Lo ocurrido esta semana en el caso Vicentín, el más grande y escandaloso default en la historia del mercado de granos argentinos, es de suma y vital trascendencia.
No sólo por la luz que expone sobre lo ocurrido sino, sobre todo, por el escenario que abre para el futuro de la malograda agroexportadora. Y por eso amerita focalizar el “run run” de este domingo en sus implicancias. Veamos:
¿Cuál fue la noticia? El tribunal de jueces, presidido por Nicolás Foppiani, le dictó la prisión preventiva por 120 días a los sindicados cuatro jefes de la asociación ilícita que, según Fiscalía, seguían cometiendo estafas desde la conducción real del holding, pese a que decían haberse retirado tras el default. En total, son 19 los ejecutivos de Vicentín que quedaron imputados, incluso los tres directores actuales de la firma.
Estafas que, esta vez, iban contra la propia caja de la empresa (usando casi $6.000M entre 2019 y 2024 para gastos personales y auto-otorgándose jugosos retiros voluntarios por casi $2.000M), pero que indirectamente afectaron a los acreedores (porque implicaba un vaciamiento patrimonial de los activos con los que se deberían pagar las deudas) y contra todos los empleados (a los que no les paga correctamente el sueldo por una supuesta iliquidez).
En las crónicas se hizo foco en los millones que se sacaron de la caja de las empresas del holding para gastos personales, sobre todo en el pago de los abogados defensores personales de todos los directores que ya fueron imputados y acusados de haber cometido la estafa que derivó en el default de 2019, cuando eso lo debían haber pagado de su bolsillo. Otros gastos polémicos que financiaron fueron las fianzas (que también debían ser costeados con fondos del grupo) y hasta operaciones de prensa berretas en defensa de los imputados.
Un avión fantasma
Pero hay un maniobra contra la caja del holding que pasó desapercibida por su complejidad, que no sólo es importante sino que además empuja al fango a una de las empresas (y empresario dueño) más reconocidos del ambiente cerealista: Tomás Hinrichsen, titular de la firma J.J. Hinrichsen.
¿Quién es? En el mercado de granos existe la figura del broker o trader que es aquel intermediario que coloca la mercadería de las cerealeras (granos, aceites y harinas), como pueden ser Cargill, Bunge y antes Vicentín, en los países del exterior (que los importan) haciéndose cargo del armado de toda la logística y la operación comercial.
Tratándose de un negocio de capital muy intensivo y también de amplios contactos en distintas partes del globo, siempre fue un “club” de muy pocos socios con empresas altamente valorizadas y empresarios súper respetados.
Con el tiempo, la figura del "broker o trader independiente" casi que se fue extinguiendo en la medida que se fue concentrando el sector de las aceiteras (desapareciendo muchos de los jugadores locales que los contratban) ya que fueron las propias cerealeras internacionales las que se hicieron cargo de esa tarea de comercio exterior.
En efecto, hoy Cargill/Bunge/Cofco Argentina, por nombrar algunas, no le venden los granos comprados en argentina directo a clientes en el exterior sino a sus propios traders.
En rigor, lo que hacen es comprar granos a acopios, cooperativas y grandes productores, industrializarlos y despacharlos adonde les digan sus propios traders, quiénen -instalados en países de baja presión fiscal- son los que hacen la operatoria de comercio exterior definiendo el destino final exportador de los embarques vendiéndole luego, en muchas veces, esa producción a sus propias empresas importadoras en los países destinos.
Bueno: J.J. Hinrichsen es de los pocos brokers independientes que quedan, lo que realza aún más su figura en el firmamento corporativo. Y toda esta explicación es para mostrar la talla de la empresa que el caso Vicentín, según se conoció esta semana, arrastró al fango.
¿Qué pasó? El equipo de fiscales, que tuvo como principal conductor a Sebastián Narvaja, le imputó a los directivos de Vicentín haber sustraído ilícitamente del patrimonio de la firma Sir Cotton S.A, una de las empresas del holding Vicentín, la aeronave Cessna 560 XL, para vendérsela por un precio irrisorio de u$s10.000 (sí, leyó bien,diez mil dólares) a una empresa de Hinrichsen.
¿Cómo fue la maniobra? El 10 de diciembre de 2019, según un acta de directorio de Sir Cotton, con el default estallando, los directivos -en busca de dinero- acuerdan la venta del avión calculando como un precio lógico tres millones de dólares más IVA.
