El pasado 6 de julio en Arroyo Seco, se jugó el clásico de fútbol de la liga Deportiva del Sur en un partido correspondiente a la semifinal del torneo Apertura. Pero, lamentablemente, lo que debió ser una fiesta deportiva quedó opacada por los disturbios que se desataron sobre el final del partido, cuando Athletic Club logró el pase a la final al vencer a su clásico rival por 2 a 1. 

Hubo discusiones, empujones y algunos forcejeos entre jugadores de ambos equipos. En uno de esos tumultos, un jugador de Athletic cayó sobre el campo de juego luego de que un futbolista de Unión, lo agrediera por la espalda. 

"Cuando terminó el partido, sin haber tenido precedentes, me acerco a la mitad del campo, sin mediar palabras uno me pega un golpe en el oído y ahí caigo. Después de eso me asisten y a los dos minutos, jugadores de ellos, pasaron al lado mío estando tirado y con la emergencia tomándome la presión, me dieron una patada y seguían insultándome. Por el golpe que me dieron no recordaba nada y fue de a poco que fui reconstruyendo. Estuve internado, con golpes en la cara, muela rota y con un tajo en la cabeza", contó a De 12 a 14 (El Tres) el jugador Leandro Córdoba, que hasta el día de hoy dice que "hay cosas que no me acuerdo".

Por otro lado, explicó que tras los disturbios dentro de la cancha, fue trasladado hacia las afueras del predio: "Fue peor de lo que pensaba. Más allá de la impotencia, de haber quedado eliminado ellos, no hubo disputa ni nada antes. Después de la agresión en el campo de juego, la violencia se trasladó a la tribuna y luego a las calles, hubo problemas con la policía y entre ambas hinchadas"

Afuera, la desconcentración de las hinchadas fue seguida de cerca por un operativo policial que sin dudas falló. Según el relato de medios de Arroyo Seco, mientras los hinchas de Athletic se retiraban sin incidentes, el grueso de la parcialidad local comenzó a hacerlo por otra calle donde se había formado un cordón policial. En una esquina frente a la entrada del club, se concentraban aún decenas de hinchas de Unión, en una salida pausada pero sin desbordes.

Fue en ese contexto que, al pasar la hinchada visitante por uno de los cruces, comenzaron los cánticos típicos del folclore futbolero, sin que se registraran agresiones directas. 

De forma repentina, efectivos del cordón policial comenzaron a disparar balas de goma hacia los hinchas de Unión que permanecían en la puerta de la institución. El estallido de los disparos provocó el desconcierto y la reacción inmediata de la gente, que respondió arrojando piedras y botellas, mientras exigían a gritos que la policía se retirara para poder desconcentrar en paz.

En medio del caos, según aclaró el diario local Más Noticias, una joven que se encontraba dentro de la sede se descompensó y debió ser asistida de urgencia por personal del buffet del club. 

Ahora Leandro deberá seguir con los estudios médicos correspondientes, ya que aún le quedaron secuelas. "Me duele la cabeza y el oído, habrá que ver si no me quedó alguna lesión", contó. 

 

Falta de sanciones

 

La violencia en el fútbol se da generalmente en todas las ligas de Rosario, alrededores y del país. Pero ante la falta de sanciones severas, las cosas seguirán pasando como si nada hubiera ocurrido. 

Lo que remarcó Leandro, de 37 años, es la atención de la Liga ante estos hechos. Por los hechos sucedidos en ese partido solo hubo dos sancionados y ninguno de ellos era el que lo agredió. Incluso el árbitro en el informe declaró que Leandro fue culpable por "repeler la agresión". 

"Todo quedó registrado. Nunca había vivido algo así. Lo que primero me gustaría es que se tome conciencia en la liga. Han ocurrido hechos de violencia en distintos partidos y nunca se tomaron sanciones. No es la primera vez que hablamos de violencia en el fútbol y me gustaría que esto cambie, en todas las ligas. Más allá de cómo lo vivimos todos los argentinos al deporte para que no hay. más violencia".