Desde 2019, la Universidad Nacional de Rosario (UNR) viene formando a futuros diseñadores industriales a través de una licenciatura innovadora que conecta la creatividad tecnológica con problemáticas reales. Martín Olavarría, profesor titular de la carrera y especialista en maquinaria agrícola, compartió en Punto Medio (Radio 2) cómo este enfoque educativo se ha traducido en proyectos concretos de impacto social y productivo.

Uno de los ejemplos más destacados de esta interacción entre el diseño industrial y el impacto social es el convenio entre la UNR y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), a través del cual los estudiantes pudieron involucrarse en el desarrollo y mejora de maquinaria agrícola innovadora como el tractor de mano Chango, que el propio Olavarría ayudó a construir.

El docente relata cómo comenzó esta alianza: “Nos reunimos con el INTA en 2019 para trabajar en un tractor a pequeña escala. Un tractor de manos, donde el operario no se sube, sino que maneja desde atrás. En medio de la pandemia, me dediqué a diseñarlo, y después de un mes, ya tenía el diseño listo. Pero faltaba lo más importante: la inversión. El INTA asumió esa parte y el resultado fue sorprendente: el tractor no solo era funcional, sino que abría nuevas posibilidades de implementación".

El Chango no se quedó sólo en un tractor, sino que se transformó en una plataforma de desarrollo para nuevas herramientas agrícolas. Con el trabajo de los estudiantes, se crearon implementos como cosechadoras de pasturas, enfardadoras de pasto y dispositivos para la recolección de maíz. Además, otro equipo de trabajo se dedicó al diseño de filtros de agua con arena, herramientas clave para comunidades con problemas de acceso a agua potable, empezando a tallar un perfil socialmente comprometido de quienes cursan la carrera.

Olavarría, cuando presentaron el tractor Chango en el INTA.

Conociendo nuevas realidades

Lo más significativo de este proceso, según Olavarría, es cómo los estudiantes se enfrentan a realidades muy diferentes de las que están acostumbrados. “Una estudiante trabajó en el proyecto para cosechar maíz, por ejemplo, y tuvo que interactuar con productores de la Patagonia, en Neuquén y Río Negro, enfrentando una realidad completamente distinta a la que conocían". El profe hizo referencia a Emiliana Santarelli, quien creó un implemento para mecanizar la cosecha de maíz varietal, reduciendo el esfuerzo y optimizando tiempos.

"Otros trabajaron con máquinas para pasturas en Jujuy, en la zona de la Quebrada de Humahuaca. Y el grupo de chicas que diseñó los filtros de agua, por ejemplo, tuvieron que colaborar con comunidades periféricas que luchan contra la escasez de agua. Esta experiencia los conecta con el verdadero impacto social de sus proyectos”, comenta el profesor, aludiendo a Eugenia Cabezón, Isabella Conti y Maite Mendiondo, quienes trabajaron junto al biólogo Ramiro Simonetti (Inta) y el Conicet para desarrollar un sistema que podría ser replicado en diferentes regiones.

A través de estas experiencias, los estudiantes no solo adquieren habilidades técnicas, sino que también se sumergen en problemáticas sociales reales. El trabajo de campo y el contacto directo con las comunidades y los productores permiten que los futuros diseñadores industriales de la UNR comprendan cómo sus ideas pueden transformar vidas. Además, se enfrentan a desafíos de sostenibilidad y accesibilidad, creando soluciones simples pero eficaces que pueden ser fabricadas localmente y a bajo costo.

Conocimiento que cambia vidas

Olavarría subraya la importancia de este enfoque que tiene la carrera: “Hay industrias dispuestas a fabricar estas soluciones que crean los chicos, porque son tecnológicamente sencillas y realmente asequibles. Esto nos da mucha satisfacción y nos motiva a seguir trabajando con estos convenios.” En este sentido, la Licenciatura no sólo prepara a los estudiantes para una salida laboral, sino que también fomenta su crecimiento como profesionales comprometidos con su entorno.

Otro proyecto en curso es el desarrollo de un Chango eléctrico y el diseño de un sistema para alambrar con el tractor. Estas iniciativas siguen desafiando a los estudiantes a pensar en innovación y sostenibilidad, generando expectativas dentro y fuera de la universidad.

“Lo que más valoro de esta carrera es cómo estimula la creatividad de los estudiantes. Cada día deben pensar en algo nuevo, en una solución tecnológica innovadora, y entender que la innovación no se limita solo a los productos, sino también a los procesos y a las formas en que estas soluciones pueden mejorar la vida de las personas”, concluye Olavarría.

La carrera de Diseño Industrial se dicta en la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR y abre sus puertas a cualquier estudiante que haya terminado el secundario. A medida que los estudiantes se enfrentan a nuevos desafíos, no solo desarrollan sus habilidades técnicas, sino también una profunda comprensión de las realidades sociales que los rodean, promoviendo un enfoque integral e innovador en el diseño y la tecnología.