La Justicia realiza esta mañana distintos allanamientos en las oficinas de Rosario Fiduciaria (RosFid) y las empresas Bioceres y Biometalum por una demanda civil y comercial que impulsa un científico contra el fondo de inversión SF 500, ideado por Bioceres y el gobierno de Santa Fe durante la gestión de Omar Perotti. 

El allanamiento tiene por objetivo asegurarse las pruebas que serán ofrecidas en una demanda de daños y perjuicios, nulidad y simulación contra el SF500, que tiene por objetivo financiar -con fondos privados y públicos- a empresas de base científica y tecnológica para que puedan desarrollarse.

La demanda civil y comercial también abaca una acción social de responsabilidad y remoción de director, una convocatoria judicial a asamble y una demanda preventiva de daño.

La demanda la presentó un doctor en ciencias biológicas con amplia experiencia en la investigación del comportamiento social de los microorganismos, Sebastián Cogliati, que en 2023 presentó en el SF500 (un fideicomiso que es administrado por Rosario Fiduciaria, entidad vinculada al Mercado Argentino de Valores) un proyecto para la creación de una startup que desarrolle un sistema de manipulación y modificación de microorganismos con características específicas para reemplazar el uso de químicos y prácticas contaminantes en la industria del litio. 

El proyecto fue seleccionado y recibió una inversión inicial de 250 mil dólares. Con este financiamiento asignado, en julio de 2023, Cogliati constituyó con Marcos Pacchiele la sociedad anónima BioMetallum S.A., con domicilio legal en Rosario.

"Yo suscribí 47.595 acciones ordinarias y él 52.605. Lo designamos a él como director titular y presidente de la firma. En octubre de 2023, SF 500 (a través de su fiduciaria RosFid), concretó el desembolso de la inversión inicial relativo al proyecto científico por el cual había sido el suscrito seleccionado. La fiduciaria de dicho fideicomiso se convirtió en socia/accionista de BioMetallum S.A. mediante la suscripción de las acciones de un aumento de capital que junto a Pacchiele resolvimos el 11/10/23. Para suscribir dichas acciones, RosFid pagó una prima de emisión de USD 250.000, fondos correspondientes a la premiación de mi idea que ingresaron directamente al patrimonio social de BioMetallum", sostiene la presentación.

"El día que RosFid ingresó como socia, Pacchiele y yo suscribimos con ella un acuerdo de accionistas. La primera lo hizo representada por Nicolás Lucas Jakimowicz y Andrea Vázquez, quienes respondían a las órdenes de Francisco Buchara, director ejecutivo de Bioceres S.A", agrega.

"Bioceres S.A. (por intermedio de Francisco Buchara ) comenzaron convencerme para que cediera la patente de mi invento a una sociedad estadounidense que ellos me ayudarían a constituir. Me aseguraron que sería la mejor decisión que podía tomar porque asi lograría más fácilmente conseguir financiamiento de capitales extranjeros para el desarrollo de mi idea científica. También, me dijeron que era conveniente que la sociedad extranjera a constituir adquiriera a BioMetallum SA, porque de esa forma, al ser una sociedad matriz, podía prestarle dinero más fácilmente a la primera para concretar el desarrollo de mi investigación. Me dieron un montón de explicaciones financieras y me mostraron como las compañías de inversión estadounidenses se financiaban", relata en la presentación.

"Mediante estas rebuscadas astucias, que fueron desplegando premeditadamente frente a mi ilusión de materializar mi proyecto científico, lograron convencerme. En julio de 2024, Pacchiele creó Biometallum Corporation en Delaware, EEUU. Si bien me hicieron firmar un montón de documentación jurídica en inglés, cuyas copias nunca me entregaron, resultó que Pacchiele se inscribió como único accionista y director de la sociedad extranjera Biometallum Corporation", asegura el científico.

"Cuando les pregunté por qué lo habían hecho así, me respondieron que resultaba más sencillo inscribirla y operar de esta forma. Pero, me dijeron, para que me quedara tranquilo y estuviera todo absolutamente claro, me harían firmar un documento que formalizaría mi participación como socio en dicha sociedad. De esta forma, el 18 de septiembre de 2024, convencido por ellos de que estaban actuando de buena fe y cumpliendo con su palabra, firmé los documentos", sostiene el científico.

