Especialistas advierten que la miopía no se resuelve netamente con el uso de anteojos, a la vez que afecta cada vez más a niños y adolescentes. Además de ser progresiva en el tiempo, puede provocar complicaciones severas y es por todo ello que solicitan urgentemente que sea reconocida como enfermedad para actuar en consecuencia.

Miopía

Ya no se trata de una mera condición visual, según resaltan expertos. Es una verdadera enfermedad que crece en forma exponencial a nivel global, especialmente en la población más joven. De hecho, según proyecciones, en 2050 la mitad de la población mundial padecerá miopía. Sin embargo y a pesar de todo este conocimiento, muchas veces sigue siendo considerado un "mero problema de anteojos".

“Si una alteración en la estructura ocular afecta el enfoque de la luz, progresa con el tiempo y genera otras enfermedades oculares asociadas, entonces no puede seguir tratándose como una simple condición”, afirmaron expertos.

Dos causas, un mismo riesgo

La miopía puede tener dos orígenes principales. Por un lado, se encuentra la forma congénita o hereditaria que suele manifestarse antes de los 7 años y es más frecuente cuando uno o ambos padres son miopes. En estos casos, la epigenética -disciplina que estudia cómo el ambiente modifica la expresión genética- juega un rol clave.

En un segundo lugar, se encuentra la miopía adquirida o ambiental, la más frecuente de la actualidad que se vincula al estilo de vida. El uso excesivo de pantallas, las malas condiciones de lectura y la falta de exposición a la luz solar natural están contribuyendo al aumento global de casos. Esta forma no se corrige solo con lentes: requiere seguimiento médico y el uso de tecnologías específicas, como los lentes de defocus periférico, diseñados para frenar su progresión.

Durante años, se difundió la idea de que la miopía no era una enfermedad. Esto habilitó que muchos ópticos y profesionales no médicos indicaran tratamientos sin formación clínica completa, pero ese enfoque tiene consecuencias: diagnósticos tardíos, riesgos subestimados y pérdida de tiempo valioso para intervenir en la infancia, cuando el desarrollo ocular es más sensible.

El primer paso es nombrarla correctamente”, advierten. Solo de este modo se podrán implementar medidas estructurales, como:

-Reglamentar la prescripción óptica en todo el país.

-Impulsar programas de prevención en escuelas.

-Asegurar el seguimiento médico profesional de cada paciente.

Reconocer a la miopía como una enfermedad no es una exageración: es una necesidad. Desde el Consejo Argentino de Oftalmología (CAO), entidad que agrupa a todas las sociedades y cátedras de oftalmología del país, insisten en la importancia de cambiar la mirada para proteger la salud visual desde edades tempranas.

“Estamos frente a una epidemia que afecta a millones. Actuar ahora es la única forma de frenar su avance”, concluyeron.

Fuente: NA.