La crisis económica ha empujado a muchos rosarinos y rosarinas a la intemperie en los últimos años. Desde la Municipalidad de Rosario calculan que hoy, unas 800 personas viven en la calle de la ciudad, agazapados en palieres con sus colchones y mantas para defenderse del frío polar que dos por tres se asienta en la región. Este invierno, particularmente helado, despliega un escenario particular a cielo abierto: se ven más niños deambulando, trabajadores informales que permanecen en el centro para hacerse de algún sustento y adultos mayores que buscan un plato de comida caliente. A raíz de este panorama, la secretaría de Desarrollo y Hábitat ensaya nuevos abordajes con un objetivo simple y claro: que nadie se muera de hipotermia.
Aunque la cantidad de niños y niñas que viven en la calle no son mayoría –el 80 por ciento son varones de entre 18 y 50 años y el 20 restante son mujeres–, su presencia enciende un alerta entre los operadores municipales y voluntarios de diversas organizaciones que trabajan con los grandes desposeídos de la ciudad. En este invierno, la Municipalidad de Rosario ensaya un protocolo de intervención por el cual, una vez detectado un chico transitando la noche en la vía pública, se proceda a su traslado a un efector público para que duerma bajo techo. La intervención requiere de la participación de las áreas de salud, control, y niñez.
“Es un mecanismo dentro del marco de la ley de protección integral de niños, niñas y adolescentes que nos permite salir de la encerrona ante la negativa de los padres a priorizar el bien superior de la criatura. Es garantizar que esa criatura no muera de frío, de hipotermia”, señaló el subsecretario de Abordaje integral, Gabriel Pereyra a Rosario3, quien reveló que los adultos suelen resistir el traslado de los niños a espacios de protección.
“Nos explotaban los llamados al sistema único de atención –en el primer trimestre del año recibieron 4 mil – donde nos planteaban que había niños en la calle. Nosotros tratábamos de intervenir, de persuadir, pero se generaba una complicación porque no accedían, muchas veces porque están bajo efectos del consumo problemático que les impide decidir y entender que hay un lugar mejor para pasar la noche”, continuó. La puesta en marcha del protocolo –actualmente en proceso de ensayo–les permite a las autoridades ir al grano.
En lo que va del operativo Invierno 2025, se atendió una docena de casos de este tipo. “Los niños son llevados a un espacio alternativo con alojamiento y está la posibilidad de un control momentáneo de salud por el cual se lleva la criatura a un efector”, señaló el funcionario, quien advirtió que esta derivación solamente puede ejecutarse en el marco de una intervención estatal integral y no implica que cualquier niño pueda pasar la noche en un centro de salud u hospital.
“La larga estadía de esa criatura a la intemperie también exige algún tipo de control inicial, para ver que esté clínicamente bien. Después, se hace una derivación al otro día, ya sabiendo que clínicamente está bien, se busca otro espacio de alojamiento o se trabaja con la familia para que acceda a alguno de los espacios que nosotros le estamos proponiendo”, comentó sobre el procedimiento, cuyo espíritu resumió: “El sentido es que ninguna criatura menor de 13 años, mujer embarazada o mujer sola esté una noche bajo las inclemencias de la intemperie y sufra las condiciones de la baja temperatura. En definitiva, que no se muera nadie de hipotermia, así de claro y sencillo”.
“Tuvimos que hacer esta reformulación por las nuevas situaciones que hasta hace un tiempo no las teníamos identificadas o no eran frecuentes. Podíamos tener personas menores con adultos en situación de calle, pero no era lo más frecuente. Ahora, ante esa situación, encontramos esta práctica que estamos tratando de pulir para llevarla adelante”, concluyó sobre la nueva herramienta.

