Elon Musk afirmó públicamente que el presidente estadounidense Donald Trump figura en los archivos sellados del caso Jeffrey Epstein y sugirió que esa sería la verdadera razón por la que dichos documentos siguen sin hacerse públicos.

La acusación surgió el jueves, en medio de un cruce feroz entre Musk y Trump a raíz de la reciente ley federal de impuestos y gastos. “Es hora de soltar la gran bomba: @realDonaldTrump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han publicado”, escribió el multimillonario en X. Y agregó: “¡Que tengas un buen día, DJT! Guarda esta publicación. La verdad saldrá a la luz”.

Trump había prometido previamente desclasificar los archivos vinculados a Epstein. De hecho, en febrero, la fiscal general Pam Bondi anunció la liberación de una “primera fase” de documentos. Sin embargo, los registros más sensibles –como los listados de vuelos, los nombres de clientes y las agendas de contacto– siguen bajo secreto judicial, lo que alimenta las especulaciones sobre quiénes podrían estar implicados.

El conflicto entre Musk y Trump escaló rápidamente. En la misma jornada, Trump dijo estar “muy decepcionado” con el empresario, a quien aseguró haber “ayudado mucho”. Además, advirtió que una forma de ahorrar miles de millones en gasto público sería cancelar los subsidios y contratos estatales que benefician a las empresas de Musk. “Cuando le quité el mandato sobre vehículos eléctricos, simplemente se volvió LOCO”, publicó luego en Truth Social.

Musk, que hasta hace poco dirigía el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) –una oficina creada por Trump en su segundo mandato para recortar gastos federales–, había renunciado días antes, denunciando que el nuevo paquete fiscal contradice los principios del organismo. Calificó el proyecto como una “abominación repugnante, colmada de excesos y corrupción”.

A pesar del abrupto final, Trump describió el paso de Musk por la administración como un “gran éxito” y lo citó como ejemplo de su política contra la burocracia. No todos compartieron esa visión. Algunos críticos calificaron la gestión del empresario como imprudente y perjudicial para la institucionalidad.

Durante su paso por el gobierno, Musk protagonizó varios episodios controvertidos. Fue acusado de hacer un saludo nazi durante un acto oficial –algo que el oficialismo minimizó como un ataque partidario– y criticó públicamente a altos dirigentes de países aliados, como el primer ministro británico Keir Starmer y el ex canciller alemán Olaf Scholz. Washington desestimó esas tensiones.

En febrero, durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), Musk blandió con entusiasmo una motosierra que le había regalado el presidente argentino Javier Milei como símbolo de la lucha contra el despilfarro estatal.

Pero detrás de escena, el empresario mantenía roces con miembros clave del gabinete. En marzo, el New York Times reveló que Musk había criticado al secretario de Estado Marco Rubio y al titular de Transporte, Sean Duffy, por no despedir a suficientes empleados en sus respectivas carteras. Trump descartó la nota como “noticia falsa”.

Aun así, las señales de fractura eran evidentes. Días antes de su salida –que en ese momento pareció cordial–, Musk dijo a CBS News que se sentía “decepcionado” con el “gran, hermoso proyecto de ley”, piedra angular de la agenda de Trump en su segundo mandato, que aún espera tratamiento en el Senado. Esta semana fue más allá y lo calificó como una “monstruosa, escandalosa, colmada de prebendas… abominación repugnante”.

En represalia, Musk no solo acusó al presidente de mentir sobre el contenido del proyecto de ley y de no valorar el apoyo que él le dio durante la campaña, sino que también insinuó que Trump podría ser pasible de un juicio político si se confirmara su vínculo con Epstein. Incluso amenazó con retirar de circulación la familia de naves espaciales Dracon, operadas por SpaceX, lo que pondría en riesgo el programa espacial tripulado de la NASA.

La disputa marca el colapso de una alianza que hasta hace unos meses parecía sólida. Musk había respaldado a Trump con fuerza en la campaña de 2024, sobre todo tras el atentado que casi le cuesta la vida al entonces candidato republicano. Invirtió unos 200 millones de dólares en una estructura paralela para apuntalar su victoria. Sin embargo, la relación –que se remontaba al primer mandato de Trump– comenzó a deteriorarse con fricciones internas, desacuerdos sobre política fiscal y choques con figuras del gabinete.

Según trascendió, Musk se tomará unos días “para calmarse”. Mientras tanto, fuentes cercanas a la Casa Blanca dejaron entrever que podría estarse negociando una tregua. Del lado demócrata, algunos celebraron la ruptura. La congresista Alexandria Ocasio-Cortez ironizó en redes: “Estos dos egos enormes estaban condenados desde el inicio. Su bromance ya era insostenible”.