Sin embargo, el 16 diciembre de 2019, se elaboraron una serie de documentos por los cuales hacen que dos empresas del grupo económico de Vicentin (Vicentín Saic y Sir Cotton) asuman una deuda de u$s5M para capital de trabajo contraída originariamente por otras dos empresa del holding VFG IyAE (Vicentín Family Group y Actividades Especiales) con la empresa Fort Tendal, de Tomás Hinrichsen.
“Dos días despues, el 18 de diciembre, los integrantes del directorio de la empresa Sir Cotton S.A hicieron efectiva la venta de la aeronave en favor de la empresa uruguaya Nokray Internacional, cuyo único accionista es la firma JJ Hinrischen, infringiendo el deber de cuidado y excediendo las facultades que le fueron concedidas, al desprenderse de un activo equivalente a 3.000.000 USD a cambio de la contraprestación que le fuera concedida al asumir una deuda de 10.000 USD que fue originalidad para pagarle la deuda con Fort Tendal”, dijo el fiscal Narvaja.
En términos sencillos, a través de juegos documentales se cedió la propiedad de la aeronave en favor de la empresa Nokray, cuyo beneficiario final es Tomás Jorge Hinrichsen, recibiendo a cambio un crédito de diez mil dólares. “Así, se disminuyó ilegítimamente el patrimonio de Sir Cotton S.A. cuyo activo resultó disminuido en $197.688.575,00”, concluyó el fiscal.
Como si fuera poco, luego se detectó que siguieron sustrayendo ilícitamente fondos del patrimonio de VICENTIN SAIC para el costeo de gastos asociados a la aeronave que ya se había vendido. ¿Cómo lo hacían? Pagando facturas por “Asesoramiento de Mercado” a JJ Hinrichsen, una consultoría que la empresa no necesitaba porque ya había sido suspendida su operatoria comercial por el default.
“Esto es un perno, que hasta tanto Tomas no venda el avión, lo vamos a tener que aguantar nosotros”, dice un mail que llegó a la casilla de Omar Scarell, presidente de Vicentín, cuando pedía explicaciones de porqué había que seguir pagando facturas de $372 mil por servicios a Hinrichsen.
“El total de las operaciones de desvío ilícito de fondos efectuadas por la firma Sir Cotton S.A. , destinadas al costeo de gastos asociados a la aeronave que ya había sido enajenada a la firma uruguaya NokRay International , asciende a $3.469.964,31”, concluyó Fiscalía.
Parece que NokRay finalmente habría logrado vender el avión, cobrándose así la acreencia que tenía con el grupo, ya que dejó de enviar las facturas para, de manera encubierta, le sigan abonando el gasto de mantenimiento de la aeronave.
Diversificación y estafa
En términos jurídicos, este caso en el que las empresas del grupo se pasaban papeles y documentos, activos y pasivos (para ocultar maniobras espurias) habla de la “diversificación empresarial como parte del plan estafatorio” al que se refirió ayer el Tribunal para justificar las prisiones preventivas.
Y es que ese entramado en el que se confunden activos propios con patrimonios empresarios fue un sello de la organización de Vicentin, sostuvieron los Fiscales, para cometer estafas.
No en vano, y algo que realmente molestó mucho al tribunal de jueces, fue que los directivos de Vicentín SAIC que habían anunciado que se retiraban de la conducción tras el default para, supuestamente, dar paso a una nueva tanda de ejecutivos que pudiera llevar a cabo la convocatoria de acreedores, fue un "acting" ya que se colocaron como directivos en otras empresas del grupo para seguir, desde allí, moviendo los hilos de todo el holding.
Y encima, cuando se acabó el control de la Justicia sobre la firma a mediados del año pasado, se hicieron otorgar suculentos retiros por casi 2.000 millones de pesos, incluso quienes estaban a dos años de jubilarse, siguiendo de esa forma vaciando de patrimonio a la empresa que, según dicen, no tiene liquidez para pagar sueldos.
¿Justicia?
Antes de seguir, un párrafo aparte se merecen los aportes que hicieron en estas complejas investigaciones los estudios jurídicos de los acreedores querellantes
Su intervención fue clave en la audiencia imputativa y también en la colaboración con las pesquisas en temas muy complejos que hizo la Unidad de Delitos Complejo, que - pese a los anuncios gubernamentales- sigue sin recibir los recursos humanos y fondos que necesita para desentrañar maniobras contables tan enrevesadas.
Se trata de los abogados: Viviana Cosentino, Mariano Pujol, Guillermo Mionnet, Guillermina Fruci, Gustavo Feldman, Lautaro Dentone y Ruiz López.
