La vida de Julio Zamora cambió rotundamente a fines de 2017. Mientras dirigía a Real Potosí, sufrió múltiples infartos cerebrales que lo dejaron al borde de la muerte, le dejaron algunas secuelas (de las cuales aún se sigue recuperando) y le hicieron perder todos los ahorros de su vida para pagar los gastos de internación ya que la entidad boliviana no se hizo cargo de nada.

Hoy, a casi dos años de aquellos episodios, se encuentra mucho mejor en el aspecto físico y según contó en Zapping Sport por Radio 2, ahora viajará a México a seguir su rehabilitación invitado por Cruz Azul, club en el que jugó entre 1993 y 1996.

"Estoy bien físicamente, solo con un problema en la vista pero la vamos llevando. Fue fuerte lo que tuve, múltiples infartos cerebrales y me quedaron secuelas como esta, porque se me quemó el conducto que va a la visión. Pero me muevo normalmente", explicó el ex atacante.

Real Potosí no se hizo cargo de su recuperación.


El Negro contó emocionado que Cruz Azul de México decidió ayudarlo: "Este fin de semana estamos viajando con la familia a México porque la gente de Cruz Azul me mandó los pasajes para seguir un tratamiento allá".

"Será un tratamiento por ocho meses. Y está viajando un médico de Estados Unidos para ver mi problema. Diego Ojeda es uno de los responsables y me está invitando para que nos quedemos un tiempo largo en México", agregó.

El ex jugador de River también nombró a Guillermo Álvarez Cuevas, presidente de Cruz Azul: "Está siempre al lado nuestro, nos pregunta qué necesita. Y se hizo cargo de una deuda que tenía en la clínica, porque nos gastamos todo, la deuda era importante y el presidente lo llamó por teléfono al médico y se hizo cargo de todo".

Zamora con la casaca cementera en la década del 90.


En cambio, Real Potosí desapareció: "Le estoy haciendo una demanda vía FIFA. Hizo la vista gorda, porque cuando habló mi esposa por teléfono, el dirigente que la atendió le preguntó si tenía contrato. Menos mal que un mes antes había firmado".

De Newell's, según el Negro, poco y nada: "De Newell's, salió muy poco. Creo que hicieron un bono, pero eso salió de la gente. Lo único que hizo Newell's fue darme una licencia de funcionamiento de la escuela de fútbol en Bolivia, pero la cerré porque era difícil manejarla".

"Me dolió muchísimo porque las dos veces que me vendieron, les dejé el 15%. Y cuando el club tenía una deuda grande conmigo y entró en convocatoria, le firmé un documento asegurando que no me debía nada", señaló.

Finalmente, destacó a "el presidente de AFA, Claudio Tapia, que me llamó por teléfono y me preguntó cómo estaba. Y gente de Central, como Carbonari y Kily González, que estuvieron a la orden siempre".

"De mis ex compañeros... mejor seguimos hablando de otra cosa", cerró.