Este miércoles se cumplen cinco años de la primera marcha bajo la consigna Ni Una Menos (NUM), el multitudinario reclamo contra las violencias machistas que ganó la calle el 3 de junio de 2015 y, desde entonces, continúa.

El femicidio de Chiara Páez, de 14 años, en la localidad santafesina de Rufino colmó la angustia de mujeres y disidencias que bajo el reclamo de “paren de matarnos” articuló una convocatoria nacional. Chiara estaba embarazada. Y la mató su novio, Manuel Mansilla Gallegos, de 37 años, condenado a 21 años de prisión por el crimen.

Cumplido el primer lustro y con NUM ya constituido como colectivo de activistas feministas, la agencia Télam dialogó con mujeres artistas que reflexionaron sobre el impacto de ese grito colectivo tuvo en ellas, en la cotidianeidad y acerca del camino que aún falta recorrer.

Se trata de las actrices Laura Azcurra, Thelma Fardin, Mirta Busnelli, Natalie Pérez, Luly Arias y Cristina Banegas, y las músicas Lula Bertoldi, Barbi Recanati, Miriam García y Leticia Lee.

“La irrupción de NUM fue un hecho fundamental y los cinco años que pasaron, con tantas acciones y presencias, marcan un punto de inflexión extraordinario en el mundo del feminismo, y no solo en Argentina”, explicó Benegas.

A su turno, la actriz y cantante Natalie Pérez sintetizó: “Muchas actrices se comprometieron, tomaron liderazgo y visualizaron una problemática que estábamos atravesando en nuestros trabajos. Fundamental, simplemente por cuestiones de igualdad y derechos”.

Para Laura Azcurra, una de las impulsoras del colectivo Actrices Argentinas, el 3 de junio de 2015 significó “un primer gran despertar para comprender la problemática y visibilizarla”.

En tal sentido, las artistas entrevistadas mencionaron lo gravitante que fue aquella convocatoria respecto del debate por el Aborto Seguro, Legal y Gratuito en el Congreso argentino.

Logramos cambiar la carátula del asesinato de Diana Sacayán a travesticidio y también surgió el concepto de travesticidio social. Lucho para que esto deje de pasar, aunque en estos seis meses ya hay 30 compañeras víctimas”, apuntó la actriz trans Luly Arias sobre lo gravitante de NUM también en la Justicia.

Azcurra remarcó que pese a la visibilización de la violencia patriarcal que articuló el colectivo. “seguimos siendo tildadas de locas por sobre lo que queremos decir”.

“Sí comenzó a instalarse en agenda, a debatirse una reconstrucción de los lazos dentro de la sociedad, plantearnos si estamos a niveles igualitarios en todos los sentidos y aprendiendo de otras diversidades. Es el camino hacia nuestra verdad fuera de los modelos hegemónicos”, profundizó.

Para Mirta Busnelli, otra voz referente del movimiento, la lucha de las mujeres “se intensificó a partir de 2015, pero fue la conferencia de prensa de Thelma la que marcó un antes y un después. Tomó importancia porque era una persona conocida, con conducta aparentemente impecable, que hacía programas familiares. Los hombres empezaron a repensar sus conductas”.

Desde la música, Miriam García, cantante, educadora popular y discípula de Leda Valladares, observó que NUM empujó a sentir que “había una red de sororidad que contenía y que el alzar la voz en forma colectiva se escucha más”.

“Nos impulsó a estar atentas -siguió- sobre qué le podía estar pasando a una compañera o alumna y cómo actuar frente a eso, y no callarnos, algo que en otro momento sí se percibía, la mejor opción era el «no meterse»".

En coincidencia con García, la cantante Leticia Lee opinó que “NUM modificó el modo de ver las cosas como mujeres y artistas. Nos hizo estar más atentas y a desnaturalizar. Es el comienzo es un cambio de paradigma y no estamos solas”.

A su turno Lula Bertoldi, vocalista de Eruca Sativa, resaltó que “se empezaron a caer las fichas como dominó. Se trata de la muerte de la mujer, pero también se trata de todos los niveles de violencias de género y micromachismos existentes, y de cómo podemos convivir con esa denigración constante”.

“Es bueno que hayamos empezado a desnaturalizar los tratos hacia la mujer, las colegas, de un músico de arriba del escenario a sus seguidoras. Reventó todo con los escraches y las denuncias públicas. A veces la ley nunca llega, y esa es nuestra forma de justicia social. Genera que muchas mujeres se sientan acompañadas y dejen de sentirse culpables, aunque sabemos que no es así”, enfatizó Bertoldi.

Barbi Recanati, ex vocalista de Utopians, señaló que “la mayoría de las artistas tratamos de trabajar en espacios 100 por ciento inclusivos y transfeministas. Ahí no se vive la violencia machista. Pero cuando caes en un espacio de los antiguos, todo sigue ahí. Los gritos, los chistes, el menosprecio, sumado ahora a una paranoia constante de tipos que viven a la defensiva y que te insultan diciendo «vos sos una caradura que piensa que puede reclamar espacio por tener tetas»”.

La sanción de la Ley de Cupo Femenino y Acceso a Artistas Mujeres a Eventos Musicales –que garantiza que el 30 por ciento de la grilla de festivales sea integrada por mujeres y disidencias– es un logro del colectivo feminista de Argentina que tiene una historia de lucha más antigua pero consolidó una extensión territorial más ancha con el grito “ni una menos”.