Este Viernes Santo cabe recordar el alzamiento carapintada de 1987 sucedido en plena Semana Santa. El 16 de abril de aquel año, el levantamiento armado protagonizado por un grupo de militares del Ejército, en Córdoba y Buenos Aires, sacudió a la República Argentina, y el Concejo Municipal de Rosario se convirtió en bastión de resistencia y compromiso con la democracia.
El alzamiento fue liderado por el entonces coronel Aldo Rico, y mantuvo al país en vilo. El gobernador de Santa Fe en ese momento, José María Vernet, decidió trasladarse a Rosario junto a todo su gabinete para poder seguir de cerca los hechos, y se instalaron en el Concejo en vigilia y sesión permanente.
El ex mayor del Ejército Argentino, Ernesto “Nabo” Barreiro, acusado de cometer delitos de lesa humanidad durante la dictadura cívico-militar, no se presentó ante la Justicia Federal y se sublevó tomando el Regimiento 14 de Infantería Aerotransportada de Córdoba. Al día siguiente, se fugó con rumbo desconocido y su paradero quedó incierto. La situación quedó normalizada, pero la actitud antidemocrática se replicó en otras dependencias militares, lo que desencadenó cuatro días de tensión en todo el país.
El escenario principal de las fuerzas sublevadas fue la Escuela de Infantería de Campo de Mayo (localidad del partido de San Miguel, provincia de Buenos Aires), al mando del teniente Rico. Un grupo de militares apareció ante las cámaras de televisión portando sus armas y con los rostros pintados con betún, como si fueran a la guerra. Ese fue el origen de la denominación “carapintadas”.
En aquella Semana Santa, el Concejo municipal no solo se convirtió en el refugio del Gobierno provincial para proteger el Estado de derecho, sino también en punto de encuentro para organizaciones partidarias, estudiantiles, de derechos humanos y gremiales que respaldaron la resistencia encabezada por el entonces presidente Raúl Alfonsín.
El cuerpo de concejales y concejalas de la ciudad declaró el estado de sesión permanente hasta que cesara el conflicto interno y se instó a la ciudadanía a adherirse al compromiso democrático.
Desde el Palacio Vasallo se recordó que “fueron firmes las voces de los ediles”, ya que se alzaron para defender el orden constitucional y reafirmar el derecho del pueblo argentino a vivir en libertad y bajo el imperio de la ley.
Fue así que el Concejo tuvo un rol de valor simbólico y a la vez un testimonio concreto y real de la voluntad ciudadana, el cual fue plasmado en la histórica Acta de Compromiso Democrático, en pos de “no ceder ante las presiones de facciones discordantes que amenazaban la estabilidad del país”. Esta fue rubricada por una masiva convocatoria popular que apoyó "la vigencia irrestricta de la Constitución".
Es así que voceros del Concejo destacaron “el papel fundamental que jugó el órgano legislativo y la ciudad, en aquellos días turbulentos” en que la institucionalidad democrática peligraba su continuidad. Recordar estos sucesos, además del ejercicio de memoria histórica, es en pos de reafirmar los valores que sostienen la democracia: “La lucha y las convicciones de aquellos representantes rosarinos que fueron protagonistas en aquella Semana Santa del '87, siguen vigentes hoy como un ejemplo de coraje y compromiso, recordándonos que la democracia se construye y se protege cada día”.

El Viernes Santo con multitudes en el Monumento
En una jornada de sesión extraordinaria en el Concejo y de convocatoria ciudadana a la plaza 25 de Mayo en defensa activa del orden constitucional, el entonces gobernador de Santa Fe, José María Vernet ingresó para reunirse con las autoridades locales a las 9 de la mañana. Media hora después atendió a la prensa de forma fue mesurada y con hermetismo. Durante esos días, la provincia de Santa Fe permaneció bajo estado de emergencia por decreto provincial, quedando a disposición del gobierno nacional, con el Concejo municipal en vigilia permanente.
El viernes 17 de abril, unas 25.000 personas, se movilizaron desde la plaza 25 de Mayo (Buenos Aires y Córdoba) hasta el patio cívico del Monumento Nacional a la Bandera en defensa de las instituciones de la democracia y en apoyo al Estado de derecho recuperado en el año 1983.
La participación de la población que salió masivamente a las calles a repudiar el accionar antidemocrático por parte de un grupo minúsculo de militares jugó un rol protagónico. Acompañada por concejales de todas las fuerzas políticas, instituciones y organizaciones de la sociedad civil se manifestaron por la democracia y en respaldo de ella.

