“Vos sos familia de un preso y sabés lo triste que se vive y también viste a una mamá llorar por su hijo muerto. No nos hagas eso. Sólo te pido que te levantes con la frente en alto y sigas tirando para adelante como venías haciendo. Alejate de esa vida, de esa gente”. La súplica es de la madre de un tiratiros acusado de integrar la banda del recluso Alejandro Isaías “Chuky Monedita” Núñez (26). El 23 de octubre de 2020, la mujer le advertía a su hijo sobre las consecuencias de llevar una vida delincuencial en las calles violentas de Rosario: la muerte o el encierro.

Nueve días después, el pistolero de 22 años cayó detenido tras cometer una balacera contra una banda rival en barrio Tablada.

Desde entonces, está preso por abuso y portación de arma y resistencia a la autoridad. Este viernes, a instancias de una investigación del fiscal Pablo Socca, Nahuel Agustín Papiri sumó un cargo como miembro de una asociación ilícita, agravado por participación de menor de edad. La jueza le extendió la preventiva hasta marzo de 2023.

Papiri “perdió” el 2 de noviembre de 2020, junto a Nahuel Sebastián Riveros, otro de los tiratiros a la orden de Chuky Monedita que también se fotografiaba con armas.

Del teléfono del detenido se recuperaron imágenes donde se lo ve armado.

La detención tuvo lugar minutos después de un tiroteo contra un pasillo de Biedma al 173 bis, uno de los aguantaderos de un grupo rival, la banda de la Planchada, de la zona de Chacabuco y Seguí y ligada a Los Monos. Un grupo de pibes que no superan los 20 años, criados entre la pobreza, la marginalidad, armas, el armado de bochitas de droga y el paso por el ex Irar.

Ese lunes, Papiri y Riveros iban en una Citroën Berlingo robada, que fue interceptada por personal policial en Ayacucho al 4200. Dentro había una pistola, municiones y celulares que, luego de ser peritados meses después, arrojaron fotos y chats que fueron evidencia para acusarlos como gente de Monedita Núñez.

Días antes de caer detenido, Papiri pidió ayuda a Monedita porque tenía “broncas” con grupos rivales que le tirotearon su casa de barrio Villa Urquiza, donde vivía con sus padres y hermanos menores.

“Hermano, necesito que me zafes, necesito una pipa (pistola). Me tiraron toda la casa los giles del Fonavi de los Tripi (un renombrado clan que, según investigaciones federales, maneja la venta de drogas en el Fonavi de Parque Oeste) y los tengo acá a tres cuadras”.

Monedita, agendado en su teléfono como “Chinwenwencha”, le pide que espere hasta mañana, que había perdido dos pistolas, y la tercera se trababa.

“Hermano, yo te aguanto hasta mañana, pero confirmamela. Estoy de pecho, tengo toda mi familia. ¿Me entendés? Tengo mi papá, mi hermanito, mi hermanita, ¿Me entendés? Anoche vinieron, tiraron tiros, esta mañana están pasando, dele pasar están los giles, soldados, están dele pasar, mandan a otro a pispear, a ver si yo estoy. Yo estoy en el frente, estoy esperando que vengan y que me peguen a mí boludo. ¿Qué voy a dejar que me caguen a tiros la casa todo el tiro? Por eso te pido una pipa. ¿Me entendés? Si vos me habilitas la pipa, yo los bajo. Aparte ya de paso lo vengo a mi compañero Nikito, era mi re compadre hermano, Nikito era mi re pierna”, le implora Papiri a Monedita el 1° de noviembre de 2020.

“Nikito” era Nicolás Ríos, un pibe de 17 años asesinado de un tiro en la cabeza la noche del 21 de septiembre de 2020 en Barra y 27 de Febrero, un crimen instigado desde la cárcel, por Pablo Camino, capo de los Monos ya detenido, según la propia Fiscalía.

En otro pasaje citado como evidencia, el 28 de octubre la novia de Papiri le dice: “Sé que no andas bien, sé que te torciste otra vez y siempre tengo miedo de perderte. No quiero que termines como Pato, tampoco como Joel (por un pibe que fue baleado y como consecuencia posee un ano contranatura), llorarte en un cajón”.

"Yo no soy el mismo de antes. El de la .40, el maleante", responde Papiri. Un extraco de "Paredes De Hielo", una canción de Ankhal y Farruko. Un presagio sobre la soledad carcelaria que le depararía cuatro días después.

Tiratiros, sicarios y teléfonos cargados de evidencia 

 

Parte de las fechorías de la banda de Monedita ya habían quedado al descubierto con el peritaje al celular de Jonatan “Jony” Ribles (29), detenido con dos pistolas encima y una moto robada el 28 de octubre. Este gatillero chateaba con Monedita y varias personas, entre ellas Nahuel Riveros, y no había borrado los mensajes.

En junio de 2021, Monedita, que está detenido desde marzo de 2015 por hechos violentos y homicidios en barrio Tablada, sumó, merced a su nombre y conexiones dentro y fuera de la cárcel, el título de jefe de asociación ilícita. Lo imputaron junto con 14 personas.

De la extracción informática del celular de Ribles surgieron elementos para bosquejar el organigrama de la banda y evidencia sobre un plan para matar al mecánico Carlos Argüelles, un ex integrante de la banda del capo mafia Esteban Lindor Alvarado que declaró contra el propio Esteban.

Argüelles sería acallado para siempre año después –6 de septiembre de 2021– en su taller de San Nicolás y Garay.

En el juicio a la banda de Alvarado, que terminó con condena a perpetua para Alvarado, la Fiscalía expuso la declaración de Argüelles en un video, grabado antes de que lo mataran. El mecánico, que sabía que su cabeza tenía precio, eligió quedarse en Rosario, sabiendo que si desaparecía del mapa irían por sus familiares, aseguró gente que trató con él.

En la cárcel de Piñero, en el pabellón 4, Monedita compartió el encierro con Mauricio Laferrara, un sicario de Esteban Alvarado también condenado a perpetua en 2022. Por ello, una de las hipótesis es que Monedita tomó el encargo de matar a Argüelles a pedido del entorno de Alvarado.