Para quien tenga ganas de profundizar en las causas de tormentas insólitas como la que el viernes a la mañana congeló a Funes y Roldán, se recomienda aunque sea hojear el libro “Clima: El desafío de diseño más grande de todos los tiempos”, editado por El Gato y La Caja, de acceso libre vía web y escrito por los mayores especialistas argentinos de distintos centros de investigación y universidades. No es lo que recomendaría el presidente Javier MIlei, quien sostiene que “el cambio climático es una mentira” y afirma que “todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas”. De hecho retiró a la Argentina de la COP29. Debemos estar satisfechos los santafesinos, y en particular los funenses: los 2.000 millones de pesos que el jefe de Gabinete nacional prometió enviar para afrontar daños es muy distinto al: “Estoy perfectamente confiado en que ustedes van a poder resolver esta situación" con "los recursos existentes" que pronunció el presidente tras observar el desastre que dejó la tormenta de diciembre de 2023 sobre la castigada Bahía Blanca.

Tormenta en los mercados

El único cambio climático que desvela al presidente es el de los mercados financieros. Las dos últimas semanas sufrieron una tormenta tras otra. Un azote para el Banco Central, que sacrificó reservas hasta cerrar la semana con el saldo bruto más bajo de los últimos 14 meses. 

Lo más serio de las tormentas financieras es que dañaron la credibilidad del equipo económico. Del presidente para abajo se empeñaron en afirmar que no habrá devaluación, pero la urgencia por cerrar el acuerdo con el FMI se hizo evidente, y los actores económicos se adelantaron a la corrección cambiaria que ven inevitable. El gobierno no manejó bien la situación e incurrió en errores forzados que lo perjudicaron.

Un economista santafesino que conoce de cerca el tema, lo resumió en un abrir y cerrar de ojos: “El gobierno intenta demostrar que tiene el control, salió a adelantar el acuerdo con el FMI de a pedazos, por necesidad y demasiado temprano, impedido de dar precisiones. Quiso apagar la corrida dando a conocer la cifra total de 20 mil millones de dólares. Le erró, porque la desconfianza no estaba dada por el volumen del préstamo, sino por la política cambiaria”.
Gobernabilidad

Hay una lectura política que sobrevoló la cumbre de los gobernadores Pullaro de Santa Fe, Llaryora de Córdoba y Frigerio de Entre Ríos, que se hizo esta semana en la capital provincial. En primer lugar, que el FMI no le soltará la mano a Milei. Tarde o temprano el acuerdo llegará, con más o menos ruido, según las condiciones que todavía no se conocen por parte del Fondo. 

Lo segundo es que se presentó un escenario novedoso. Por primera vez el gobierno no discutiendo en público con el kirchnerismo. En este caso, y esta es la novedad, lo está haciendo “con el mundo financiero, con el establisment”, con las consultoras económicas de las grandes empresas y los medios periodísticos que exponen voces que siembran dudas sobre la sustentabilidad y sostenibilidad del actual régimen cambiario. La controversia es con gente del palo.

El juego de los gobernadores

Los gobernadores de la Región Centro –y no sólo ellos– tampoco van a soltarle la mano al presidente. Para entender esto conviene retroceder a los primeros días de Milei en la Casa Rosada. Empezó ignorando a las provincias, ajustándolas en lo económico y a los latigazos en lo político. Dio a entender que se las arreglaba con su propio capital político y que no las necesitaba, pero a medida que la gestión avanzó y la realidad impuso condiciones, esa ecuación perdió peso.

Hubo un temprano aviso, cuando los gobernadores de la Región Centro le frenaron el aumento de los derechos de exportación en la primera ley Bases, allá por febrero/marzo de 2024, y le condicionaron el RIGI. 

