Cuando la cosa es tan compleja que desorienta al más experimentado, hay que empezar por el principio y re armar el rompecabezas. Cerca de las 2 de la madrugada de este miércoles, tras divisar poca circulación y un entorno tranquilo, dos delincuentes armados, que circulaban en moto, balearon con entre 10 y 18 disparos el ingreso principal del Concejo Municipal de Rosario. Antes de la partida, en las inmediaciones, dejaron un cartel ya conocido: “Con la Mafia No Se jode. La próxima vez es en sus casas”. A la mañana hubo un acto con personal no docente universitario. Nadie se percató. Lo que están leyendo. Nadie se dio cuenta.

Los primeros datos aportados  a Fiscalía se produjeron recién en horas del mediodía, cuando  desde el cuerpo, uno de los integrantes da la versión de una  posible pelea entre dos personas, de las cuales una habría disparado impactando contra la puerta del Concejo. Esa versión figura entre las informaciones policiales de las primeras horas tras el mediodía, cuando habían pasado entre 10 y 11 horas del ataque. 

Con el paso de las horas, el Ministerio Público de la Acusación reveló que con el Gabinete Criminalístico de la Policía de Investigaciones (PDI) intentando rescatar pruebas, (las marcas de los disparos, búsqueda de casquillos de bala 9 mm, el presunto cartel mafioso), “en el lugar se da aviso a la Unidad de Flagrancia de la presencia de al menos 10 impactos en puerta de acceso al Concejo y de un mensaje intimidatorio hallado en la zona, similar a otras hallados en hechos en hechos previos con estas características”. Es lo que reza el parte oficial.

Pasadas las 14.30, más de doce horas luego del ataque, se presenta en el lugar el fiscal Matías Edery y la fiscal Andrea Vega de la Unidad de Flagrancia, “quienes comienzan con las medidas para dilicidar  la mecánica y motivación del hecho”, resaltó el parte de fiscalía. 

“Se solicitó relevamiento de cámara de seguridad del Concejo y de la zona, pericia de planimetría y croquis del lugar, toma de testimonios a empleados y posibles testigos del hecho”, detalló el vocero de Fiscalía, Sebastián Carranza. 

Luego de las 15, los concejales reunidos como cuerpo colegiado, como cogobierno (son el poder Legislativo), expresaron a través de su presidente, Alejandro Roselló, que  “se corrió un límite”. Por su parte, el ex secretario de seguridad de Santa Fe durante el gobierno de Hermes Binner, hoy concejal Horacio Ghirardi, resaltó: “No nos vamos a dejar amedrentar”. 

“No tenemos causas judiciales del narcotráfico pero sí negocios”, evaluó desde el peronismo el edil Roberto Sukerman.

La intendenta Mónica Fein se acercó y manifestó: “estamos acompañando, acá al lado de los concejales y concejalas. Tenemos que saber quién está detrás de este hecho y saber de qué se trató”, dijo la intendenta en el Concejo.

Hipótesis hay varias. Particularmente investigaciones en marcha tendientes a esclarecer quiénes son los dueños y cómo es el circuito de plata que se mueve a través de la adquisición de remises truchos que operan en la zona sur, un tema del que el Concejo Municipal se ocupó con debates y pedidos de informe. Es lo que señala Sukerman. También hay quienes se inclinan, desde el Vasallo, en pensar que las preguntas en torno al funcionamiento del boliche Fire, de Oroño y Uriburu, en el que detuvieron a una mujer y secuestraron un arma en la cocina, pueden haber irritado a personas vinculadas con él.

Fire en inglés es fuego, pero también el verbo disparar o abrir fuego. Estos puntos son precisamente lo que deberían buscar enlazar los investigadores. Uno de los fiscales a cargo, Matías Edery, dijo que era aventurado atribuir esto al accionar de una banda. Lógico. Pueden ser otras haciéndose posar por la más sospechadas. Pero la teoría de la Navaja de Occam enseña que de todas las explicaciones posibles, la más simple suele ser la correcta. En todo caso, habrá que probarlo. 

