Mismas obligaciones, ¿mismas realidades? Mismos objetivos, ¿mismos recursos deportivos? Central y Newell’s arrancan el derrotero en el torneo Clausura con metas parecidas, pero con argumentos bastante distintos.
¿Es que la presencia de Di María (quien quiera puede agregar a Alejo Véliz) marca distancias inalcanzables para proyectar el campeonato, que para los canallas arranca hoy y para los leprosos mañana a la tarde?
No necesariamente. Si ese fuese el único análisis bien se podría citar que con los jugadores que tiene River, el resto tendría que jugar por el segundo puesto y eso no sucede. No olvidar que el campeón es Platense, uno de los equipos de menor presupuesto de la Liga Profesional.
Está claro que la expectativa de uno no es la realidad del otro. Tan cierto como que Central arranca como el equipo que más puntos cosechó en la etapa regular y Newell’s está a 8 puntos de los puestos de copas internacionales y con un montón de equipos en el medio. De la Sudamericana más precisamente.
En la previa, se los pudo ver a los dos por TV. A Central por Copa Argentina y a Newell’s en un cuadrangular internacional en México. Ninguno llegó al aprobado, pero está claro que los contextos de una y otra institución son bien opuestos y sólo los resultados pueden acercarlos.
El mercado de pases de ambos está marcado a fuego por el regreso de Di María, pero las respuestas deberán estar dentro de la cancha.
Los dos flaquearon en sus puestas en escena. Peor le fue a Central que jugaba por los puntos. Se quedó afuera de uno de los dos objetivos que tenía para el segundo semestre.
No obstante, el primer puesto en la tabla general y el regreso de Ángel lo ponen, a priori, en un lugar de privilegio.
Para Newell’s el margen de error es muy pequeño. Necesita arrancar bien, seguir bien y terminar mejor para entremezclarse en la lucha por competencias internacionales.
Hoy, para el equipo de Fabbiani, conseguir un puesto en la Copa Sudamericana del año que viene sería un logro.
Ya quedó escrito muchas veces que para los equipos de la ciudad estar en competencias internacionales debe ser una costumbre, pero no sucede. De hecho, este año los dos se quedaron afuera de todo.
La otra meta es terminar entre los ocho primeros de cada una de las zonas para disputar los cruces de octavos de final y crecer lo más posible en los mano a mano que determinan el campeón. Ya demostró Platense lo que significa estar entre los ocho contra todos los pronósticos.
A Central no hace falta recordarle lo que pasó en 2023, aunque en ese momento sólo se clasificaban cuatro por zona.
Para los equipos de la ciudad, la pelota empieza a rodar esta tarde y mañana más o menos a la misma hora. Allí mismo empiezan a esfumarse las especulaciones.
Todo cambia si la pelota entra o no entra.
Hoy están en distintos escalones, con diferentes recursos y hasta diferentes contextos institucionales, pero nadie puede asegurar que cada uno cumpla o no con sus expectativas.
Como en cada torneo, la ilusión se renueva tras el pitazo inicial del árbitro.
Ya no más palabras. La hora de la verdad ha llegado. La pelota entra o no entra.