La respuesta a la nueva oleada de bombardeos de Israel, ahora de la mano de Estados Unidos, sobre Irán, no se hizo esperar este domingo: hacia las 7.30 hora local las sirenas antiaéreas despertaban a millones de israelíes ante la llegada de una nueva andanada de misiles iraníes que lograrían impactar en varios puntos del país.

"Esta era mi casa hasta hace unas cuatro horas", explicó a la agencia EFE Shahar Keinan, de 42 años. Tras él sólo quedaba una maraña de escombros, mientras un enjambre de soldados que recorren el lugar tratando de rescatar las pertenencias de los vecinos del barrio, al norte de Tel Aviv.

Como cada noche, en lo que ya se ha convertido en rutina para él y su familia, las sirenas antiaéreas les hicieron correr al búnker del edificio vecino hasta que todo pasara, pero "esta vez todo fue, obviamente, completamente distinto".

"Oíamos las explosiones aquí y allá cuando ocurrían cerca de casa, pero esta vez fue completamente distinto. Todo empezó a colapsar", relata, no sin mostrarse aliviado ya que tanto él como su mujer y sus hijos, de 11, 8 y 3 años, no sufrieron ni un rasguño.

En el refugio se reunieron hasta 50 vecinos, explicó a EFE el portavoz de la policía Dean Elsdunne, algo que según él explica la reducida cifra de heridos: 20, la mayoría leves, en los alrededores del edificio. Ambos resaltaron que la catástrofe en la zona podría haber sido mayor, ya que no lejos del área del impacto había una residencia de mayores que había sido evacuada apenas cuatro días antes.

El Ejército israelí eleva hasta el momento a 22 las personas que resultaron directamente heridas por los ataques. Entre los restantes la mayoría sufrieron cuadros de ansiedad o caídas cuando se dirigían a los refugios.