Los concejales e instituciones protagonistas de la gesta
En aquella Semana Santa, una primera reunión extraordinaria ocurrida en horas de la tarde, los bloques políticos del Concejo municipal acordaron votar y aprobar una declaración con tres puntos en la que expresaba “su repudio a todo intento de quebrantar la vigencia de las instituciones democráticas poniendo en peligro la pacífica y plural convivencia entre los argentinos; reafirmar su compromiso con el respeto y defensa de la Constitución nacional y el veredicto de la voluntad popular y tercero, convocar a la ciudadanía de Rosario para que, con su activa participación, se transforme en custodia permanente del orden constitucional”. Luego de la firma de aquella declaración en el recinto de sesiones del Concejo, organizaciones políticas, sociales, eclesiásticas, gremiales y académicas de la ciudad, acercaron a la Presidencia del Concejo, un documento que reafirmaba el compromiso con la democracia y con el Estado de derecho. La nómina de aquellos que encabezaron la resistencia permaneciendo en sesión y vigilia durante esos días de 1987, estaba compuesta en primer término con Emeterio Pastor (presidente del Concejo Municipal); Hector M. Premoli (secretario Parlamentario); Mateo A. Capillo (subsecretario) y los ediles Mario Alberto; José Ruperto Albornoz; Juan A. Allario; Juan Carlos Altare; Marta A. Amirati; Miguel Ángel Augsburger; Luis Ballerini; Mario Lisandro Brebbia; Nilda Raquel Buttazoni; Julio A. Cattoni; Héctor José Cavallero; Leopoldo Declercq; Nelson De Lajonquiere; Orlando R. Di Vanni; Vladimiro Carlos Escauriza; Alberto Fernández; Edmundo Fernández; Carlos Ibañez; Julio Ledesma; Rubén J. Lenti; Luis F. Lizondo; Lucas José López; Daniel Malaponte; Héctor Sabino Malvar; Roberto P. Martelli; Elbio Martinez; Ramón F. Medrano;Ángel Moral; Antonio Novara; Emeterio Pastor; Víctor Daniel Paz; Luis Pablo Quaranta; Delfor R. Quiroga; Carlos Alberto Ramírez; Jorge Rojas; Marta Beatríz Sánchez; Silvio Scolaro y Carlos Silvetti. Finalmente, el domingo 19 de abril se realizó una sesión extraordinaria en la que se aprobó el “Acta Compromiso Democrático”. Este documento, firmado por dirigentes políticos y sociales, ratificó el apoyo a la vigencia irrestricta de la Constitución. Este documento, firmado por dirigentes políticos y sociales de todo el país, reafirmó el apoyo a la vigencia de la Constitución, condenó cualquier amenaza o presión que pudiera desviar el cumplimiento de la ley y promovió la reconciliación nacional. En un mensaje que reunió reflexión y compromiso, el ex intendente de Rosario, Horacio Usandizaga, desde el recinto de sesiones del Concejo Municipal se dirigió a la ciudadanía que se mantenía expectante y subrayó el valor de la democracia. Destacó la importancia de defender el sistema democrático frente a las debilidades y adversidades como la mejor alternativa frente a los oscuros capítulos de la historia argentina. "Su llamado a la unidad y la acción colectiva de entonces, resuena aún hoy, como un recordatorio de que la democracia se construye día a día", precisaron desde el Concejo. Con la rendición del teniente coronel Rico, el alzamiento carapintada que tuvo en vilo al país llegó a su fin. El entonces presidente Raúl Alfonsín, en su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, encabezó de manera personal las negociaciones con el grupo de militares rebeldes y los exhortó a cesar su despliegue. Luego dijo en un discurso dirigido a todo el país: "Compatriotas, ¡Felices Pascuas! Los hombres amotinados han depuesto su actitud y como corresponde, serán detenidos y sometidos a la Justicia. Para evitar derramamiento de sangre, di instrucciones a los mandos del Ejército para que no se procediera a la represión y hoy podemos todos dar gracias a Dios: La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina. Le pido al pueblo que ha ingresado a Campo de Mayo que se retire. Es necesario que así se haga. Les pido a todos ustedes que vuelvan a sus casas a besar a sus hijos, a celebrar las pascuas en paz de la Argentina”.