Un sospechoso de 21 años fue imputado el pasado sábado de haber sido el presunto autor material del homicidio de Axel Nicolás Romero (25), ocurrido el pasado 22 de junio en Riccheri al 2700 de Villa Gobernador Gálvez. Jonatan Gabriel Sánchez quedó en prisión preventiva efectiva por 60 días luego de haber sido acusado por el fiscal Lisandro Artacho.

El fiscal explicó ante la jueza Hebe Marcogliese que el crimen fue cometido con dos armas de fuego, una de ellas disparada por Sánchez. La víctima –que tenía pedido de captura por una balacera del año pasado en la que resultó herido un chofer de Uber– falleció por dos tiros en el abdomen.

El homicidio fue aproximadamente a la 1.30. De acuerdo a la teoría del caso, todo empezó por un vino. Romero le dio 10 mil pesos a un conocido para que vaya a comprar una botella, pero a los pocos minutos esa persona después regresó y le dijo que el primo de Jonatan Sánchez le había robado la plata.

En pos de recuperar su dinero, Axel tomó su bicicleta, una réplica de arma de fuego y fue a la casa del señalado por el robo. Al llegar, fue atacado por Sánchez y otro joven. 

El primero en disparar fue Jonatan Sánchez con una pistola calibre 9 milímetros. Romero alcanzó a pedalear para esquivar unas balas, pero el otro gatillero no falló. La víctima se desplomó sobre el pavimento y los dos agresores luego huyeron en distintas direcciones. En la escena, los peritos forenses secuestraron 15 vainas servidas.

El pedido de captura que tenía la víctima

El mismo fiscal que investiga el asesinato es quien había pedido la captura de Romero el año pasado por haber estado involucrado en una balacera perpetrada el 1º de noviembre pasado en Montevideo y Bélgica de Villa Gobernador Gálvez.

Por el ataque al chofer de Uber, Artacho imputó el 7 de noviembre pasado a José David Fernández (19) y Verónica Analía Carrizo (44), como quienes organizaron el hecho por encargo de un recluso cuyo nombre no fue revelado. En tanto, un adolescente de 16 años fue aprehendido por este legajo, aunque en su situación intervino la Justicia de Menores.

En esa investigación, el nombre de Romero apareció por un motivo: se le cayó el celular en plena fuga tras el intento de homicidio. Se cree que estaba en el vehículo en el que escaparon los tiradores. De allí surgió información relevante para la causa, como los datos de quiénes habían organizado el plan y quién lo había instigado. 

Según explicó Artacho, un joven había acordado ir a ver una camioneta a Villa Gobernador Gálvez tras haber mantenido diálogo con el vendedor, una persona a la que conocía por compartir fiestas y partidos en la popular norte del Gigante de Arroyito.

Como el comprador del vehículo tenía un conocido que era chofer de Uber, le propuso hacer el viaje desde la zona oeste de Rosario hasta el punto de encuentro, por fuera de la aplicación. Así las cosas, Maximiliano V. (28) accedió y trasladó a su allegado en su Clio. Una vez que llegaron a ese lugar, el pasajero bajó, pidió ver el rodado y los papeles, aunque ahí la situación se puso espesa. 

Los ocupantes de un Chery Tiggo se bajaron a pocos metros del Clio, le dieron la documentación y mientras la miraba de espalda a ellos, parado al lado del chofer de Uber, los supuestos vendedores dispararon con tres pistolas.

El pasajero se echó a correr mientras que Maximiliano V., que esperaba en su Clio, sufrió heridas de arma de fuego en el abdomen y en el tórax que le ocasionaron una lesión medular, de acuerdo al relato del fiscal.

El joven que resultó ileso llegó a declarar que escuchó cómo algunos tiros le pasaban por al lado y cómo se le había trabado una pistola a uno de los gatilleros. Agregó que en la ruta logró subirse a un utilitario que pasaba por allí bajo el argumento de que huía de un robo.

Según el rol que atribuyó el fiscal, José Fernández habría sido uno de los ocupantes del Tiggo, posiblemente, uno de los tiradores. Cayó minutos después en un operativo de la Policía de Acción Táctica, donde también fue aprehendido el adolescente de 16 años que está involucrado en la causa. 

En el Tiggo, los agentes incautaron dos pistolas calibre 9 milímetros, un celular y un bidón que contenía combustible. Se presume que después del crimen, que resultó fallido, iban a prender fuego el rodado utilizado, que tenía pedido secuestro activo por robo y una patente de otro vehículo. 

Por su parte, Verónica Carrizo habría sido el nexo entre el recluso que dio la orden de ejecutar el homicidio y uno de los ocupantes del vehículo que logró fugarse en la persecución de la Policía de Acción Táctica. Además, ella fue quien guardó el Tiggo en su casa para que luego sea usado en el ataque.