No es casualidad que Pullaro, Frigerio y Llaryora lo hayan recordado con vehemencia esta semana, poco después de que Milei necesitó de ellos para frenar en el Congreso al peronismo conducido por el kirchnerismo, que es el adversario común. Los mandatarios provinciales lo saben y se ponen en valor. Poco a poco levantan la voz con los temas que más los joden, como la obra pública y el mantenimiento de las rutas nacionales, pero sin meterse (al menos por ahora) con lo que realmente le importa a Javier Milei.

Ellos también necesitan a Milei. No para garantizar la gobernabilidad de sus provincias, porque La Libertad Avanza casi no tiene peso en los parlamentos provinciales y porque cada provincia se ajustó para vivir con lo propio, sino porque entienden que en el delicado momento institucional del país, darle al peronismo la oportunidad de fortalecerse a costa de Milei implicaría aumentar las chances de un retorno al poder que ninguno quiere que ocurra. El problema de quienes no profesan el mileísmo ni el kirchnerismo es que no tienen un líder ni están en condiciones de estructurar un proyecto nacional que llene el ancho de banda que el disruptivo presidente anarcolibertario vino a ocupar “de carambola”, como él dijo. 

Además, ¿quién, sino un “loco” que venga de afuera, podría hacer el megaajuste para ordenar las cuentas de un país hiperendeudado, con desequilibrios por todos lados y un Estado que es imprescindible, pero fundamentalmente ineficaz para resolver muchos de los problemas de los argentinos? Esta pregunta que se hace casi todo el arco político argentino convierte a los gobernadores radicales y no peronistas en prestamistas de última instancia de capital político. 

Una inversión a futuro

El futuro. Eso disputan Pullaro, Llaryora y Frigerio y otros gobernadores con Milei. No le disputan el presente. Más bien le ayudan a administrarlo, pero a distancia, cuidadosos de no comerse la cancha antes de tiempo. Evitan desgastes innecesarios y tensionar al electorado en común, Saber esperar es determinante en política. En el futuro, estarán donde la realidad los ponga. Si Milei no consolida un proyecto de poder, irán por más. Si MIlei da vuelta la tava y se adueña del futuro, probablemente sean aliados.

Como esto último no ocurre todavía, los gobernadores de la Región Centro se animan a asomar la cabeza. Lo que ocurrió el jueves en Santa Fe fue muy gráfico. Bajo el paraguas de una región se posicionan desde un lugar diferente, no de queja. “Venden” una región que hace y aporta a la gobernabilidad y a la economía nacional. Exhiben una misma idea de gestión y cuestionan en bloque la ausencia de obra pública y la transferencia de recursos por retenciones. 

¿Es el esbozo de un proyecto nacional a futuro? No hay respuesta a ese interrogante hoy, pero es evidente que delinean un modelo productivo y una forma de gestionar el Estado en contradicción al de Milei. 

Pullaro en carrera

Pullaro pone en juego todo lo que acumuló en 16 intensos meses gobierno en la elección para reformar la Constitución.

La votación es el 13 de abril y este sábado comenzó la prohibición de publicidad de actos de gobierno. La Casa Gris le sacó el jugo hasta el último minuto, con una avalancha de anuncios de obra pública a la medida de lo que está en juego.

El costo económico de esos anuncios pone dimensión las palabras del gobernador: “Hice un ajuste más grande que el que hizo Milei”, repite. Ese ajuste le permitió compensar los recortes del gobierno nacional, soberanía económica para la provincia y lanzar un plan de obra pública que habrá que ver en qué plazos se ejecuta. Lo seguro es que hará transpirar al ministro de Economía Pablo Olivares para alimentar esa caldera de inversión pública. La campaña lo traduce en términos prácticos. Amalia Granata y los libertarios dicen que el gobierno cobra impuestos muy altos para mantener la casta. El gobierno responde que pagan impuestos altos ciertos sectores, como sector financiero y juegos de azar, y que la prioridad es convertir el dinero en obra pública y servicios.

Pullaro junto a Llaryora y Frigerio, los gobernadores de la Región Centro

Entre la montaña de anuncios está la construcción del tercer carril en la cabecera sur de la autopista Rosario-Santa Fe. Se quiso iniciar hace una década, pero quedó en la nada. Hoy está en obra.

