El miércoles pasado la Argentina se pareció a un paciente cuando es operado a corazón abierto. Piñas adentro del Congreso, insultos y vasos con agua que vuelan. Hinchas de fútbol ocupando el vacío de partidos, centrales sindicales y organizaciones sociales en una marcha de jubilados. Un gobierno que monta un gran espectáculo de represión planificada para luego victimizarse. La Argentina por momentos se parece a un país al borde del abismo.

El gobierno no es el mismo desde el caso de la criptoestafa. Las sospechas e indicios de corrupción y los ruidos en el triángulo de hierro repercuten en todo el oficialismo que no está preparado para lidiar con la política y sus crisis. Al muy poco peso parlamentario, se suma un dato que a esta altura está más que visto: muchos de sus referentes son verdaderos amateurs de la política. Lo que ocurrió en la Cámara de Diputados supera cualquier espectáculo anterior protagonizado por la “casta”: se trompearon, insultaron y patotearon entre ellos y hasta se tiraron vasos de agua. El que no es amateurs es el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, protagonista de una trapisonda reglamentaria para evitar la ratificación de las autoridades de la comisión de juicio político que no controlan. 

El amateurismo libertario no se explica sólo por lo que ocurrió en Diputados. Adolece de organicidad y conducción, así como de negociadores confiables con poder de decisión. Un déficit que termina agrandando los problemas políticos y le quita brillo a la baja de la inflación, el logro más valorado por una mayoría de la sociedad.

El jueves, los ingenieros del caos que habitan la Casa Rosada creyeron tenerla servida en bandeja cuando vieron ese singular maridaje entre jubilados e hinchas de fútbol. Fiel a su estilo, Patricia Bullrich sembró de uniformados el Congreso y calentó la previa con declaraciones picantes. Apostó a dar una muestra de autoridad en la calle. Y quizás más importante aún, reafirmarle a su núcleo duro y a los incautos que las causas nobles, como la de los jubilados, son una pantalla contaminada por desestabilizadores, kukas, sediciosos y violentos. Sumado todo eso a una movilización inorgánica, representativa del vacío de representatividad, ¿qué podía salir mal?

Pagano y su fuck you contra Lemoine.

Doblar la apuesta y huir para adelante no funciona eternamente. La represión del jueves iniciada por las fuerzas de seguridad cuando no había disturbios está documentada en toda su dimensión: policías plantando armas, la abuela octogenaria desplomada y herida y el disparo que mantiene a un reportero gráfico al borde de la muerte. ¿Por qué no mencionar el “oportuno” video de Mario Firmenich convocando a la marcha? Por cómo se sucedieron los acontecimientos según quienes estuvieron en las inmediaciones del Congreso, da la impresión que las imágenes de hinchas quemando contenedores, destrozando veredas y vidrieras y arrancando carteles viales eran las que el gobierno quería. No es el primer gobierno que busca tapar la impotencia política con denuncias de desestabilización, sedición o golpe de Estado.

Ante la evidencia del desastre en el que terminó la represión planificada de antemano, el gobierno huyó una vez más hacia adelante con argumentos donde las víctimas son culpables por estar ahí: ¿qué hacía la abuela ahí retando a los policías? Indudablemente la abuela era una “patotera” (muy medida Bullrich en esta oportunidad: se esperaba que la acusare de terrorista?); el reportero Pablo Grillo perdió masa encefálica por culpa de él, los policías no serán investigados y lo que ocurrió fue un intento de desestabilización y de golpe de Estado. Por último, la magistrada Andrade, a la que le llevaron más de un centenar de detenidos sin elementos concretos que justifiquen la privación de la libertad sino por el solo hecho de participar de una manifestación, es K y merece juicio político y destitución. 

Las crisis van dejando cicatrices. Hasta el miércoles, a Bullrich la aplaudían por el plan Bandera en Rosario y porque no hay piquetes en las calles de Buenos Aires. El viernes el Presidente tuvo que llevársela a Expoagro para ratificarla en el cargo y declararla la mejor ministra hasta el infinito y más allá. Ahí también declaró que los buenos “son lo de azul” y los otros “unos hijos de puta”. 

Manipular el bien y el mal puede que pague en la retórica política, pero, enseñanza para el Presidente y para quienes abusan de esa categorización para polarizar la sociedad: la realidad a veces te pone una abuelita de 81 con batón del lado de los malos e hijos de puta. No es “relativismo moral”, es que la realidad tiene una innumerable gama de grises. 