"Habiéndome hecho creer que yo era socio de Ia sociedad extranjera, me hicieron ceder gratuitamente mi patente. Y, de igual modo, me hicieron transferir mis acciones en BioMetalhnn S.A. a Biometnllurn Corp. Esto no me generaba dudas por entonces, porque RosFid hizo lo mismo como fiduciaria del Fideicomiso Financiero SF 500 representada nuevamente por los adláteres de Buchara, Jakimowicz y Vázquez. Y también lo hizo Pacchiele, si bien no transfirió la totalidad de su participación accionaria en BioMetallum S.A. porque, según me explicaron, era necesario que esta sociedad conservara más de un socio", dice la presentación judicial.

"Como resultado de toda esta papelería que firmé, la sociedad extranjera BioMetallum Corporation quedó como única propietaria de mi patente de mi invención científica y de mis acciones de la sociedad argentina constituida para desarrollar mi investigación. Lo hizo sin desembolsar un sólo centavo. Al poco tiempo, el 6 de enero de 2025, Pacchiele, en su rol de director de Biometallum Corp., me notificó la rescisión del acuerdo RSP A gue habíamos firmado el 18 de septiembre de 2024. Alegó falsos motivos como mi falta de cooperación y mi mala administración de recursos cuando era él quién administraba", asegura.

"Lo concreto para el caso es que, mediante estos pretextos, me dejaron sin participación alguna en las sociedades extranjera y local, y se quedaron con mi patente; reitero: sin pagarme un peso. Para amedrentarme, Pacchiele informó a los inversores sobre mi "expulsión", afectando mi reputación y buen nombre. Cuando comencé a efectuarle reclamos sobre lo sucedido, empezaron a presentarme versiones contradictorias y absurdas. Fue en ese momento que logré avizorar que Pacchiele, Buchara, Jakimowicz, Vázquez, Bioceres S.A. y RosFid habían participado en el diseño de un minucioso plan complejo y delictivo para despojarme de mi invención y excluirme de mi proyecto", sostuvo.

"No puede soslayarse que la patente que inscribí refiere a un producción de producción de litio que es innovador y revoluciona dicha Industria. Como tal, esta idea científica, que se comprobó realizable, es candidata a recibir millones de dólares en inversión extranjera, como ya abría ocurrido o estaría ocurriendo con aportes de la firma extranjera IndieBio. Es justamente esta enorme cantidad de dinero en juego la que explica a ojos vista la razón por la cual todas las personas que se mencionan en este relato intrigaron para estafarme, desbaratar mis derechos y apropiarse de mi creación científica", completó.

"Por último, cabe destacar que, para intentar comprar mi silencio, comenzaron a llamarme y envianne e-mails y mensajes por WhatsApp para que firmara un acuerdo con Biometallum Corp. ¿El objetivo? Hacerne renunciar o desistir de reclamar mis derechos y mi patente por una suma risible y una vieja computadora usada", finalizó.

Problema societario

Para los abogados de Rosario Fiduciaria, el SF500 y Bioceres, se trata -en el fondo- de un problema entre socios que no debería involucrarlos. 

Es mas, en Rosario Fiduciaria se lamentan de haber quedado en el medio de un ya clásico problema de peleas de socios en startups.

También insisten con que no hay real comprensión de Cogliati sobre cómo funciona el fideicomiso y la estrategia del fondo inversor.

Fuente de la compañía explicaron que “se trata de un conflicto entre fundadores de una startup en la que Bioceres no posee participación accionaria”. También señalaron que Francisco Buchara no es ni ha sido director de Bioceres. Subrayaron, además, que “la compañía está plenamente a disposición de la Justicia”.

El SF 500 es un instrumento para financiar el desarrollo del sector de la biotecnología creado durante la gestión de Perotti, que continuó la adminsitración de Maximiliano Pullaro.

El tema es que este caso estalla en la luz pública justo cuando Bioceres SA entró en default, siendo noticia global.