El Reskilling: ¿La clave para retener talento y crecer en el mundo empresarial?

¿Sentís que tus habilidades quedaron obsoletas, que tu empleo tiene fecha de vencimiento o te cuesta avanzar? El reskilling es la solución que el 80% de los profesionales ya busca, abriendo puertas a nuevas oportunidades y al crecimiento profesional

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El mundo empresarial local se encuentra en un punto de inflexión, donde la adaptación y el desarrollo constante emergen como las divisas más valiosas para la sostenibilidad y el crecimiento en un mercado cada vez más dinámico. La velocidad con la que los conocimientos se vuelven obsoletos y las demandas del mercado laboral se transforman, obliga a una redefinición de las prioridades tanto para quienes buscan empleo como para quienes lo ofrecen, sentando las bases de lo que hoy se conoce como reskilling.

Un reciente estudio global de employer branding realizado por Randstad, la compañía de talento líder a nivel global, revela que un contundente cuatro de cada cinco trabajadores considera crucial el desarrollo de nuevas habilidades para su vida laboral, un porcentaje que se mantiene firme en el contexto argentino según el Randstad Employer Brand Research 2025. De este grupo, un significativo 59% subraya la vital importancia de que sus empleadores faciliten el aprendizaje de nuevas competencias, mientras que un 20% lo cataloga como un factor importante.

Esta tendencia se acentúa notablemente entre aquellos que barajan la posibilidad de cambiar de empleo, donde el 83% de los consultados lo ve como un aspecto preponderante. Esta demanda de formación continua no es una moda pasajera; es una necesidad imperiosa que refleja la acelerada obsolescencia de las habilidades en un mercado que no para de innovar. "En un mercado laboral en transformación constante, donde los ciclos son más cortos y los conocimientos y habilidades pierden vigencia cada vez más rápido, las personas valoran especialmente a aquellas empresas que les brindan oportunidades de aprendizaje y desarrollo", señaló Andrea Avila, CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay. Esta visión subraya la importancia estratégica de la inversión en capital humano.

"En un mercado laboral en transformación constante, donde los ciclos son más cortos y los conocimientos y habilidades pierden vigencia cada vez más rápido, las personas valoran especialmente a aquellas empresas que les brindan oportunidades de aprendizaje y desarrollo", señaló Andrea Avila, CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay.

Profundizando en este panorama, los datos de Randstad muestran una diferencia marcada por género: el 81% de las mujeres en Argentina concede mayor trascendencia al reskilling que el 76% de los hombres. Este dato no es menor; invita a las empresas a diseñar programas de formación inclusivos y adaptados a las realidades y desafíos que enfrentan las mujeres en el ámbito profesional, sin dejar de lado iniciativas que beneficien a todo el personal.

Asimismo, la relevancia del reskilling es aún mayor para los perfiles profesionales, alcanzando un 80% según el estudio de Randstad, en comparación con los perfiles operativos y digitales, que lo valoran en un 74%. Esto sugiere que, si bien la necesidad de actualización es transversal, los roles que implican mayor complejidad y toma de decisiones son los que más sienten la urgencia de adquirir nuevas herramientas y conocimientos. Pensemos, por ejemplo, en cómo la irrupción de la inteligencia artificial ha transformado la demanda de habilidades en áreas como el análisis de datos o la gestión de proyectos, obligando a profesionales de diversas ramas a incorporar competencias digitales para mantenerse competitivos. Una empresa santafesina dedicada al desarrollo de software, por caso, invirtió en la capacitación de sus programadores en nuevas arquitecturas de nube y lenguajes de programación emergentes, logrando no solo retener a su talento, sino también ampliar su oferta de servicios y acceder a mercados más exigentes.

La importancia de estas dinámicas se manifiesta también en la intención de cambio laboral, que según el estudio de Randstad, en el último semestre subió tres puntos porcentuales, alcanzando el 34%. Sin embargo, los cambios efectivamente concretados solo aumentaron un punto porcentual, llegando al 12%. Este dato, aparentemente contradictorio, es una oportunidad de oro para las organizaciones.

En un contexto de incertidumbre económica, con la inflación jugando su propio partido y la actividad económica mostrando señales de crecimiento aún intermitentes, muchos trabajadores, aunque consideren cambiar de empleo, no se animan a dar el paso decisivo. Esta actitud conservadora genera una ventana de estabilidad que las empresas pueden aprovechar para fortalecer sus estrategias de fidelización y compromiso con sus colaboradores.

La inversión en capacitación y desarrollo profesional no solo cierra la brecha de habilidades y mitiga la escasez de talento, sino que también tiene un impacto directo en el compromiso de los empleados, forjando un vínculo más sólido y duradero. Imaginen una empresa manufacturera que, en lugar de buscar nuevos talentos en un mercado escaso, decide capacitar a sus operarios en el manejo de maquinaria automatizada de última generación. No solo mejora su eficiencia operativa, sino que también empodera a su personal, ofreciéndoles un camino de crecimiento y una razón poderosa para quedarse. "La inversión en formación y desarrollo ayuda a las organizaciones a cerrar la brecha de habilidades y la escasez de talento, al tiempo que impacta en el compromiso de sus colaboradores", afirmó Andrea Avila, de Randstad. Esta afirmación no es solo una máxima; es una hoja de ruta para la gestión estratégica del talento en tiempos volátiles.

"La inversión en formación y desarrollo ayuda a las organizaciones a cerrar la brecha de habilidades y la escasez de talento, al tiempo que impacta en el compromiso de sus colaboradores", afirmó Andrea Avila, de Randstad.

Esta estabilidad relativa en el comportamiento de cambio de los trabajadores es un espacio estratégico para que las empresas de la región anticipen movimientos y refuercen sus políticas de reskilling como un factor clave para consolidar la relación con su equipo y minimizar el riesgo de una rotación acelerada cuando el mercado laboral retome un dinamismo sostenido. Aquellas organizaciones que logren adelantarse a la necesidad de nuevas competencias y ofrezcan a sus empleados las herramientas para adquirirlas, estarán sentando las bases no solo para su propia supervivencia, sino para su expansión en un entorno competitivo. El reskilling no es un costo, sino una inversión estratégica en la adaptabilidad y la resiliencia del capital humano, elementos insustituibles en la economía del conocimiento.

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