Brigitte Bardot, que hace siete décadas se convirtió con sus éxitos cinematográficos en un símbolo de la liberación sexual de las mujeres y también en objeto sexual, volvió a marcar distancias con el feminismo y defiendió a algunos actores acusados o incluso condenados por agresiones sexuales.
"El feminismo a mí no me va. A mí me gustan los hombres", declaró Brigitte Bardot (90 años) en una entrevista que emitió este lunes el canal BFMTV, la primera que da a la televisión en once años.
Se quejó de los procesos judiciales contra los actores Nicolas Bedos y Gérar Depardieu, el primero condenado a un año de cárcel por agresiones sexuales y el segundo pendiente de una sentencia por ese mismo delito que se hace pública este martes.
Brigitte Bardot sur le mouvement Me Too: "Ceux qui ont du talent, s'ils mettent la main aux fesses d'une fille, ils sont rejetés dans le cul-de-basse-fosse" pic.twitter.com/iuLg71UYbq
— BFMTV (@BFMTV) May 12, 2025
"Al menos se les podría dejar seguir viviendo", subrayó Bardot antes de considerar que "con lo que les ha pasado, ya no van a encontrar mucho trabajo".
A su parecer, "a los que tienen talento y ponen la mano en el culo a una chica, se los tira al fondo de un pozo negro".
"Je n'aime pas du tout l'époque que l'on vit actuellement": après 11 ans d'absence, Brigitte Bardot se confie dans une interview exclusive pic.twitter.com/pEZ3KYwoxD
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Brigitte Bardot ya se había significado en el pasado por criticar la ola de denuncias por acoso sexual de actrices al calor del movimiento #MeToo
La estrella de películas como ‘Et Dieu créa la femme’ (1956) que la propulsaron a una fama internacional, retirada del cine desde hace más de medio siglo, vive en su mansión de Saint Tropez, en la Costa Azul francesa, y sigue dedicándose a la que ha sido una de sus ocupaciones en las últimas décadas, la defensa de los animales frente al maltrato.
Preguntada sobre cómo se encuentra de salud, la nonagenaria respondió primero alzando los brazos, dando a entender que basta con verla, y luego con un "muy bien".
Más tarde precisó que quejarse "no sirve de nada", y que lo que le ocurre se lo guarda para ella.
Brigitte Bardot lamentó adempas haber sido "prisionera de (sí) misma", del símbolo que se creó en torno a su figura y de la fama porque eso le impidió hacer cosas banales como tomar un café en un bar o beber en la terraza de un bar, ya que eso suscitaba una gran curiosidad y atención.