Hecha esa aclaración, sigamos:
Que cuatro importantes ejecutivos pasen 120 días de prisión preventiva tras las rejas tiene muchas implicancias. Es un bombazo.
Por un lado, es un mojón más en la lucha de los actores sanos de la Justicia (tanto fiscales como jueces) de que los ladrones de guante blanco también terminen tras los barrotes, aunque sea de manera preventiva, y no sólo los pobres.
Los de Vicentín, al menos tres de ellos, estarán en la misma cárcel (distintos pabellones) en la que está alojado el financista Luis Herrera, con quien compartieron, en sus años de gloria, no pocos coctails en la Bolsa de Comercio de Rosario.
No en vano, ya se habla del "pabellón de los ricos".
Es más, en círculos de abogados ya bromean diciendo que hay que inventar una nueva categoría de presos que se sume a la de los "presos políticos", "perejiles", "presos narco" y "preso lesa" a la que identifican como los "presos comer", en alusión a los empresarios acaudalados que hacen estafa comerciales.Y es que en el último tiempo durmieron varios días en "la sombra" empresarios como Guardati, Torti, Herrera, Lux, Roata y ahora se suman los de Vicentín. Y otros que esperan su turno, como Casanvoas y Esqueff y Vargas.
Más allá de la bromas, queda el desafío para el sistema de dejar de tomar a la prisión preventiva como un adelantamiento de las penas, una crítica que se le hace de manera constante a la administración de la Justicia penal.
En efecto, lo que la sociedad necesita son las certezas de fallos judiciales con condenas y castigo de fondo, no medidas preventivas. parciales, provisorias y transitorias, como puede ser una prisión preventiva o una cautelar.
Otro desafío: Que la demanda penal, en Argentina, también sea una forma de solucionar un acuerdo comercial, es una cuestión a resolver en el sistema.
Y como corolario, que salgan a la luz todas las operaciones de estafa, según dice la fiscalía, también barrió con el apoyo popular inicial del "todos somos Vicentín", gentileza de uno de los tantos brulotes de Alberto Fernández al intentar nacionalizar la firma, ya que quedó instalado de que la caída no fue provocada solamente por un "estress financiero".
¿Cómo sigue la historia?
Vamos ahora a focalizarnos en las implicancias concretas para el futuro de las resoluciones judiciales del sábado en el caso Vicentín.
Por un lado, barre con muchas de las ideas fuerzas que instaló la empresa durante la convocatoria de acreedores.
Una de ellas es que no hay interesados, salvo los que ellos consiguieron, en invertir en la firma, por ejemplo acerándoles granos para industrializar.
Y lo que quedó expuesto es que, mientras ellos sigan en la conducción (ocultos en el mapa de empresas), nadie va a aportar capital porque quedó claro que esa plata no queda en la empresa sino que se la llevan para gastos personales. El “activo tóxico”, en este caso, son los propios “comandantes” de Vicentin.
Y el otro punto que se barrió fue la idea de que sólo ellos pueden conducir el holding evitando la quiebra cuando, en rigor, al vaciarla de patrimonio y liquidez lo que están haciendo es, justamente, provocarla.
Todo eso sin contar lo particular de la tesis de que quienes se pusieron de sombrero la empresa se hayan logrado instalar como los únicos que pueden mantenerla a flote. Delicias de las operaciones de prensa en la prensa porteña.
Evitar la quiebra
Toda esta avanzada judicial sobre los “comandantes” de Vicentín generó una preocupación en los cientos de acreedores que tiene en el agro la empresa. Si bien muchos ya dieron por perdido ese dinero, también están los que se ilusionan con cobrar algo de los más de u$s300M que la empresa le dejó de pagar a productores, corredores, cooperativas y acopiadores. Y en todos ellos, se activó esta hipótesis: con los jerarcas presos, la quiebra es inminente. Más aún cuando la firma no tiene contratos para producir para terceros y, por eso, fondos para pagar sueldos.
¿Cuál es la salida? La clave ahora para evitar la quiebra es que, demostrada la peligrosidad de los directivos y corridos de su funciones, se dicte cuanto antes una intervención judicial que se haga cargo de manera inmediata del holding consiguiendo contratos de fasones que la reactiven (que ahora no aparecen porque era sabido que los jerarcas se llevaban los ingresos para gastos personales) y que, sobre todo, vaya muy rápido al cram down (no como hasta ahora que le ponen trabas, por ejemplo con apelaciones en la Corte), instancia en la que podrán competir ofertas por Vicentin para que los acreedores elijan la mejor.
La llave, entonces, para evitar la quiebra está en la Justicia.