Rosario Central se trajo desde el Nuevo Gasómetro un punto muy valioso en su lucha por lograr la permanencia al término de la actual Superliga de primera división. Un poco porque siempre es difícil traerse algo de esa cancha, pero también porque en el trámite San Lorenzo fue más. Al cabo, el 2-2 le terminó sentando mejor a los auriazules aún pese a haber estado 2 a 0 arriba. 

A los 11 minutos de juego Claudio Riaño marcó el 1 a 0 y a los 20' aumentó la diferencia Ciro Rius. Pero el Cuervo empezó a crecer, descontó a través de Fernando Belluschi a los 22', pudo empardar  a los 31' aunque Bareiro picó un penal por arriba y a los 41', Bruno Pittón desvió de cabeza un centro desde la izquierda y colocó el empate que sería definitivo.

Cuando recién se estaban acomodando, Rosario Central fue contundente y se adelantó en el marcador: a los 11’, Lovera condujo frontalmente desde los tres cuartos hacia la derecha, Rius metió un centro venenoso al medio del área chica y Claudio Riaño apareció para poner el 1 a 0. Casi sin atacar hasta ese momento, los auriazulesl se imponían en el Bajo Flores.

San Lorenzo no salía del estupor cuando Central volvió a pegarle de lleno en la mandíbula: Brítez desbordó como si fuera delantero (finta incluida), cruzó el balón por la mitad del área grande y Ciro Rius sometió a Navarro con un tiro rasante y oblicuo que se metió contra el poste derecho. Resultaba difícil de creer, pero en un corto lapso de tiempo la Academia ganaba 2 a 0.

Los canallas celebraban el segundo. Después fue 2-2.


Afortunadamente para San Lorenzo (y punto de inflexión para el partido), el descuento llegó inmediatamente después del segundo gol: una buena jugada colectiva derivó en un balón frontal para Belluschi, que desde afuera y de zurda batió a un Ledesma de floja resistencia y achicó distancias. Ese gol tonificó al Santo, que empezó a crecer.

El local se hizo dominador del trámite y a los 31’ tuvo una chance inmejorable: penal producto de un agarrón infantil de Caruzzo a Bareiro. Pero el paraguayo sobró la situación, se paró frontal a la pelota, se perfiló para un derechazo y la picó suavemente y por encima del travesaño y de Ledesma, que lo esperaba a las risas. Los hinchas explotaron contra el guaraní.

A cuatro del entretiempo, con el dominio sanlorencista acentuándose, un tiro libre de Belluschi desde la izquierda encontró la cabeza de Bruno Pittón y el desvío no pudo ser despejado por Ledesma, que vio como se transformaba en el 2-2. Así se fueron al descanso, después de un primer acto eléctrico, cambiante y lleno de emociones.

En el complemento, San Lorenzo volvió a imponerse en el mediocampo ante un endeble doble cinco canalla, que tuvo muchos problemas para tapar el circuito de juego que nacía de Menossi y proseguía con Fertoli, Belluschi y Barrios. Y lo fue acorralando hasta llevarlo a jugar cerca de Ledesma, con muchos centros peligrosos y disparos desde afuera. La más clara llegó a los 6': centro desde la derecha y cabezazo de Bareiro contra el poste.

La bronca de Bareiro: erró un penal y metió un cabezazo en el poste.


Los cambios de Cocca (ingresaron Gamba, Ribas y Pereyra) no alcanzaron para que los de Arroyito se sintieran más cómodos y siempre fue la escuadra de Pizzi la que hizo el gasto. A los 24’ Zavala le tapó el gol a Fertoli tras centro desde la izquierda y a los 42’ Barrios se filtró por izquierda ante la impavidez de Rius y Molina y sin ángulo reventó el palo.

Central se acercó sólo a través de Zavala: a los 36’, el uruguayo tiró un cabezazo afuera tras centro de Gamba y dos minutos más tarde, hizo una diagonal de izquierda hacia adentro y pateó por arriba. Pero tuvo la bola de la noche y pudo ganarlo: un disparo cruzado que Ribas sólo, en el área chica, no pudo torcer al gol. De caminar por la cornisa a desperdiciar la última gran ocasión del juego, la más clara de los 90 miuntos.

El pitazo final dejó conforme a todos en Arroyito. La Academia fue precisa como nunca para ponerse 2-0 y aunque no pudo sostener la diferencia, se dedicó a correr, marcar, morder y acabó por sumar un punto valioso, en una cancha difícil y ante un rival calificado. Nada mal en su afán por lograr la permanencia.