los directivos de Rosario Central esperan cuál será la sanción que les aplique Superliga.