Hace un año y medio, esta calle, José Ingenieros al 8600, fue el epicentro de la violencia en Rosario. Hubo tres homicidios en una semana, el centro de salud que está en la esquina cerró, se suspendieron las clases en la escuela, a mitad de cuadra, y la canchita de fútbol, que está al lado, parecía un campo de batalla. 

–Por acá no se podía andar –dice Darío Sánchez.

El hombre nacido en este barrio, Stella Maris, al noroeste de Rosario, pegado al arroyo Ludueña, señala con la cabeza el lugar de uno de los ocho homicidios que hubo en 2023. Es una casa baja de mitad de cuadra. Tres jóvenes de la banda Los Menores ejecutaron a balazos a un pibe de 20 años. Eso fue en septiembre y en noviembre se desató una disputa por el negocio del narcomenudeo, con balaceras y tres crímenes, que obligó a los vecinos a guardarse.

Ahora, en una mañana soleada, dos trabajadores abren un sendero para conectar la canchita con la sede de Conín, de Acevedo y José Ingenieros, donde funciona el equipo de la Intervención Barrial Focalizada (IBF). Darío, de 48 años, albañil y changarín que estaba desocupado, se acercó el año pasado a pedir ayuda con Claudio, amigo del barrio.

–Viene Claudio y me dice: “Vamos a ver qué le podemos sacar a estos políticos”.

Pensaron que eran uno de esos programas estatales itinerantes, que aparecen y desaparecen de los territorios. Pero ese grupo de funcionarios y trabajadores sociales de la provincia se quedó. Les propusieron hacer una capacitación en el programa Nueva Oportunidad y así empezó Greem Compost, en agosto de 2024

La calle José Ingenieros se angosta hacia el oeste y choca contra una casa hecha con chapas. Darío dobla hacia la izquierda. Un pasillo bordea el arroyo Ludueña, de un lado, y las viviendas precarias, al otro. Se detiene en una zona verde que antes era un basural. Lo limpiaron con máquinas, como parte del saneamiento del Ludueña (o de un intento muy incipiente de saneamiento) y ahora lo mantienen ellos.

Alan Monzón/Rosario3

 

Unos metros más atrás, con subsidios que lograron mediante la IBF, crearon un cerco en diciembre pasado. En el interior del predio a cielo abierto, están los primeros frutos de la unidad productiva que integran ocho personas: Grupo de emprendedores (Greem) Compost.

En el piso, hay un montículo de hojas secas. Uno de los integrantes es jardinero y aporta esa materia prima. Fabricaron cinco “cunas” cuadradas con palets de madera. Dentro de esas estructuras, replican lo que aprendieron en los cursos de Nueva Oportunidad. Lo seco va arriba y abajo se alternan capas de materia orgánica, pasto, ramas y desechos reciclables. 

–Es como una lasaña –define Dina Olmedo, pareja de Claudio, que se sumó este año al equipo.

Darío se detiene frente a la cuna con el proceso de descomposición más avanzado. Abre con sus manos la superficie de hojas. Emerge una tierra húmeda y negra. El interior está caliente. Parece un pequeño horno.

–Son los microorganismos que están trabajando –sigue Dina, una vecina de 28 años que hasta el año pasado trabajaba cuidando a una abuela en el centro.

–Se está cocinando –refuerza Darío con una sonrisa, como si todavía le sorprendiera la transformación que aprendió a hacer el grupo el año pasado.

Alan Monzón/Rosario3

 

Ya lograron su primera cosecha de compost. En una bolsa grande, de esas de metro cuadrado que usan para la arena de construcción, tienen mucho abono de tierra, con nutrientes naturales, listo para vender. 

El proceso dura seis o siete meses pero lo quieren apurar y diversificar con una máquina de chipeado de madera. La consiguieron gracias a la ONG Tercer Tiempo y al apoyo de la Fundación Rosario pero necesitan energía para poder utilizarla ahí. También sumaron otros grupos de trabajo, con becas de Nueva Oportunidad.

–En el tiempo muerto del proceso de compostaje, creamos Greem Herrería, con un chico que es maestro herrero, y también Greem Panificación, que son las chicas que hicieron un taller de panadería. Tenemos máquinas de jardinería para mantener este predio y queremos hacer mantenimiento también en el predio del golf. Lo que sacamos de ahí lo usamos para compostar –dice Dina. 

–Empezamos con el compostaje, para que este lugar no se llene de basura, como estaba antes, y además hacer una moneda. Como son varios meses de espera, pensamos qué más hacemos. Hicimos tachos para parrilleros, nos pusimos a soldar –agrega Darío sobre la herrería.

El chipeado (trozos de madera y ramas trituradas) se usa como cubierta vegetal que protege el suelo y conserva la humedad (mulching).

María Travaglino, de la Fundación Rosario, coordina la mesa del consorcio social que integran empresas, la Bolsa de Comercio y distintas organizaciones. Se reúne una vez por mes y apoya las iniciativas en Stella Maris.

En esta etapa, cuenta Travaglino, facilitarán al grupo de ocho jóvenes el soporte legal y técnico para empezar a vender tanto el compost como el chipeado. El objetivo es consolidar el espacio y sostener la red de trabajo generada.

Alan Monzón/Rosario3

Reeducar para cambiar todo

 

La clave del despliegue que hace la Intervención Barrial Focalizada (IBF) en Stella Maris es la permanencia (ver nota aparte). Sostener una presencia en el espacio y el tiempo con acuerdo de la Provincia, la Municipalidad y el Ministerio Público de la Acusación (MPA).

En el verano de 2024, hubo una primera etapa con allanamientos y detenciones. Pero el desembarco del Estado no se limitó a lo penal y los equipos sociales se quedaron. Más de un año después, ese proceso continúa con la conformación de proyectos que defienden, además de los funcionarios, los protagonistas.

“Esto da trabajo y hay gente que lo necesita. Reeducar a las personas es lo primero que se necesita para cambiar todo”, reflexiona Dina y recuerda: “Tuvimos tiempos muy feos acá en el barrio que no podíamos salir. Con la intervención, la gente se motiva a participar porque hay cursos para hacer”.

Darío se suma a sus argumentos: “Es importante dar otra visión del barrio, queremos laburar, que la gente participe de hacer compostaje, cuidar lo ambiental, que no se tire basura. Antes estaba todo podrido, se mataban los narcos por todos lados, ahora ves a la gente que sale a la calle”.

Alan Monzón/Rosario3

“Hace un año –sigue– hablábamos de muerte, de quién mató a quién, nos decíamos «cuidado, no salgas». Hoy la gente está en la calle, en las plazas, estamos hablando de peluquería, compostaje, herrería, panificación, barbería”.

Además de un ingreso económico, los talleres sirven para “salir adelante y producir”, afirma Dina. Eso ya se nota en la canchita, donde los fines de semana volvieron los torneos de fútbol. La joven vocera del grupo resume la doble construcción de Greem Compost, tanto a nivel individual como colectivo: “No solo es limpiar, también mantenemos el arroyo y cambiamos el suelo. Es reconvertir un basural, generar vida de algo que parece muerto”.

El grupo está formado también por Claudio Fernández, Kevin Montes, Daniel Romero, Rubén Sánchez y Axel Sánchez.