Un nuevo estudio internacional, liderado por la Universidad de Mongolia Interior (China), dio cuenta de que el agua estancada en cañerías de edificios crea ambientes propensos al crecimiento de bacterias. Los hallazgos se publicaron en Clean Water, perteneciente a Nature.

“Queríamos examinar si la existencia de pequeñas cantidades de metales, como el hierro y el aluminio, influyen en el crecimiento bacteriano y contribuyen a la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos”, relataron desde la investigación.

El estudio

El equipo científico tomó muestras de agua de la canilla en Hohhot, una ciudad del norte de China con 3,5 millones de habitantes, donde el agua potable se desinfecta con cloro y contiene cloro residual. Su propósito fue comprobar qué sucede cuando el agua permanece estancada durante periodos prolongados.

Luego de dejar correr el agua por 20 minutos, los investigadores recogieron dos litros de agua por muestra, la almacenaron en un sitio oscuro para simular la situación del estancamiento cuando queda unos días estacionada en una cañería, y agregaron pequeñas esferas de vidrio para permitir la adhesión de bacterias.

De este modo, analizaron tanto el agua como las biopelículas de las esferas de vidrio para entender cómo crecían los microorganismos en agua estancada: “Nuestra meta era destacar los riesgos invisibles que podrían estar presentes en cualquier hogar y aportar evidencia científica que ayude a desarrollar políticas más seguras para el agua potable".

El hierro es el metal más contaminante

Tras analizar todas las pruebas, constataron que, cuando el agua permanece estancada en las cañerías durante mucho tiempo, las bacterias se multiplican rápidamente y forman biopelículas que se adhieren al interior de las cañerías.

Asimismo, cuando hay pequeñas cantidades de metales como el hierro, estas biopelículas se vuelven más peligrosas y permiten que bacterias dañinas como la Salmonella entérica y Pseudomonas aeruginosa prosperen, según sostuvieron desde el estudio.

El hierro es un metal muy presente en cañerías y permite que las bacterias dañinas y genes de resistencia se vuelvan fuertes. Esto podría llevar a que los microorganismos presentes desarrollen resistencia a antibióticos y sean más difíciles de erradicar.

“Este problema no es solo una cuestión científica, se trata del agua que bebemos cada día. Si alguna vez has abierto el grifo y has notado un ligero color extraño o un sabor metálico, podría ser una señal de que pequeños rastros de metales están interactuando con las bacterias en tus tuberías”, explicaron.

Según detallaron, esta situación puede ser especialmente preocupante en viviendas urbanas, casas de vacaciones, escuelas, hospitales y cualquier sitio en donde el agua pudiera permanecer estancada por períodos largos. Por este motivo, al visibilizar estos riesgos, no se busca generar alarma, sino “impulsar regulaciones más estrictas sobre la calidad del agua, fomentar el uso de materiales más seguros en los sistemas y concienciar al público sobre los peligros ocultos en el agua potable”.

Fuente: SINC.