Un tribunal juzga desde este miércoles a dos gatilleros vinculados con el clan Funes por el asesinato de una mujer que fue acribillada en abril de 2022, en un sector caliente del barrio Tablada, como coletazo de un enfrentamiento entre bandas.

La Fiscalía, a cargo de Lisandro Ríos Artacho, solicitó en la apertura 23 años de prisión para Rubén Darío “Chake” Morel (30 años, oriundo de Paraguay) y 21 para Nicolás Daniel Spalleta (31) como coautores de homicidio agravado.

El tribunal está integrado por los jueces Ismael Manfrín, Gonzalo Fernández Bussy y Gonzalo López Quintana. Los acusados son asistidos por la defensa pública.

Meses antes de ser asesinada, María Elena “Loca Mari” González (63) había declarado en sede judicial por una balacera de la que fue testigo, por lo que ese presunto móvil de su muerte será debatido ante los jueces.

El asesinato de González fue perpetrado pasadas las 22 del 11 de abril de 2022, cuando dos soldaditos en moto pasaron por la cuadra de Necochea y, casi en la esquina con Ameghino, abrieron fuego contra la mujer. Fueron unos doce tiros, según los informes criminalísticos. Siete impactaron en la víctima.

Según determinó la investigación del fiscal Gastón Ávila –luego delegada a Artacho–, González asomó a la puerta de su casa en Necochea 4285 porque alguien gritó “Mari, Mari”, como si un conocido preguntara por ella. Un vecino llegó a advertirle segundos antes de que recibiera los disparos: “Vieja, ojo que esos dos de la moto son los del búnker de los Funes, ahí vuelven”.

Algunas denuncias anónimas sostuvieron que la víctima comercializaba estupefacientes, pero esto fue rechazado por una hija que, en una entrevista, aseguró que Mari González se ganaba la vida como meretriz hasta que se jubiló y que “consumía drogas, era adicta y nunca vendió”.

“Chake” Morel fue detenido minutos después del crimen en el búnker-aguantadero de los Funes, en Chacabuco al 4100. Tras su caída, una charla recuperada de un celular señalaba que, por esos días, Morel era “el paraguayo que estaba preso en Buenos Aires y que el Alan Funes trajo para el pasillo”.

Alan no era otro que Funes, el jefe de la notoria pandilla del Cordón Ayacucho, hoy condenado a prisión perpetua por causas de homicidio, narcotráfico y asociación ilícita. Sin embargo, la Fiscalía no halló elementos para achacarle la instigación de este crimen. En cambio, el año pasado Funes fue hallado responsable de haber dado la orden de matar a Mariel Lezcano y fue condenado a la pena máxima.

En tanto, un allegado a Mari González aportó durante la investigación los datos que tenía del crimen y del tirador: “Sólo sé que es soldadito de los Funes. Yo soy adicto y les compro a ellos, por eso lo conozco y, con la descripción, supe quién era. (…) Puedo describir dónde se encuentra porque yo voy a comprar cocaína en ese lugar; se ingresa por Chacabuco, a mitad de cuadra, entre Centeno y Garibaldi”.

De acuerdo con la evidencia presentada por la Fiscalía, en marzo de 2022 –unos días antes del crimen de González– Morel, que nunca fue a la escuela y es analfabeto, ya anticipaba la realización de trabajos vinculados con el delito.

"Negocio aparte"

“Vamos a rescatar una nave y vamos a hacer plata, así nos compramos un par de ropa, boludo, que yo la tengo re clara para robar. Esto que hacemos nosotros es negocio aparte, ¿sabés? Vamos a respetarnos (sic) y vamos a hacer las cosas bien piola. Yo soy de palabra, boludo”.

Para la Fiscalía, quien tripulaba la moto era Spalleta, quien fue detenido a mediados noviembre de 2022. El soldadito también está señalado como uno de los ejecutores de la adolescente Candela Berenice Romero, a quien un trío de gatilleros mató de nueve tiros el 2 de noviembre del año pasado en su casa de pasaje Achira al 600 –San Lorenzo al 8100–, una zona alejada de Tablada.

La declaración de la víctima

Unos meses antes de su muerte, González había dado una breve declaración por la balacera contra la casa de su hija, una joven que por esos días estaba en pareja con un hermano del preso Brian Ismael “Pocha” Sánchez, quien está condenado a 36 años de prisión por homicidios y es considerado un exaliado de los Funes.

La mujer aportó un poco de contexto, aunque nada nuevo para quien vive en ese sector de la zona sur o sigue la crónica policial: “Sé que el barrio se lo disputan los Ungaro con los Funes y los Caminos, pero no conozco bien del tema”.

En noviembre de 2021, agregó en sede del MPA: “No recibimos amenazas ni volvimos a tener ningún hecho parecido con posterioridad. Nosotros no tenemos nada que ver, somos todas mujeres”.

“No sé con quién anda ni con qué banda está Pocha. Nosotros pensamos que puede llegar a ser eso, ya que no estamos en nada raro. Pueden preguntar a cualquier persona y les van a decir que no estamos en nada. Nos han hecho allanamientos varias veces buscando armas, pero nunca encontraron nada”, aseguraba la mujer, que fue acribillada seis meses después de brindar testimonio.

Al menos en la etapa de investigación preparatoria, había surgido un contexto para el crimen: un enfrentamiento entre Pocha y Alan Funes que, a su vez, dejaba expuestos a los allegados de ambos.