“El primer tiempo fue muy bueno, generando muchas chances, elaborando y de transiciones también. Con mucha velocidad y dinámica, el equipo llegaba fácil al área rival. Creo que encontramos jugadores con características ideales para este juego, para lo que queremos. El equipo está jugando muy bien”.
En el fútbol argentino todo el mundo habla de Marcelo Gallardo y su regreso con gloria a River, pero pocos ponen el ojo en un fenómeno digno de imitar que es el Vélez de Gustavo Quinteros, un equipo que pasó de pelear el descenso (allí el que ayudó fue el Gallego Méndez) a ser subcampeón de la Copa de la Liga y ahora a liderar con amplitud la Liga Profesional. Como si no fuera suficiente, desde ayer está por primera vez en su historia entre los cuatro mejores de la Copa Argentina tras ganarle a Independiente en cancha de Lanús.
“Nosotros exigimos a todos los jugadores que presionen, que al perder la pelota todos tienen que hacer el esfuerzo de recuperarla. Ellos están comprometidos y lo hacen muy bien”, contó Quinteros tras la clarísima victoria sobre Estudiantes, justamente el rival de la final de aquella Copa de la Liga.
Vélez no tiene nombres rimbombantes. Valentín Gómez, quizás, sea la estrella de un equipo repleto de lo que en el básquet se llama sexto hombre, jugadores que en otros equipos serían el primer suplente, el primer reemplazo.
Emanuel Mammana y Braian Romero no encontraron su lugar en River en distintos tiempos, Claudio Aquino tuvo que volverse a Paraguay tras fracasar en Independiente y antes de transformarse en el estratega de Liniers. Elías Gómez debió dejar River tras sobresalir en Argentinos Juniors después de poder poco y nada en Central. Francisco Pizzini tuvo sus momentos en Defensa después de nacer en Independiente y deambular por varios clubes, pero su tope de rendimiento lo alcanzó en este Vélez. Podría agregarse a Jalil Elías, aunque es suplente por ahora: fue uno más en Newell’s, mejoró en Godoy Cruz y también en San Lorenzo. De a poco va encontrando su lugar en este Vélez.
Además, hay que agregar a los chicos de la cantera que aportan el resto: el propio Valentín Gómez, Ordóñez, Thiago Fernández, los Montoro...
El funcionamiento de un equipo y la confianza en lo que propone el entrenador parece un combo exitoso difícil de combatir.
Este Vélez, que parece imbatible, pero que alguna vez va a perder, por supuesto, será el rival de Central el martes en Arroyito.
Vélez no mueve el amperímetro al lado de los grandes, pero es el mejor equipo de la temporada, lleva seis puntos de ventaja en la Liga Profesional, siete en la tabla anual, está en las semifinales de la Copa Argentina y tiene un secreto que no es un secreto porque su propio entrenador lo dice.
“Creo que encontramos jugadores con características ideales para este juego, para lo que queremos”.
Esa parece ser la clave. Sería muy enriquecedor saber si Quinteros encontró los jugadores para el juego que le gusta a él, o acomodó el equipo a las características de sus futbolistas.
“Siempre hay que pensar en grande. Hay que ilusionarse y pensar en que se puede dar. Hoy tenemos en claro que Vélez pelea por ingresar a la Copa Libertadores. ¿Por qué no nos vamos a ilusionar con conseguir ese gran objetivo?”, razona Quinteros, subido al podio de los exitosos temporales, una categoría que les cae muy bien a los entrenadores de fútbol, que generalmente pierden más de lo que ganan.
Hace poco más de un año, los jugadores de Vélez se querían ir a cualquier otro lado, el clima interno y con las tribunas era insostenible. Ahora todo cambió.
No pasó tanto tiempo. Se puede torcer un rumbo equivocado sin grandes erogaciones. Sólo es suficiente con realizar el trabajo adecuado.