Tras casi 20 días de debate, un tribunal de Rosario condenó este martes a los dos acusados de haber matado a Brenda Samira del Valle (24) y herido a otras ocho personas durante una fiesta callejera ocurrida en marzo de 2022 en barrio Empalme Graneros. El fallo, en línea con lo solicitado por la Fiscalía, impuso 34 años de prisión a Andrés Marcelo “Pachu” Chávez (27), sindicado como el tirador, y 28 años a Ignacio Guassardo (28), conductor de la moto desde la cual se perpetró el ataque.

La acción criminal, descripta por la acusación como una “salvajada”, ocurrió en el marco de una disputa territorial entre las bandas lideradas por Francisco “Fran” Riquelme y Mauro Gerez. Sin embargo, para la fiscal Georgina Pairola, ese contexto no explica por sí solo la conducta de los atacantes: “Dispararon a mansalva contra un centenar de personas con clara intención de dar muerte a la mayor cantidad posible”.

Según se ventiló en el juicio, esa madrugada del 12 de marzo, alrededor de las 5.30, Guassardo y Chávez arribaron en una moto negra al cruce de Larrea y French, donde se celebraba el cumpleaños de una joven. Chávez, de acuerdo con varios testimonios, dijo “ahí están los giles” y comenzó a disparar. Se secuestraron 13 vainas servidas calibre 9 milímetros. Nueve personas fueron alcanzadas por los proyectiles, muchas de ellas dispersas por las veredas.

Para la Fiscalía, los acusados sabían que en el lugar había algunas personas vinculadas con la banda de Mauro Gerez, antagónica a la de Riquelme. “Probablemente no sabían exactamente cuántos, ni dónde estaban todos, pero sabían que estaban allí”, sostuvo Pairola. Un testigo incluso mencionó que entre los presentes estaba Alan Ferrari, quien fue asesinado cinco meses después en barrio Ludueña.

Los peritos forenses concluyeron que Brenda recibió dos balazos –uno en el abdomen y otro en la cara, este último letal–. La fiscalía calificó el hecho como una “masacre” y sostuvo que hubo dolo directo: “Hubo intención de matar a tantas personas como balas se tenían. No fue un error, ni un ataque a un objetivo específico. Fue un tiro al blanco masivo”.

Ambos fueron ubicados por testigos como miembros de la facción de Riquelme. Chávez ya está imputado en otra causa como parte de esa organización, mientras que Guassardo fue identificado como “piloto”, encargado de trasladar en moto a personas armadas para ejecutar ataques. De hecho, según se mencionó en el juicio, esa misma dinámica fue registrada en otro hecho cuando Chávez fue detenido.

Durante el juicio se reconstruyó cómo Guassardo no solo acompañó el ataque, sino que esperó a Chávez hasta que vaciara el cargador y luego lo retiró del lugar. La Fiscalía refutó cualquier intento de desresponsabilizarlo: “Tuvo tiempo de interrumpir la acción, de huir, de hacer algo. No hizo nada”.

El fallo fue dictado por los jueces Gonzalo López Quintana, Hebe Marcogliese y Pablo Pinto, quienes dieron por acreditado que ambos actuaron de manera coordinada. A Chávez se le atribuyeron además los delitos de portación ilegal de arma de guerra, encubrimiento y desobediencia, con pedido de declaración de reincidencia.

A los pocos días del crimen, fue imputado Emanuel G. como presunto autor, pero más tarde se lo desvinculó. Su parecido físico con Chávez y rumores barriales habían alimentado esa hipótesis. Sin embargo, se probó que al momento del ataque dormía. Fue el propio Guassardo quien lo deslindó y señaló a “Pachu” como el autor de los disparos, versión luego sostenida por un testigo de identidad reservada que lo ubicó junto al “piloto” en la escena.

Para la Fiscalía, las víctimas –en su mayoría adolescentes– fueron alcanzadas en un estado total de vulnerabilidad. Brenda tenía una hija de 3 años, que se quedó sin madre. Su muerte, dijo la fiscal, “no fue un daño colateral: fue una consecuencia directa del plan criminal ejecutado con total desprecio por la vida”.

“Los homicidios, balaceras y heridos eran moneda corriente en estos barrios y los motivos estaban expuestos en la puja de territorio atravesada por el comercio de material estupefaciente. Esto generaba violencia irracional que era naturalizada por los vecinos. Muchos de ellos vinieron a declarar en este juicio respecto de, por ejemplo, el clima de tensión que se vivía en las «fiestas clandestinas» o que no se podía salir a la calle con seguridad por miedo a ser alcanzado por alguna bala. Si bien no se requiere que se acredite el motivo por el cual los hechos tuvieron lugar y que tampoco hay motivos válidos que justifiquen lo sucedido esa madrugada lo cierto es que este contexto permite entender la salvaje secuencia que tuvo lugar esa noche”, detalló la acusación el contexto del hecho.

El 13 de mayo de 2022, Chávez protagonizó una persecución que atravesó varias cuadras de Empalme Graneros, hasta que en French y Teniente Agneta chocó la Honda Falcon que conducía junto con otro joven que portaba un arma. La moto resultó tener pedido de captura. Chavez fue imputado de encubrimiento; desobediencia y resistencia contra la autoridad y ahora también fue condenado por esos delitos.