La disputa por la calle, que hasta la semana pasada el gobierno nacional había clausurado con su protocolo antipiquetes, volverá a escenificarse en los próximos días con al menos dos hechos: una nueva marcha de jubilados seguramente acompañados por hinchadas de fútbol este miércoles y el paro que definió la CGT para el 8 de abril.
La gran pregunta, más allá del fuerte respaldo del presidente Javier Milei a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, es si se repetirá el operativo policial de la semana pasada, del cual siguen apareciendo imágenes que muestran que las fuerzas del Estado no solo se dedicaron a reprimir a los violentos, sino que también infiltraron agentes entre los manifestantes para alentar los disturbios y atacaron sin motivo –con palos y gas pimienta– a jubilados que reclamaban en forma pacífica.
A través de distintos voceros, la administración Milei se manifestó confiada en que a nivel opinión pública la represión del miércoles pasado lo fortaleció. Sin embargo, puertas adentro hay discusiones. Son muchos los que creen que no hay forman de que las imágenes salvajes que aún siguen apareciendo en las redes sociales –que incluyen el disparo de una granada de gas de un uniformado que dejó malherido al fotógrafo Pablo Grillo– puedan jugar a favor, a pesar de que hay un consenso mayoritario que pide orden y celebraba lo que en ese sentido se había conseguido hasta ahora. Y piden cambios en el operativo de esta semana, cuando además se espera que haya también marchas en otros lugares del país. En Rosario, por caso, la voluntad de los jubilados es volver a movilizarse con el respaldo de distintos gremios y este mismo lunes se definirá la hora y el lugar.
“Los buenos son los de azul y los hijos de puta que andan con trapos en la cara y rompen autos, queman autos y amenazan a toda la gente porque no quieren perder sus curros, son malos”, exclamó Milei durante su presentación en Expoagro el viernes, donde se mostró junto a Bullrich, no dando lugar ni siquiera a los matices.
La ministra decidió que la Policía Federal no inicie un sumario interno contra ninguno de los efectivos que participaron en la anterior movilización, ni siquiera contra el que lanzó la granada que hirió a Grillo. Es una forma de respaldar a los uniformados para lo que viene.
Entre lo que viene también está el paro de la CGT, que salió de su letargo acaso porque notó que, en su pasividad, profundizó un vacío de representación que es lo que, justamente, dio lugar a que las barras del fútbol avanzaran como sujeto político opositor al gobierno.
La central sindical no decidió, hasta ahora, si el paro será con movilización. No hacerlo acaso sea una manera de abrir una puerta para una negociación con el gobierno.