Internación
Otra herramienta que comenzó a utilizarse este invierno con mayor frecuencia y de modo coordinado es la denominada internación involuntaria para casos crónicos y personas con deterioro mental, quienes en su mayoría resisten el traslado a refugios y a veces hasta la asistencia alimentaria. “Esto nos ha permitido en dos o tres casos en los que ya intervenimos en este corto plazo, que una vez que estas personas recuperan cierta estabilidad con una internación, incluso bajando algunos efectos del consumo también, estas personas, empiezan a visualizar la posibilidad de recibir asistencia”, mencionó.
“Tenemos el caso de un hombre que vivía en el tubo de una alcantarilla y habíamos ido más de 20 veces a tratar de convencerlo de llevarlo a un refugio”, precisó el subsecretario. “No hubo caso hasta que en un momento se lo logró convencer y hoy esa persona está viviendo en un hostal, no totalmente recuperado, pero ha logrado un equilibrio mental y una convivencia que está dentro de los estándares que se presume para cualquier ser humano”, agregó.
El recurso de la internación involuntaria también se aplica a adultos mayores. “Nos tocó un caso con otro adulto mayor que estaba atravesado por consumo problemático de alcohol. Hicimos con él cinco intervenciones frustradas de internación. Se iba sin la anuencia del alta clínica, pero en la última internación logramos que se quedara y hoy está en un instituto mucho mejor. Tenía la prestación de pensión de Pami, y eso no permitió poder internarlo” detalló.
Un plato de comida
A más de un mes de la puesta en marcha del Operativo invierno 2025, la Municipalidad de Rosario registró un total de 26.220 raciones de alimentos entregadas en los refugios municipales y en las rondas nocturnas que, diariamente, se llevan adelante con los excombatientes de Malvinas. De este modo, la secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat detectó un incremento del 36,8% proporcional interanual de viandas suministradas en relación al período mayo-junio de 2024.
Las viandas entregadas constituyen el único plato de comida caliente que comen muchas de las personas que se quedaron en la calle. Pero también de adultos mayores que, atravesados por la crisis económica y las jubilaciones magras que reciben, buscan en este servicio la posibilidad de hacerse de un plato gratis.
“Es evidente y lo venimos trabajando y analizando con las organizaciones que asisten a personas en situación de calle. Los excombatientes lo ven claramente, es un número que nos ha hecho incrementar el número de raciones”, sostuvo Pereyra sobre las personas mayores que piden su vianda nocturna o el desayuno.
“Son adultos mayores que no están en situación de calle, pero ya conocen el horario de las postas y se acercan con sus recipientes. Se ahorran una comida de noche y eso es una realidad que hoy la estamos viviendo mucho”, lamentó el funcionario.

La calle, un lugar para cualquiera
Quedarse en la calle es una situación dramática que requiere del abordaje estatal, pero también de la solidaridad y la empatía de vecinos y vecinas. La mayor presencia de jóvenes y personas que han perdido sus trabajos y que, incapaces de hacerle frente a un alquiler han tenido que refugiarse en alguna esquina merece la observación: es una situación que puede sucederle a cualquiera.
Así lo razona Pereyra desde su experiencia en la problemática: “Lamentablemente nos estamos deshumanizando como sociedad. Recibimos llamados de gente que quiere colaborar y también de gente que te dice «mirá, necesito que los saque como sea, porque yo no quiero tener a esta persona». Lógicamente cada uno tiene el derecho de tener su frente, su hábitat limpio, ordenado, que nadie le genere ninguna molestia, porque en algunos casos también se genera situaciones de violencia. Pero nadie está exento de vivir esto, porque hay casos de gente calificada que ha encontrado un deterioro de su economía familiar y ha caído en esa situación”, exclamó.
“Sin embargo, a veces se prejuzga mal y se dice que son vagos, que hay que capacitarlos, darles trabajo, enseñarles, tirarles una pala. Y muchos casos son personas que solamente sufren las consecuencias de la estadía que con solo una semana ya deteriora todo, incluso la mentalidad”, añadió al respecto.
“Soportar el frío te lleva a reemplazar lo alimentario por el consumo, te lleva a perder los hábitos de higiene. Entonces, es un combo que degrada. Es por eso que corremos contra el tiempo porque mientras más rápido lo sacamos de la calle, es más fácil que esa persona después vuelva a su centro de vida o su trayectoria de vida que había perdido cuando cayó en la situación de calle”, manifestó y apuntó: “Cuando una persona ha perdido ya el hábito de la higiene, de la alimentación, el hábito de dormir en un espacio seguro es mucho más complicado, porque también hay desconfianza, hay miedo, hay que reconstruir vínculos”.
Las dificultades del abordaje también se originan en el plano afectivo: “En algunos casos también están atravesados por la ruptura de vínculos familiares, muchos emigran de su hogar para que su familia no lo vea en estas condiciones, en algunos casos también se da una expulsión del grupo familiar hacia esa persona porque no pueden convivir. Entonces, es un ida y vuelta”, destacó.

Una reserva de esperanza
A pesar de la incomprensiónque algunas personas despliegan sobre la situación de calle, confundiéndola con la delincuencia o la vagancia, existe un trabajo arduo, sostenido e integrado entre el Estado local y las organizaciones sociales para mejorar las condiciones de vida de esta población.
“En este invierno, estamos trabajando articuladamente en conjunto y cada cual está asumiendo un rol distinto en cómo poder ayudar. Desde Rosario Solidaria, Sol de Noche, y las chicas de Madre Teresa Señora de Lourdes con el refuerzo de la de las infusiones, los excombatientes repartiendo comida, con Vínculos colaborando la parte terapéutica, la gente de Me dicen calle, y muchos clubes que se están sumando”, enumeró sobre la cadena de asistencia que se consolidado en Rosario.
“Esta red solidaria es la reserva de esperanza que nos indica que no todo está perdido, hay una parte que quiere seguir ayudando y colaborando, porque la realidad es que hay una sociedad partida en dos. Están quienes tienen un estándar de vida medianamente consolidado o en vía de consolidación y un sector que se va cayendo al costado de la ruta y ahí estamos nosotros para ayudarlos”, finalizó.