Dormirse temprano puede parecer un desafío imposible en un mundo lleno de pantallas, tareas pendientes y pensamientos dando vueltas. Pero lo cierto es que el buen descanso no es cuestión de suerte, sino de crear rutinas saludables que preparen al cuerpo y a la mente para bajar la persiana.
Según expertos, estos son algunos tips que pueden implementarse:
-Decirle adiós a las pantallas antes de dormir: La luz azul del celular, la computadora o el televisor interfiere con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Lo ideal es apagar los dispositivos al menos 30 minutos antes de irse a la cama. Si parece mucho, puede comenzarse de a poco: bajar el brillo, usar un filtro nocturno o, al menos, no scrollear redes en la cama.

-Rutina relajante antes de acostarse: El cuerpo necesita señales claras de que llegó la hora de descansar. Leer un libro, hacer respiraciones profundas o tomarse un té de hierbas puede ser un buen ritual nocturno. El objetivo es calmar el sistema nervioso y ayudar a que el sueño llegue naturalmente.
-Horarios más o menos fijos: El cuerpo tiene su propio reloj interno y, cuanto más se respeten los horarios, más fácil resultará dormirse temprano. Si cada noche la persona se acuesta a una hora distinta, el cuerpo se confunde. La recomendación: intentar acostarse y levantarse siempre más o menos a la misma hora, aunque cueste.
-Cuidar lo que se come y toma antes de dormir: Las cenas pesadas, el café de última hora o un trago muy tarde pueden complicar el descanso. Lo mejor es cenar liviano y evitar estimulantes. Si se tiene hambre antes de dormir, una fruta o un puñado de frutos secos son buenas opciones.

Adoptar estas pequeñas costumbres puede marcar la diferencia entre una noche de insomnio y un sueño reparador. Después de todo, descansar bien no solo mejora el humor: también ayuda a rendir mejor durante el día.