Si bien la terapia génica existe desde hace más de cuatro décadas, los últimos años dejaron entrever grandes avances que permitieron utilizar genes en tratamientos de patologías pero también en materia de prevención de las mismas, sobre todo aquellas hereditarias o adquiridas. Esto se logra mediante la reparación de la causa genética que las origina y, para ello, uno de los últimos logros conquistados son las herramientas de edición genética.

Desde la Fundación Instituto Roche se confeccionó un informe en donde se abordan conceptos claves sobre terapia génica, sus aplicaciones en la Medicina Personalizada de Precisión, y distintos conocimientos innovadores en la medicina en general.

Mutaciones genéticas

El ADN de las células está formado por genes con la información necesaria que permite la producción de proteínas, moléculas fundamentales para la vida, ya que realizan funciones importantes en el organismo como el metabolismo, reproducción o comunicación celular.

Cuando existe un error en esa información, se origina una mutación genética que genera proteínas erróneas, lo que puede desencadenar enfermedades. Estas mutaciones pueden ser causadas por errores en la replicación del ADN durante la división de las células, la exposición a sustancias químicas o agentes físicos, o bien por una infección viral. Así se dan fallas como sustitución, deleción (eliminación), inserción o duplicación.

Terapia génica

Desde la terapia génica, se transfiere un gen terapéutico a células del paciente para suplir o reparar esos daños en la secuencia genética. Para ello se utilizan distintos vectores:

-Virales: Virus que, de forma natural, pueden infectar células humanas. Se les impide su capacidad de multiplicación y se elimina la capacidad de provocar enfermedades.

-No virales: Se utilizan distintos compuestos como lípidos, proteínas, nanopartículas, entre otros, para que formen complejos con el material genético terapéutico y lo transporten a las células destino.

Entre los objetivos de la terapia génica se encuentran:

-Eliminar las células afectadas, ya sea mediante la transferencia de virus modificados genéticamente o de genes que estimulan el sistema inmunitario del paciente.

-Corregir la mutación o suplir la función del gen mutado a través de diferentes mecanismos: Adición (introducir el gen que falta para producir la proteína); sustitución (intercambiar el gen mutado por el gen terapéutico para producir la proteína correcta); eliminación (eliminar el gen que produce la proteína anómala); inhibición (bloquear la expresión del gen mutado).

El gen terapéutico se puede administrar directamente al paciente (terapia génica in vivo) o introducir el gen a las células del paciente en el laboratorio para posteriormente retornarlas al paciente y que ejerzan su efecto terapéutico (terapia génica ex vivo).

La edición genética, una de las últimas novedades

En los últimos años, ha surgido una nueva estrategia de terapia génica conocida como terapia génica dirigida o edición génica, que consiste en la modificación o edición del ADN mediante la inserción, eliminación o modificación de genes en lugares específicos para reparar mutaciones.

Esto se consigue gracias al uso de unas enzimas (nucleasas) que reconocen de manera específica secuencias de ADN y la “cortan”, por eso se llaman “tijeras moleculares”. La terapia génica se planteó, en un principio, para el tratamiento de enfermedades monogénicas; sin embargo, los avances científicos están permitiendo que se emplee también para el tratamiento de enfermedades poligénicas.

Las enfermedades monogénicas son aquellas en las que la alteración en un único gen es responsable de la patología. El objetivo de la terapia génica en este tipo de enfermedades es suplir la función del gen afectado y así restaurar la función normal del mismo. Un ejemplo es la hemofilia, pero también las hemoglobinopatías que son trastornos genéticos que afectan a la producción de hemoglobina, proteína encargada de transportar el oxígeno desde los pulmones al resto del cuerpo.

En el caso de enfermedades poligénicas, las causadas por la interacción de varios genes en combinación con el ambiente y el estilo de vida, un ejemplo es el cáncer que se debe a la acumulación de errores o mutaciones en más de un gen durante la vida del individuo.

Entre las estrategias de terapia génica dirigidas al tratamiento del cáncer, destacan:

-Virus oncolíticos: son virus que han sido modificados en el laboratorio para que ejerzan un efecto tóxico específico sobre las células tumorales provocando su muerte. Además, estos virus pueden ser también “armados” con genes inmunoestimuladores que favorezcan el desarrollo de una respuesta inmune frente a las células tumorales.

-Inmunoterapia génica: consiste en el uso de linfocitos T (células del sistema inmune), modificados genéticamente para que expresen unos receptores específicos, conocidos como CAR. Estos receptores están diseñados para unirse de manera específica a células tumorales y activar una respuesta inmune tóxica en ellas. Su uso está más desarrollado en determinados linfomas y leucemias.

En este aspecto, la terapia génica está suponiendo un cambio de paradigma en el abordaje de ciertas enfermedades, debido a su alto potencial para constituir tratamientos más precisos y personalizados y ofrecer alternativas terapéuticas para tratar enfermedades que, hasta el momento, carecen de tratamientos eficaces.

 

Fuente: EFE.