Elías Piccirillo, esposo de Jésica Cirio, fue arrestado el jueves pasado luego de ser vinculado a una causa por estafa y robo. El financista especializado en criptomonedas fue denunciado por Francisco Hauque, un empresario que lo acusó de adeudarle 6.5 millones de dólares ($6.530.000.000). En las últimas horas, una ex empleada del empresario y la modelo rompió el silencio y contó detalles de los malos tratos que tanto ella como sus compañeras recibieron. 

La mujer destacó que durante seis meses en 2024 trabajó como cocinera para la ex conductora de La Peña de Morfi y su esposo, en el barrio privado El Yacht, en Nordelta. Cuando le preguntaron por el trato del financista hacia ella, disparó: “La verdad que Elías era una mala persona. No fue muy amable que digamos. En general era así con todas las chicas. No era de saludar. No hablaba”.

“A las empleadas les decían que no podían sacar fotos ni grabar videos dentro de la casa. también les prohibían hablar entre ellas cuando no estaban en horario laboral. Es decir, cuando se iban de la casa, no podían hablar entre ellas”, dijo y denunció que ejerció su trabajo de manera informal, es decir no registrada y que Cirio tenía una coordinadora de mucamas y cinco empleadas domésticas.

“En la habitación teníamos una cámara de seguridad. Fue por eso que yo me agarré con la secretaria de personal de la señora Jésica porque le dije que no podía tener una cámara en nuestra pieza porque es un asunto privado. O sea, nuestra pieza es una parte privada nuestra. Tenemos derecho a charlar con nuestros familiares por teléfono en nuestras horas de descanso. ¿Cómo nos van a poner una cámara ahí?”, relató la mujer.

Al ser consultada sobre por qué pensaba que habían colocado una cámara en la habitación donde dormía, ella contestó que era porque “el señor tenía varias cosas guardadas en habitaciones” y agregó: “Tenía mucha plata. Vimos (que tenía dinero) en las mochilas, en las habitaciones. Cuando entramos a limpiar vemos las cosas que están ahí”. 

Tras contar que muchas veces debió dormir en el piso, la señora enfatizó: “Dormía en una pieza que era para dos o tres chicas. A veces estaba la niñera que no podía dormir arriba porque estaba ocupada la habitación y tenía que venir abajo, donde había otras mucamas”. Y siguió: “Dormíamos en el piso, nos ponían colchones en el piso. El perrito también dormía ahí con nosotras en la pieza”.