Betsabé Espinal fue una hilandera que lideró la primera huelga de obreras de Colombia. Trabajaba en la Fábrica de Tejidos de Bello. Y junto a medio centenar de compañeras (no hubo apoyo de los trabajadores varones) se plantó del 12 de febrero al 4 de marzo de 1920 en reclamo de mejoras en las condiciones laborales.

Tras 24 días, la protesta concluyó con un incremento en el salario y una reducción en jornada de trabajo. A los pocos días de ratificar el acuerdo en Medellín, Betsabé fue despedida.

En su última novela, Algún día, hoy (Planeta), la escritora colombiana Ángela Becerra recupera a partir elementos ficcionales la historia de Espinal.

Para la autora, se trata de un relato actual en el que “la protagonista, podría ser una chica que sufre de acoso sexual en la empresa donde está trabajando”.

En la trama, la ex publicista y autora de De los amores negados y El penúltimo sueño establece un tenso diálogo entre la marginalidad en la que crece Betsabé y la suerte bien distinta de Capitolina, su amiga inseparable, nacida en un "hogar de clase alta".

Todo el relato está atravesado por las relaciones asimétricas que establecen el patriarcado y el capitalismo. “Ambas viven en estado de orfandad y son repudiadas cuando nacen por su condición femenina, una situación común que va a sellar la complicidad entre ellas”, dijo Ángela Becerra a Télam.

La novela, además de ser una reinvidicación a los derechos de la mujer y un homenaje a quienes llevaron adelante esas luchas, es también una denuncia social sobre las diferencias tan marcadas no solo entre sexos sino también entre clases: las ricas se vestían con colores claros, que era una manera de mostrar que ellas no se ensuciaban y se dedicaban a tareas no rudas, mientras que las pobres vestían de negro para que no se notara la suciedad de los trabajos duros que debían realizar”, sostuvo la autora sobre la novela galardonada con el premio Lara 2019.

En el marco de la entrevista con la agencia de noticias, la escritora colombiana señaló que la situación de las mujeres y la condición femenina cambiaron en a Latinoamérica desde la década del 20.

“Ahora, muchas zonas del continente están despiertas con el feminismo. El caso de la Argentina es emblemático con todas las manifestaciones que han tenido lugar en los últimos tiempos para promover la legalización del aborto. Estamos en un momento histórico del feminismo que no tiene marcha atrás. La revolución feminista está en marcha y no tiene vuelta atrás”, cerró Becerra..