El veranito financiero se enfría: los dólares no alcanzan, los sueldos tampoco y el carry cruje

Un déjà vu peligroso: vuelven los fantasmas del atraso cambiario y la pérdida de competitividad. El último informe de la consultora 1816 dejó en claro que la economía argentina ingresó en una zona de riesgo creciente

     Comentarios
     Comentarios

Un déjà vu peligroso: vuelven los fantasmas del atraso cambiario y la pérdida de competitividad. El último informe de la consultora 1816 dejó en claro que la economía argentina ingresó en una zona de riesgo creciente. Las señales de agotamiento del esquema actual se acumulan: los salarios en dólares medidos al tipo de cambio financiero volvieron a caer en junio, ubicándose por debajo del promedio histórico y lejos de los picos alcanzados a comienzos de la era Milei.

El gráfico de salarios reales medidos en CCL para trabajadores formales muestra un nuevo retroceso, en línea con una inflación que persiste por encima del 4% mensual y paritarias que no logran recomponer el poder adquisitivo. A esto se suma un dato clave: la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) ya da señales de estancamiento en el empleo privado registrado.

En paralelo, el superávit externo empieza a mostrar fisuras. Según los datos actualizados al primer semestre de 2025, el saldo de la cuenta corriente está en su nivel más bajo desde la pandemia. Las exportaciones de bienes no compensan la salida de dólares por viajes y utilidades. Y el turismo, que había sido un alivio en el primer trimestre, se volvió a convertir en un drenaje de divisas. La diferencia entre el dólar oficial y el CCL, en torno al 50%, incentiva el atesoramiento y castiga la liquidación.

Un dato que enciende alarmas es la merma en la liquidación de divisas por parte del agro. La diferencia entre las DJVE (declaraciones juradas de ventas al exterior) y la liquidación real registrada por CIARA es cada vez mayor. Para 1816, esa brecha debería cerrarse en las primeras semanas de julio, aprovechando el esquema de retenciones más bajas. Si eso no ocurre, la presión cambiaria se sentirá con fuerza.

En el frente financiero, el informe destaca el crecimiento del stock de LEFI (letras de deuda del BCRA) en manos de bancos, que superó los 17 billones de pesos. Esto no solo eleva el costo cuasifiscal sino que refuerza el riesgo de una futura reestructuración o licuación forzada, especialmente si el mercado deja de renovar posiciones.

Las tasas implícitas en los bonos CER y dollar-linked muestran también un cambio de humor: el mercado empieza a exigir mayores rendimientos, en especial para vencimientos de 2025, lo que refleja un riesgo creciente sobre la sostenibilidad del plan financiero oficial.

En resumen, el veranito financiero empieza a dar señales de agotamiento: se diluyen los ingresos en dólares, se enfría la economía real, se recalentó el pasivo del BCRA y el ancla cambiaria, lejos de afianzar la estabilidad, empieza a parecerse demasiado al pasado. En un contexto donde el gobierno necesita sostener el equilibrio fiscal y reforzar la confianza, los próximos meses serán clave para evitar que el modelo actual se derrumbe bajo su propio peso.

Comentarios