La desigualdad por ingresos pegó un salto significativo durante el primer trimestre del 2024, cuando la aceleración inflacionaria provocó una pronunciada caída en el poder adquisitivo que golpeó fundamentalmente a las clases medias y bajas.

El Coeficiente de Gini, que mide el nivel de disparidad entre los ingresos de los más pudientes y los más necesitados, trepó al 0,467, su valor más alto desde al menos el segundo trimestre de 2016, según un informe publicado este martes por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Por otra parte, el relevamiento sobre la evolución de la distribución del ingreso mostró que entre enero y marzo el decil de mayores ingresos recibió 15 veces más dinero que el decil más pobre, cuando en el mismo período del año pasado esa brecha era de 14.

Datos de composición de los ingresos. (Indec)

Los datos reflejaron también que el 62,2% de la población total percibió algún tipo de ingreso, levemente por debajo del 62,6% que marcó el mismo indicador un año atrás.

El ingreso promedio fue de $369.085, lo cual implicó un incremento interanual del 198%, contra una inflación interanual que en marzo rozó el 290%.

El peso de los ingresos no laborales en los hogares más pobres representó el 62,6% del total, lo cual implicó una significativa suba respecto del 57,6% del primer trimestre de 2023.

Respecto a la población ocupada, se registró un ingreso promedio de $350.593. Mientras el ingreso promedio de los primeros cuatro deciles de la población (los más pobres) fue de $118.759, el del estrato medio (deciles del 5 al 8) fue de $329.826, y el de los deciles 9 y 10 fue de $855.881.

En términos de aumentos anuales, la "clase baja" tuvo una mejora nominal del 176%, la "clase media" percibió un incremento del 186% y para la "clase alta" el ajuste fue del 230%. Esto refleja como la inflación pulverizó el poder adqusitivo de toda la población, pero más aún en los sectores más necesitados.