Con un fuerte alegato de la Fiscalía, comenzó este viernes un juicio por uno de los tantos asesinatos mafiosos cometidos en la villa de la Vía Honda. Esta vez, por el homicidio de un hombre de 57 años que fue acribillado por el único motivo de vivir cerca de un búnker de droga. En agosto de 2022, un grupo de tiratiros abrió fuego con el objetivo de matar a cualquiera que estuviera cerca de una boca de expendio, con el objetivo de “quemar” el lugar y así perjudicar al narco que, por entonces, explotaba esa plaza de venta: Julio Andrés Rodríguez Granthon, conocido como el Peruano, tras las rejas desde mediados de 2019.
Con esa hipótesis tremenda, que se encuentra sustentada en prueba recuperada de celulares, en la apertura del debate oral el fiscal Alejandro Ferlazzo solicitó que Emiliano Iván Sotelo (21) y Jacinto Dávalos Garcete (34) sean condenados por homicidio calificado (consumado y en grado de tentativa), portación de arma y encubrimiento, y pidió que la pena sea de prisión perpetua. El juicio está presidido por los jueces Nicolás Vico Gimena, Rafael Coria y Mariano Aliau.
La Vía Honda, como se conoce al asentamiento formado desde la década del 90 en derredor de la vía del Ferrocarril Belgrano, en el rectángulo de Seguí, Avellaneda, Cisnero y Felipe Moré, fue escenario de ocho homicidios entre agosto y diciembre de 2022. Todos en un contexto de disputas entre bandas violentas dedicadas al narcomenudeo, en un territorio estragado por la pobreza.
En la tarde del domingo 21 de agosto, un VW Gol Trend con cuatro ocupantes ingresó por el pasaje Cerrillos al 3900 y, tras dejar atrás la canchita de fútbol conocida como El Arco, desde el interior del coche abrieron fuego a mansalva con tres pistolas. Miguel Ángel Leiva, un vecino de 57 años, cayó al suelo producto de un impacto y, una vez allí, lo remataron de múltiples disparos en la cabeza. Otro hombre, llamado Sergio S., sufrió tres balazos que le causaron lesiones en la cadera y en el antebrazo izquierdo. Los soldaditos que fungían de sicarios “querían matar a cualquier persona”, dijo la Fiscalía.
Los tiratiros, que usaron dos pistolas calibre 9 milímetros y una .40 S&W, dejaron una nota dirigida al narco Rodríguez Granthon: “Peruano, plantate. La mafia no perdona, gil”. Según una línea de investigación, familiares o integrantes de la banda del Peruano se encontraban asentados en esa villa del oeste.
Después del ataque, los ocupantes del Gol salieron a toda velocidad por Cerrillos al sur, pasaron por Patagones y tomaron Cisnero. Siguieron su marcha hacia Lavalle y Centeno, ya en el barrio Alvear, y allí fue advertida la maniobra por personal policial de Brigada Motorizada, que inició una persecución hasta Constitución al 3900.
Allí resultaron detenidos Sotelo y Dávalos y los dos adolescentes Elías Q. y Kevin C. –de entonces 16 años– que iban en el Gol, que había sido robado a punta de pistola cinco días antes. Fueron incautadas las tres pistolas con numeración limada, ya sin balas, pasamontañas y una gorra que usaron para cubrirse los rostros. Además, los uniformados secuestraron dos teléfonos. Uno de los aparatos contenía información sobre el encargo criminal.
Según indicó la Fiscalía, una persona ligada a la narcocriminalidad, a cambio de dinero, había mandado a matar sin importar a quién, un domingo por la tarde, para captar la atención de la prensa con el fin de perjudicar el negocio de Rodríguez Granthon. En boca de la acusación se escuchó que “el hecho en cuestión es sumamente aberrante porque nos muestra a cuatro personas capaces de matar a cualquiera que no conocían, con los que no tenían ningún conflicto, simplemente para recibir dinero, sin interesarles en absoluto la vida humana”.

Desde el MPA indicaron que los dos adolescentes involucrados ya fueron declarados responsables en el fuero juvenil.
El de Leiva fue el tercer crimen en ese lugar, solo en el mes de agosto. Dos días antes, el 20, dentro de un Fiat Duna estacionado en Cerrillos al 3900, encontraron asesinado a Alejandro Andrés Tourn, de 28 años. El martes 9 de agosto ejecutaron a metros de la canchita de calle Cerrillos a Jorge Alberto Bustos e hirieron a otras dos personas.
El 5 de noviembre, después de estar internado por un ataque a balazos el 30 de octubre, murió Ramón Gudiño, de 62 años. Había recibido disparos en la cabeza y en el pecho al quedar en medio de una balacera en el ingreso de un pasillo de Cerrillos al 3900. En ese hecho también fue herida una niña de 8 años.
Los demás crímenes ocurrieron en contextos similares. Ezequiel Omar Céspedes, de 31 años, fue acribillado el 27 de noviembre a metros de la cancha de calle Cerrillos. Dos semanas más tarde fueron asesinados, en el mismo hecho, Hernán Flores y Nahuel Rendil, ambos de 26 años, a quienes los vecinos identificaron como consumidores que solo quedaron en el medio de una balacera contra el punto de venta de drogas. Por último, el 23 de diciembre fue asesinado Eliseo Romero, de 23 años, en Seguí y Cerrillos.
Según un informe de Gendarmería fechado a comienzos de 2023, la plaza de venta de drogas de la Vía Honda “pertenece a Ariel ‘Viejo’ Cantero –el patriarca de Los Monos, detenido desde mayo de 2022–, y los búnkeres responden a un tal Peruano, que paga una especie de alquiler al Viejo Ariel para poder vender tranquilo”. En ese marco, los investigadores no explicitaron qué organización intentó “quemar” el negocio de Granthon en esos días violentos de 2022.