Las fuerzas de seguridad reprimieron este miércoles la marcha convocada por los jubilados, a la que se sumaron hinchadas de fútbol, sindicatos y organizaciones políticas (Efe)

Otro modelo


Mientras Buenos Aires era el escenario de la Argentina descarnada e ingobernable, a 200 kilómetros, en San Nicolás, la feria Expoagro fue la tribuna de desarrollo diversificado, de base agroindustrial, sin grandes conflictos de gobernabilidad y capaz de articular por encima de diferencias partidarias. 

Los gobernadores de esas provincias aprendieron a proclamar el orden fiscal y la eficiencia como Milei, pero están en las antípodas del libertario en lo que refiere a obras públicas, producción, rol del Estado e inversión pública. 

¿Por qué cobran relevancia progresiva estos líderes provinciales? Porque en apenas 15 meses el gobierno pasó de la ofensiva por la ley bases, el RIGI, la reforma del Estado, a la defensiva para atajar comisiones investigadoras contra el Presidente, pedidos de juicio político y la posibilidad de que le rechacen los pliegos de los jueces de la Corte que metió por decreto. Es mucho para un gobierno en franca minoría parlamentaria, muy pobre de gestión y aprobado por el rumbo más que por sus logros, con la excepción de la inflación y la reducción del déficit. A medida que el gobierno de Milei se desgasta, aquellos líderes subnacionales cobran relevancia en el escenario de gobernabilidad atada con alambre.

Maximiliano Pullaro dijo en Expoagro que a pesar de estar en provincia de Buenos Aires sentía que jugaba de local, porque la agroindustria es el corazón económico de la provincia. Y se animó a algo que hasta hace poco le esquivaba el bulto. Habló y dejó definiciones sobre los asuntos más picantes a nivel nacional. 
Al enfrentar a la prensa con agenda abierta, fue muy crítico por la ausencia de obra pública y mantenimiento de las rutas nacionales por parte de la administración Milei, pidió la eliminación de las retenciones agropecuarias y dijo que Santa Fe apuesta a dialogar y acordar cuando le preguntaron por la represión de la marcha de los jubilados. 

El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro estuvo este martes en la apertura de la Expoagro 2025.

Al mismo tiempo le hizo un guiño al Presidente cuando le preguntaron por la decisión de Milei de nombrar jueces por decreto y autoaprobarse el acuerdo con el FMI. Dijo que si bien él hubiera buscado acuerdos como hizo en Santa Fe a la hora de nombrar tres ministros de la Corte, en el caso de Milei la institucionalidad queda salvada por el hecho de que, sea por ley o por DNU, deberá tratarlos el Congreso.

Pullaro sabe que no es lo mismo aprobar una ley que tumbar un DNU, que esto último exige el rechazo de las dos cámaras y mayorías agravadas. Sin embargo, al igual que sus colegas radicales, entienden que en el contexto excepcional de un gobierno en absoluta minoría parlamentaria, ese mecanismo es la forma de salvar la institucionalidad de las leyes en un contexto de gobernabilidad de extrema vulnerabilidad.

El problema está en que esos mecanismos sientan precedentes. Y si Milei recurre al nombramiento de jueces por decreto es porque antes lo hizo Mauricio Macri, con una suerte que Milei no tiene asegurada. Otro tanto con los DNU: la ley que hace casi imposible rechazarlos la creó el gobierno de Néstor Kirchner y ahora la utiliza otro gobierno para delinear una Corte a su medida y de escasa legitimidad.

El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro estuvo este martes en la apertura de la Expoagro 2025.

En definitiva, Pullaro y sus pares no están discutiendo con Milei el presente, sino el futuro. En el presente serán el auxilio de última instancia. Por más que la UCR nacional sea una bolsa de gatos, un no partido en el que todos desconfían de todos y cualquier autoridad es cuestionada, los gobernadores están de acuerdo en oficiar de garantes de la gobernabilidad. Hay razones institucionales, pero sobre todo políticas. Si cayera Milei, el peronismo tendría la oportunidad de regresar al poder. Y no están dispuestos a abonar esa posibilidad. Por el contrario, están dispuestos a sostener a Milei, aún con todas las diferencias que muchos de ellos como Pullaro tienen con él, para cortarle paso al PJ.

Es todo un dato para el sistema el papel de ese bloque de gobernadores, que por lo general coordinan a través de videoconferencia, como cuando decidieron no respaldar el pliego de Ariel Lijo para la Corte, y que tiene a Pullaro entre sus principales animadores. 

Si hubiera que traducir en criollo esa idea sería: “Tranquilos, ahora que las cosas se están poniendo peliagudas, el no peronismo tiene rueda de auxilio por si algo saliera mal”.