Los datos permitirán conocer su impacto en la vida institucional y de la comunidad educativa en todos los rincones del país.

Hace varios años que en cada aniversario de la Ley de ESI (26.150) reconocemos el valor que tiene esta norma y lo valioso que es su texto, pero al mismo tiempo señalamos lo mucho que falta para que las infancias y adolescencias de todo el país ejerzan su derecho a recibir educación sexual integral.

Este año, con la creación del Observatorio renovamos las esperanzas de ver las transformaciones necesarias en el sistema educativo para que la sexualidad sea un tema sobre el que se eduque de manera sistemática, transversal, con contenidos pertinentes, precisos, confiables y actualizados. No hablar de ESI también es educar en sexualidad, sosteniendo tabúes y silencios que hacen daño.

Demandar ESI y contribuir a su implementación incluye cada vez a más sectores de la sociedad: organizaciones de la sociedad civil, familias, docentes y sindicatos, estudiantes y sus agrupaciones, entre otros. Por eso valoramos que el Observatorio convoque a esa amplitud de actores en un espacio de participación y colaboración.

Es esencial el carácter federal del Observatorio. Esperamos que las provincias y la Ciudad de Buenos Aires se involucren activamente de modo de visibilizar las inequidades basadas en el lugar en que cada escuela se encuentra y enriquecer las propuestas atendiendo a las particularidades de cada comunidad.

Necesitamos ver la interseccionalidad y considerar la diversidad geográfica, etaria, de clase, étnica, sexual, etc. que atraviesa nuestro sistema educativo. Solo así estaremos implementando la ESI integralmente.

Si bien nuestro derecho a acceder a la información pública está garantizado por la Ley 27.275, no siempre es sencillo obtener los datos que buscamos. Consideramos que el Observatorio contribuye a facilitar esa búsqueda para saber qué pasa con la ESI, qué acciones se realizan, a quiénes se involucra, qué enfoques se implementan, qué recursos se destinan, etc.

La falta de información o de su publicación respecto a qué se está haciendo en los diferentes niveles y modalidades es un obstáculo para tomar decisiones basadas en evidencia. La transparencia tiene que ser un pilar fundamental en el desarrollo, implementación y evaluación de políticas públicas. No se trata de publicar información para hacer rankings de escuelas, sino de tener los datos necesarios para conocer lo mejor posible el escenario, más allá de las experiencias particulares, y generar propuestas de mejora pertinentes.

Nuestro compromiso hacia la implementación efectiva de la educación sexual integral sigue firme y esperamos que la oportunidad que representa el Observatorio Federal se traduzca en más derechos para las, los, les estudiantes de todo el país.