Rosario ya superó los 17 mil casos confirmados de dengue y enfrenta no solo el peor brote conocido sino una evolución temprana y feroz. En apenas un trimestre, los contagios acumulados multiplican por cuatro el total del año pasado, cuando fueron 4.236, el pico máximo conocido hasta ese momento.
Al término de la semana epidemiológica 12 (del 17 al 23 de marzo), el dato difundido en Rosario Datos llegó a los 15.158 infectados y 2.062 semanales. El nuevo registro que cerró la Secretaría de Salud municipal (la semana 13 que comprende hasta el día 30) indica una suba menor pero todavía importante: casi 1.900 nuevos casos.
Si se compara el mismo período con los años anteriores, el salto es exponencial porque el desarrollo de la enfermedad comenzó antes.
Eso se dio, entre otras variables, por las condiciones del ambiente y una tropicalización del clima que movió a la ciudad del margen sur de la zona comprometida al centro, incluso con cuatro provincias argentinas que por primera vez son endémicas (nunca dejaron de tener casos).
Ese desplazamiento se percibe al comparar las montañas de cantidad de casos nacionales acumulados por semana de este brote con los anteriores (ver gráfico).
¿Cómo fue esa expansión del virus en los barrios de la ciudad, cuáles fueron los motivos del estallido de casos y cómo es la batalla contra la epidemia que dan los equipos municipales?
Ejes y ovitrampas
La secretaria de Salud local, Soledad Rodríguez, aseguró a Rosario3 que los equipos interdisciplinarios trabajan en cinco ejes: información, prevención, sistema sanitario, casos graves y registro de datos.
El Comite Operaciones de Emergencia (COE) agrupa a diversos entes del Estado (además de Salud, Vectores, Parques y Paseos, Defensa Civil, Distritos) y se reúne cada 15 días para seguir la epidemia y diseñar acciones.
Las acciones comenzaron el año pasado, después del último caso registrado en el brote durante el mes de agosto. Aún en época de frío, se instalaron 100 ovitrampas: recipientes negros con agua que se dejan en varios puntos de todos los distritos.
A la semana, se recogieron las muestras y se detectaron unos 300 huevos para su estudio. “Esto es muy importante porque nos permite trabajar de manera temprana sobre los lugares con mayor presencia”, advirtió Matías Lahitte, coordinador de Epidemiología de Rosario.
Con esa información, más los antecedentes del año pasado (zonas de mayor contagio y casos graves) se inició una doble acción. Por un lado, la prevención con información y descacharrado de espacios públicos y hogares. Y, por el otro, fumigación y entrega de repelentes con tres criterios específicos.
Solo en marzo, la Municipalidad entregó 7.000 productos contra el mosquito. “El sistema público nunca se quedó sin repelentes para abastecer, primero a las embarazadas y a la población de extrema vulnerabilidad que sabemos que no podrá acceder a la compra. Y luego a los casos febriles y familiares para el bloqueo de la enfermedad”, detalló Rodríguez.
Primeros casos y mapas de calor
En años anteriores, los primeros contagios importados se registraban en enero o febrero, con personas que regresaban de Brasil o Paraguay, y recién después el virus se propagaba. Esta temporada, por la evolución de la enfermedad en el país (ver nota aparte), sobre todo en las cuatro provincias que son endémicas (Chaco, Formosa, Misiones y Corrientes), los primeros casos se dieron mucho antes (en diciembre, por las visitas familiares en las fiestas).
El primer foco importante se dio a fines de año en el barrio Toba de Rouillon (zona oeste) y después, ya enero, en barrio Banana y en Empalme Graneros. Esa evolución se puede ver en los mapas de calor que georrefencian cada persona contagiada (que tiene una ficha particular en el sistema local).
El virus se extendió hacia el barrio Los Pumitas y luego más hacia el norte. Con el correr de las semanas se instaló en el sur de la ciudad y ya de ahí abarcó a casi todo el territorio, con un pico en la semana 10.
Esos datos, procesados y presentados por Gabriela O'toole, coordinadora de la Mesa de Integración de Información para la Gestión, se utilizan para diseñar operativos. Se visitaron más de dos mil viviendas por mes y se concretron entre 500 y 700 fumigaciones intradomiciliarias en enero y febrero.
Queda claro, de todas formas, que eso no alcanza para frenar un brote como el actual. La fumigación mata apenas el 30% de los mosquitos en vuelo. “Pero no sabemos qué pasaría sino tuviésemos esas intervenciones, cuánto más subirían los contagios, porque siempre hemos trabajado de forma activa”, señaló González.
Llamadores, guardias y laboratorio
El subsecretario de Salud y Territorio, Fernando Vignoni, dijo que suspendieron algunos turnos de controles programados en el sistema descentralizado de 50 dispensarios para poder concentrar la atención en la epidemia.
El funcionario aclaró que la atención no está saturada, ni en los distritos ni en las guardias de los hospitales. “No hubo colapso acá”, aseguró.
La otra modificación que tomó la Secretaría fue activar los “llamadores” de pacientes, una variante que se montó durante la pandemia de covid para hacer seguimientos.
Como el cara a cara quedó desbordado, más de tres mil pacientes considerados de gravedad fueron monitoreados con llamadas telefónicas diarias, durante la primera semana de enfermedad.
Tanto los centros de salud como los hospitales toman muestras de sangre para confirmar por laboratorio la presencia del virus y los serotipos (si se trata de las cepas 1, 2, 3 o 4).
El tubo se analiza en el laboratorio del Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias Rosario (Cemar). Hay un test rápido (con una mecánica similar a la de los embarazos) y otro más confiable que utiliza la técnica Elisa (con reactivos).
Desde que el mosquito pica, pueden pasar hasta cinco días para que se desarrollen síntomas. En ese período se detectan antígenos (el virus) pero si transcurrieron otros cinco días más entonces pueden aparecer anticuerpos (por la enfermedad).
“En Rosario circulan los serotipos 1 y 2. Un infectado con una cepa es inmune a esa cepa pero puede contraer las otras. No necesariamente es más grave si se vuelve a contagiar, no siempre”, explicó Lahitte.
El infectólogo aclaró que la vacuna desarrollada es tetravalente, alcanza a las cuatro variantes. Claro que para eso algún gobierno deberían iniciar una campaña de vacunación, algo que Nación al menos negó hasta ahora.
Curva desacelerada (no definitiva)
El Ministerio de Salud de la provincia actualizó los datos de la semana epidemiológica 13 (hasta el 30/03/2024 inclusive). Confirmó 37.967 casos y 17 fallecidos en total (siete del departamento Rosario). En esta semana, se sumaron cinco muertes, dos del departamento Rosario, una joven de 19 años y un hombre de 71.
La epidemia se extiende en el territorio y alcanza a los 19 departamentos. La representatividad del departamento Rosario comenzó con un 80% del total y ahora bajó al 54%.
Según los datos de la ciudad a los que pudo acceder este medio, la semana 13 tuvo un poco menos de 1.900 contagios, que es inferior al registro de 2.062 de la semana 12. El pico parece haber quedado atrás. Pero, como resumió la secretaria de Salud municipal, la curva “puede volver a subir” porque “estamos ante una situación novedosa”.
“Antes los casos se daban entre la semana 7 y la 18. Ahora empezó en la 1. Si bien siguen subiendo, estamos con una desaceleración en ese ritmo de crecimiento. Pero no sabemos cómo seguirá, es inusitado lo de este año”, reconoció.
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