En los años electorales el ánimo es otro. Creativa para el daño y sensible para soportar errores, la política trabaja con el objetivo de brillar en casa y opacar a los adversarios. Todo pasa por el tamiz de asesores que destacan o desprecian la agenda diaria del debate argentino.
Bahía Blanca, las lluvias que inundaron la ciudad. En 12 horas cayeron 290 milímetros. El tercio de lo que registra anualmente, pero en medio día. Más allá del conteo de víctimas fatales, la mayoría ancianos que no pudieron movilizarse de sus hogares, y los cuantiosos daños materiales, se puntualizó sobre los responsables en “no hacer” obras (públicas) que anticipen estas catástrofes o revaloricen a organismos que “con el cambio climático sobre el lomo” miden la meteorología del país para evitar la evacuación. Imposible el trabajo conjunto post tormenta.
Hubo otra tormenta detrás de la tormenta. La culpa, los responsables, la cacería en la tele con los piromaníacos y operadores del disenso argentino.
En este barrio los acontecimientos tapan las cartas anteriores. Bahía fue una excusa para minimizar la cripto estafa y sus implicancias argentinas. “La culpa es del intendente peronista que amigo de Kiciloff se roba la plata de la obra pública”. Sintetiza como slogan el manual.
Visitar la ciudad en crisis con reportes para subir en redes. Fundamental. Sea quien sea. Los horribles atacan de nuevo: no importa cuando leas esto.
Entrenar a jetones debe ser un tema complejo. En estos tiempos de grito, corridas e insultos, la lengua karateka, de la que tanto habló Moria para joder en las tribunas de la tele berreta, se impone como herramienta de debate. Gana el que grita con voz firme y directa alguna barbaridad incomprobable, injuriante pero letal. Y en eso hay virtuosos entrenados durante años en la tele basura argentina.
Se olvidaron de Bahía cuando vimos como dirigentes del peronismo bonaerenses, intendentes, sindicalistas y operadores de distintas jerarquías vinculados a los clubes de futbol, convocaron a los muchachos de la hinchada a mover sus “piernas” en favor de los jubilados. “Chicos bravos” con prontuarios concentrados con sus casacas en el Congreso para apoyar a los jubilados argentinos. Una idea (operación) monstruosa que más tarde se intentó minimizar.
La idea de reflotar a las Hinchadas Unidas Argentina fue un espaldarazo a la batalla cultural que banca a Milei. Un nuevo cajón radical incendiado por Herminio. ¿Qué tienen que hacer los barras del futbol, muchos prófugos de la justicia, movilizados contra el gobierno salvo mostrarse como el monstruo que la sociedad no quiere ver más? La legitimación y el protagonismo de la violencia extorsiva en todas sus formas.
No fueron los convocantes a ese acompañamiento solidarios los académicos del Conicet o la Universidad Publica Argentina, ni las ONG que trabajan intermediando el hambre y la necesidad de la población. Un basto sector del peronismo Kirchnerista propuso reflotar la idea que el dirigente Marcelo Mallo tuvo en 2009. Una asociación de hinchas (a un año del próximo mundial) para cuidar a los viejitos de los palazos de una realidad donde ellos también se destacan cruelmente.
Se conoció esta semana un video de Mario Firmenich convocando la marcha con esa arenga: “Las hinchadas de fútbol se están manifestando solidariamente por la defensa de los jubilados. Los hinchas de nuestros clubes sociales y deportivos unidos, el pueblo argentino, todos tenemos el deber de apoyar el derecho de nuestros compatriotas al acceso a sus remedios y buena atención médica. Como hincha de Racing Club me solidarizo con el acompañamiento de todas las hinchadas a con los jubilados el próximo miércoles 12 marzo frente al Congreso”.
La aparición de un dirigente con la espesura histórica de Firmenich no pasa desapercibida. ¿Alguien trama debatir con el lenguaje de los 70 los problemas argentinos? Patricia Bullrich, ministra de seguridad y también conocedora del camino, fue responsable de la seguridad del Congreso. La gravedad de la herida del reportero Pablo Grillo o el palazo que recibió la jubilada de 84 años que la desmayó fueron postales contundentes del cual el Gobierno orgullosamente “defendió”. A las pocas horas el presidente Milei, la abrazó con la frase, “en este país coincidimos con Patricia que el que las hace las paga”, dijo.
Dentro del Congreso y tal vez con esa misma idea, se intentaba conformar una comisión que investigue la responsabilidad de Milei en el caso Libra. El gobierno decidió boicotear la sesión y llevo a sus mismos legisladores a exagerar mohines antidemocráticos sacando a las piñas, o con amenazas a los diputados que dieron quorum, para que tales temas no pudieran ser tratados.
¿Sacar a empellones y a las piñas a un diputado para que no permita con su presencia debatir? Ustedes eran chicos, pero en este país hubo un “diputrucho” sentado en una banca para hacer lo inverso, simular ser legislador y permitir quorum.
El 26 de mayo de 1992 Juan Abraham Kenan, asesor de 72 años del diputado peronista Julio Samid, entró al recinto y se sentó en una banca para simular quorum y permitir el tratamiento del marco regulatorio de la privatización del gas. Tiempos de billeteras generosas para los lobistas del Congreso.
Treinta y tres años después, la idea republicana es sacar a las piñas, o simular la pelea, para que los temas calientes no se traten. La ejemplaridad de los heridos este jueves es nula. Hicieron el mismo proceso infinidad de veces. Dar la espalda al debate es otra parte del lenguaje del desprecio argentino.
Milei en Expoagro se rio ante un auditorio de convencidos en su idea, pero esperan la baja de las retenciones al agro. Le encantan confrontar, cuan Guasón, con sus adversarios. Ríe socarronamente cuando les dice: “Qué lindo, hoy me vine rodeado de gente que irrita a zurdos a por doquier (sic). Digamos, así que me dicen, este es un provocador. Me encanta”.
Un actor de la batalla, similar a lo más frontal del Kirchnerismo. Los mismos modales para describir a sus adversarios. “Imagínense, si siempre acelero en las curvas, ahora voy a acelerar mucho más”, agregó entre risas.
Serán tiempos aún más difíciles los electorales. Maquillar la realidad para exagerar sus virtudes u ocultar sus defectos. Un juego denso lejos de los problemas de la población. El pueblo, si pide sangre, esperará como el miércoles pasado que algún engranaje de los sótanos del poder le acerque los fósforos para incendiar patrulleros.
Política Guasón. Una risa siniestra que nos dirá tenebrosamente: “buenas noches, Argentina”.