Retrocedamos una vez más. Una moto. Dos individuos chequean el poco movimiento, disparan, probablemente con silenciador (esto explicaría por qué la custodia policial que está en el Concejo no oyó nada), cerca de las 2 de la mañana. Es lo que muestra el vídeo que ya está en manos de los investigadores.

A pocos metros de allí, agentes de Gendarmería Nacional custodian el Monumento a la Bandera y sus inmediaciones. Recorren de a pares la zona. No vieron ni oyeron nada tampoco. Insistamos: pasaron doce horas entre el ataque y que alguien se diera cuenta. Cuando se abrieron las puertas para el acto con no docentes universitarios, organizado por María Eugenia Schmuck (concejala del Frente Progresista), nadie se percató.

Esto es grave. Como que nadie esté monitoreando un edificio público las 24 horas. Habría que ver en qué van recursos que podrían ser usados para eso. Para que no nos tomen por sorpresa. Ni por tontos. A continuación, algunas declaraciones de funcionarios en las redes sociales. 

“El amedrentamiento no funciona cuando hay convicción de ir contra los narcoriminales. Les ofrecí todo nuestro apoyo al Fiscal Matias Edery, y a los concejales Alejandro Rosello y Roy López Molina. Buscaremos a los responsables del ataque al Concejo Municipal de #Rosario”. Esto escribió Patricia Bullrich, ministra de seguridad de la Nación. No se dirigió al gobernador Miguel Lifschitz, ni a su ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro. De los 28 concejales, nombró a dos: el Presidente del cuerpo y uno de los candidatos a intendente en 2019. 

Más tarde tuiteó “Con @gfchumpitaz Presidente de la Comisión de Seguridad del Consejo Municipal de Rosario he seguido los acontecimientos del día de hoy. Le pedí que le transmita a todos los Concejales que estamos en la misma vereda: la que lucha contra las mafias de la narcoriminalidad (sic). Juntos!”. Oh, casualidad. otro concejal de Cambiemos. Que va a competir en la interna con Roy López Molina

Uno de los pocos gestos destacables es el del concejal Eduardo Toniolli. En su cuenta de twitter, dijo “todos los bloques repudiamos el ataque al @ConcejoRosario. No nos corresponde a nosotros especular sobre las motivaciones del atentado: la Justicia debe esclarecerlo con celeridad, y el gobierno provincial brindar condiciones de seguridad para el normal funcionamiento del cuerpo”. Más claro y menos unido a especulaciones. 

Porque las hay y muchas. En el Palacio Vasallo se habla de las motivaciones, algunas las enumeramos aquí. Pero también de cómo sigue. De dónde viene. Empezaron con jueces (Juan Carlos Vienna) tiempo atrás, ministros (Raúl Lamberto), periodistas (no los nombraremos por razones de seguridad, pero pertenecen a los diarios La Capital, El Ciudadano, La Nación, por citar ejemplos. Balearon a un gobernador en su casa, Antonio Bonfatti. Continuó con balaceras a casas de los jueces que confirmaron condenas. Con balaceras al Centro de Justicia Penal y al Palacio de Tribunales. Ahora el Concejo. Tranquilamente, puede ser la Municipalidad. O algún medio de comunicación. Porque va tomando dimensión institucional. Cada vez es más legible el mensaje que intentan dejar los violentos. Y cada vez más indefensos se sienten los ciudadanos. 

En cada crónica violenta de los mediodías De12a14, contamos del temor de los vecinos a hablar, de su reticencia a poner la cara. Varios que lo han hecho pagaron con su vida. Si ellos saben dónde viven los delincuentes, parte de la policía, ¿no lo sabe?. 

Esto es lo que sucede cuando quienes deben cuidar miran hacia otro lado. Elaboran partes de prensa o están ocupados con el diseño de los tuits que puedan sumar a las campañas. No leen que esta oleada de balas nos terminará arrastrando a todos.