Una noticia que llegó desde el otro lado de Los Andes, donde se encuentran Olivares y el exministro de economía socialista Gonzalo Saglione, convertirá esa obra en la contrapartida de un crédito de 150 millones de dólares que el Banco de Desarrollo de América Latina y El Caribe (CAF) acaba de darle a Santa Fe para el “Programa integral de logística urbana y metropolitana del Gran Rosario”, que consiste en obras en la ruta 91, una circunvalación a Serodino, la extensión del tercer carril de autopista hasta la altura de Timbúes y la construcción de nuevos accesos a puertos para sacar los camiones de las localidades y ordenar el tráfico pesado.

Nunca hay que dejar de destacar que en una Argentina fundida que va de crisis en crisis, desde los años 90 en adelante Santa Fe haya mantenido como política de Estado una conducta crediticia ejemplar, holgada en términos de repago y destinada a inversión de capital. 

A pesar de la millonada que prestará la CAF, aún falta mucho más dinero para resolver el problema logístico del Gran Rosario. Lo primero, que Nación resuelva qué va a hacer con las rutas nacionales que llegan a la región (¿traspaso, concesión a privados?) y luego un esquema de mantenimiento de rutas y accesos, seguramente por medio de peajes. 

Segundo, en qué parte del plan abrirán las billeteras las grandes agroexportadoras, que serán muy beneficiadas por estas obras que pagarán todos los santafesinos a lo largo de 18 años. También falta resolver qué va a pasar con la controvertida tasa que los municipios le cobran a los camiones que llegan a descargar. Esa tensión entre intendentes y provincia está pendiente. ¿Podrán las ciudades seguir recaudando esas fortunas en el futuro? ¿Y si son los próximos constituyentes los que definan el pleito?

La marca de la campaña

Apenas faltan 15 días para las elecciones. La campaña transita en un llano total y eso no parece incomodar a los frentes con referentes más conocidos. Para el oficialismo es entendible, porque todo se juega en torno a la imagen del propio Pullaro y la gestión de gobierno. La Libertad Avanza porque la marca partidaria le da un piso de conocimiento importante, más tratándose de una fuerza novata y con candidatos poco taquilleros, salvo en las departamentales de Rosario y en menor medida La Capital. 

En el peronismo, el bajo perfil del senador Marcelo Lewandowski abona la hipótesis de una apuesta al hecho de ser el candidato más conocido del palo. Esa debería ser una desventaja para que Juan Monteverde haga pie fuera de Rosario, donde es poco conocido. El concejal de Ciudad Futura reemplaza ese déficit con presencia en medios porteños de línea progresista que le abren las puertas y donde se siente cómodo. Monteverde fue al peronismo, pero la interna entre el PJ oficial del que es candidato y Lewandowski le pasa por al lado. Es una pelea de otros. El 13 las urnas le pondrán números a la audacia de su alianza.

La menos cómoda parece ser Amalia Granata. Suena a contradicción con lo dicho más arriba porque la diputada está en el grupo de las candidaturas más conocidas. Sin embargo, cada vez levanta más la voz, mayormente contra el gobernador Pullaro (en ocasiones invadiendo los límites de lo personal), lo que se interpreta como signo de necesidad. “Siempre compitió para la categoría Diputados... ¿cómo será su rendimiento enfrentándose a Pullaro y teniendo que disputar votos con Nicolás Mayoraz, candidato de La Libertad Avanza?”, se pregunta la consultora de opinión Doxa Data en base a datos del Tablero Electoral de la UNR.

Sobre lo que no hay dudas es que la campaña está dominada en su mayoría por candidatos que buscan ser intérpretes del “clima de época”, referenciar el hastío social con la política y emular modos y conceptos impuestos por Milei y sus seguidores. Algunos son pragmáticos pero conservan la dignidad. Otros no sólo escupen su pasado progre, sino que rozan el ridículo.