La construcción de la Casa Fracassi fue ordenada por el que luego sería su propietario, Teodoro Fracassi. Fue un médico psiquiatra que marcó gran influencia para la medicina en el país. La casa fue construida entre 1925 y 1927, luego de un viaje que el proyectista hiciera al Perú. La arquitectura de Arequipa, con su mezcla de indiano con español, era para el arquitecto Ángel Guido el modelo de lo que debería ser nuestro estilo autóctono. Dedicó los años de su vida profesional a reinterpretar esa arquitectura en el centro de la ciudad.

A través de un informe realizado por el programa Cada Domingo (El Tres), salieron a la luz detalles de esta casa ubicada en el segundo piso de un comercio muy concurrido por los rosarinos. Y allí también se escucharon los testimonios de las nietas del propietario, Carmen y Ana Inés. Fracassi y las bisnietas.

Actualmente, el Palacio Fracassi funciona como centro cultural dirigido por los nietos del propietario, al que se puede acceder a través de visitas guiadas o participando de las actividades que se realizan en el lugar. Además, en el segundo piso se está armando la biblioteca del doctor Teodoro Fracassi, con toda su historia clínica, para que los visitantes puedan acceder a ella y puedan leer sus libros.

El comedor, en la ochava de la propiedad, es el ambiente más impactante de la casa. También está resuelto con un mezzanine (entresuelo) en el que en los años 50 se armó un moderno bar. Como el hall, el comedo. tiene un revestimiento de yeso inferior que simula una boiserie y sobre éste, en todo el perímetro, un gran mural pintado por Alfredo Guido, hermano de Ángel.

En la residencia se puede observar muchas figuras femeninas. Sara Avalle, esposa de Teodoro, tenía mucha presencia en la familia y marcó un gran valor para la mujer.

La cultura indígena fue lo que marcó una gran trascendencia para la mujer, mostrando en sus pinturas el protagonismo, lo que se podía observar con claridad en el mural pintado por Guido en el comedor. A lo largo de todo el recorrido en la residencia, aparecen imágenes femeninas que se repiten.

Sara “era el centro de la familia, manejaba todo”, comentó Ana Inés Fracassi a Rosario3. Y agregó que “todas las decisiones las tomaba Sara”, más allá de la figura que tenia Teodoro en ese momento que era muy significativa. “Si bien nosotros recibimos una cultura patriarcal, pero en casa nuestra abuela nos marcó mucho en la vida, nos dieron mucha libertad para pensar”, dice Ana Fracassi.

En la fachada de esta extensa esquina, Guido desplegó todo un repertorio de su reinterpretado estilo neocolonial. Un edificio propio de la época que impacta en la mirada de los rosarinos. El objetivo de la familia es seguir teniendo en funcionamiento este importante patrimonio para las visitas, actividades culturales y terapias complementarias.